Una relación tripartita
Recopilación
Debido a que la Trinidad es primordial para los cristianos, y a que a menudo es objeto de distorsiones y equívocos de parte de diversos críticos, es importante definir tan fundamental doctrina cristiana para los creyentes. Pese a que la doctrina de la Trinidad no es enteramente comprensible para la mente humana finita, su concepto está claramente definido en el credo y las declaraciones de fe de la Iglesia. No obstante, la verdad acerca de esta doctrina solo puede ser transmitida de forma clara y convincente si el creyente toma en serio su responsabilidad de estudiar y presentarse a Dios aprobado[1]…
Demasiados cristianos unitarios practicantes[2], no le conceden a la Trinidad la debida importancia frente a su fe. La doctrina de la Trinidad es crucial debido a que ésta revela qué y quién es Dios (un solo Dios en tres personas). Esta perspectiva pese a sus obvias limitaciones, permite a los cristianos captar la naturaleza íntima y personalidad de Dios.
Más aun, la doctrina de la Trinidad aglutina de manera coherente las grandes verdades acerca de las obras de Dios tanto históricas como redentoras (realizadas en y por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo). Por ejemplo, (1) el Padre (la primera persona de la Trinidad) envía al Hijo para que ofrezca un sacrificio propiciatorio en la cruz; se trata de un sacrificio que por una parte apacigua la justa ira del Padre frente al pecado y a la vez extiende Su amor y misericordia permitiendo que los pecadores arrepentidos se libren del juicio divino. (2) El Hijo Encarnado (la segunda persona de la Trinidad) tiene la potestad de conceder dicha expiación debido a que es Dios y hombre a la vez. El Dios-hombre vence a la muerte, al pecado y al infierno por medio de Su gloriosa resurrección de entre los muertos. (3) El Espíritu Santo (la tercera persona de la Trinidad) hace posible el renacimiento en Cristo del pecador arrepentido por medio de la regeneración y de la senda de la santificación. El plan de la redención se hace realidad mediante los tres miembros de origen divino que integran la Trinidad.
En consecuencia, históricamente la Redención empieza por el Padre[3], se perfecciona por medio del Hijo[4], y se aplica por medio del Espíritu Santo[5]. La doctrina de la Trinidad es importante debido a que no hay salvación sino a través del Dios trinitario. Cuanto más meditemos en la naturaleza trinitaria de Dios, más aprenderemos a amar y a apreciar a Dios por Quién y Qué es según lo que nos ha revelado. Kenneth Samples
Dios en tres personas
El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son uno mismo en lo que a ser Dios se refiere; los tres son Dios en la misma medida, cada uno posee los atributos de Dios. Ninguno es más Dios, ni más poderoso o sabio que el otro. Si uno lo fuese, entonces no serían Dios en la misma medida, y ello negaría la verdad de la Trinidad.
Si bien todos por igual son Dios y no hay diferencias esenciales entre ellos, hay diferencia en la relación que mantienen. Hay un arreglo específico en su relación dentro de la Trinidad. El Padre es único en cuanto a que se relaciona con los demás como Padre. El Hijo es único en cuanto a que se relaciona como Hijo. Y el Espíritu Santo es único en cuanto a que se relaciona con el Padre y el Hijo como Espíritu Santo. La diferencia como personas se manifiesta en lo relacional, no en lo esencial. El Padre es siempre el Padre, el Hijo siempre es el Hijo y el Espíritu Santo nunca deja de ser el Espíritu Santo.
La relación del Hijo con el Padre siempre es una relación filial. El Padre no es engendrado por el Hijo, ni procede del Espíritu Santo. Por el contrario: el Hijo es el primogénito del Padre, y el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo. La relación del Hijo con el Padre es tal que el Padre dirige y el Hijo obedece y responde a la voluntad del Padre. El Espíritu Santo responde a las directrices del Padre y del Hijo. Todos son iguales en esencia, naturaleza y ser, son total y completamente Dios, no obstante son diferentes en cuanto a relación y a roles.
Si escogiéramos una analogía, quizás podríamos verlo como dos jugadores de futbol americano que son a) ambos humanos y b) jugadores de futbol que forman parte de un mismo equipo pero ocupan distintas posiciones. Ambos son humanos, de modo que comparten la misma esencia; son igualmente humanos. En el equipo, no obstante, puede que uno sea el mariscal de campo que decide qué jugadas se harán, y que el otro tenga una posición diferente y por ende una función diferente dentro del equipo. Su puesto en el equipo implica obedecer las jugadas que ordena el mariscal de campo. Obedece al mariscal porque su posición requiere obedecer las instrucciones que le da este, pero en esencia no hay subordinación. En la Trinidad se da un fenómeno parecido: es como si se tratase de un equipo, y cada uno se desempeñase en su puesto, sin embargo, esencialmente son todos Dios por igual.
El engendramiento del Hijo y la procedencia del Espíritu Santo ocurren en la eternidad. Nunca hubo momento temporal en que el Hijo no hubiese sido engendrado, ni en que el Espíritu no procediese. El Padre no habría sido Padre eternamente sin el Hijo eterno. Esa generación de Dios Hijo, y de Dios Espíritu Santo que procedió del Padre y del Hijo no es algo que podamos comprender a cabalidad. Es parte del misterio de la Trinidad, algo que escapa a nuestra comprensión, si se tiene en cuenta que somos criaturas materiales que vivimos en el tiempo y el espacio, y que Dios es el Creador eterno, la fuente de todo. Si bien podemos entender el concepto, los aspectos prácticos son para nosotros un misterio. Peter Amsterdam
Una redención tripartita
¿A quién amaba Dios antes de crear el mundo? ¿A quién le hablaba entonces? Si el amor es el origen de la existencia, y Dios es amor, nuestro anhelo de relacionarnos emana de la Trinidad. Usted anhela relacionarse, yo también. Existencialmente ello se revela en la misma Trinidad en la cual el Padre ama al Hijo y ambos envían al Espíritu Santo. Debe existir una relación en la Primera Causa que defina su alcance. Si Dios o Alá es una mónada, no hay fundamento para que exista una relación, no hay una comunidad en la Causa Primaria. Para que una relación exista en Dios, para que el amor y la manifestación del mismo se hagan presentes, Su naturaleza debe ser comunitaria. ¿Es Dios uno y tres? No. Es uno en cierto sentido, tres en otro. No es cuestión de matemáticas, se trata de la identidad, la unidad y la diversidad de la comunidad de la Trinidad. Es tan majestuoso como misterioso. Ravi Zacharias
*
Según la Biblia Dios es un ser en tres personas. No hay contradicción puesto que ser y persona no son lo mismo. Nuestro ser es lo que determina qué somos; nuestra persona es lo que determina quién somos. Por ejemplo, yo soy un ser, un ser humano y una persona, Nabeel Qureshi. Yahveh es un ser, Dios en el que hay tres personas: El Padre, el Hijo y el Espíritu. ¿Complicado? Sí. ¿Absurdo? No. Nabeel Qureshi
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Las relaciones interpersonales no surgieron cuando Dios creó seres personales finitos (los ángeles y los humanos). Siempre han existido dentro del trino de la familia divina. Los cristianos no pueden concebir a Dios sin tener en cuenta la verdad que Él ha revelado acerca de Sí mismo y ello nos sirve de pauta al adorarlo y en nuestra vida en el mundo. A diferencia de los enfoques filosóficos que definen a Dios en términos no relacionales tales como: «Otredad total», «Causa Primera Impasible», «Causa Primaria», o «Fundamento de todo ser», la doctrina cristiana lo concibe como un Ser personal, intrínsecamente relacional e históricamente ameno. Dicho Dios tripersonal, si bien «lo abarca todo» (es trascendente), también «está en todo» (es inmanente) y «no está lejos de ninguno de nosotros»[6]. Paul Copan
Publicado en Áncora en marzo de 2016.
[1] 2 Timoteo 2:15.
[2] Los unitarios sostienen que Dios es uno solo y rechazan la doctrina de la Trinidad.
[3] Gálatas 4:4.
[4] 1 Pedro 3:18.
[5] Tito 3:5.
[6] Hechos 17:27.
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