Fuerzas y ungimiento para cada día
Palabras de Jesús
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Quiero insuflarte de Mi amor que cubre multitud de pecados, que entrega aun cuando no tiene ganas hacerlo, que sonríe a través de las lágrimas y que no cesa de ser atento y generoso. ¿Cómo conseguirás llegar al final de cada jornada habiendo entregado Mi amor a raudales con el corazón, el alma, la mente, los oídos, los ojos, las manos y los labios? Encomiéndame tu vida y tu mismísimo ser, y Mi Palabra te sustentará y Mi Espíritu obrará a través de ti.
Así como el rocío es heraldo de la frescura de un nuevo día, de un nítido comienzo, así también es el amor que abrigo por ti. Se renueva cada día, continuamente. Me encanta acariciar tu espíritu con una tranquilizante frescura. Ven, pues, y haz una pausa conmigo cuando el día conserva aún su lozanía. Permíteme que te vaya introduciendo suavemente en las ocupaciones de la jornada y que te vaya ungiendo con el poder de Mi amor y la fuerza de Mi Espíritu.
Cuando enciendas el motor de tu alma, ¡déjame que te acelere y lo ponga en marcha! Días ajetreados, grandes planes, tanto que hacer… pero todo te saldrá bien si me reconoces en todos tus caminos y permites que allane tus sendas. Llevaré a feliz término lo que atañe a ti, y al concluir la jornada te ayudaré a mirar en retrospectiva y contemplar con satisfacción los progresos obtenidos y las lecciones aprendidas.
He hecho de ti un instrumento de particular utilidad, que pueda tomar en Mis manos y cumplir así el singular propósito que tengo para tu vida. Instrumento Mío, permíteme empuñarte y accionarte de esta y aquella manera, a fin de cumplir con las tareas de Mi reino para las cuales te ungí.
Eres Mío y soy tuyo. Estoy permanentemente a tu lado mientras transitas hoy por la senda de la vida. A medida que te vaya surgiendo cada interrogante, o se te vaya presentando súbitamente cada llamada, dificultad o prueba por superar, deja que te ayude a sortearlos y que guíe tus decisiones. En cada pausa que hagas para orar, te inspiraré, te orientaré y guiaré tus pensamientos.
Nuestro amor es eterno. Así de simple. Sin interrogantes ni enigmas; ¡sencillamente te amo por la eternidad!
Hoy
Hoy es el día señalado para amar, dar y ponerse en acción. El mañana aún no se perfila en tu horizonte; así que no te preocupes ni te angusties por lo que deparará. Aborda cada jornada como una oportunidad de practicar el arte de vivir día por día. Te he concedido las fuerzas, la sabiduría y el alimento necesario para el día de hoy; en este momento no dispones más que de hoy.
Mañana te daré lo que necesites para atender tus necesidades, y más… todo por el amor que siento por ti. Confía, pues, en Mí y no dejes que tu corazón se turbe ni se angustie por el futuro. Vive día a día, hora a hora. Aborda cada tarea y cada prueba a medida que se te presenta, y siempre y sin excepción te prodigaré las energías y el ungimiento para cada instante. Seré tu fuerza y tu inspiración.
Hoy te presento una hoja en blanco. Yo trazaré las líneas; tú las vas a colorear, Mi amor, con suaves tonos rojizos, anaranjados y amarillos, complementados con matices apacibles de azul, verde y turquesa. Procura no salirte de las líneas que he trazado y verás el precioso dibujo que se configurará.
Este es el día que he hecho para ti: ¡gózate y alégrate en él! Mi gozo es tu fortaleza.
Fuerzas para el cansado
Cuando te sientas débil y presa del cansancio, y las tareas y batallas de cada día te abrumen, acude a Mí. Cuando lo único que quieres es descansar, Yo puedo darte ese pequeño impulso que te infundirá fuerzas para seguir adelante. Sé que la tensión producida en tu cuerpo y tu mente a veces puede ser penosa y que quisieras que el ritmo de vida se aminorara. Cuando la carga se torne demasiado pesada, confía en que Yo te daré las fuerzas que necesitas. Siempre estaré a tu lado para ayudarte. Tómate unos momentos para echar tus cargas sobre Mí y robustecerte con las fuerzas que Yo te concedo; así podrás seguir adelante.
Sé las horas que has dedicado a tu labor y que el cansancio te ha vencido. He visto lo mucho que has trabajado. Comprendo la sensación de agotamiento que te embarga. Cuando despertaste por la mañana apenas si te podías levantar. No sabías si tendrías valor siquiera para esbozar una sonrisa. Aun así, lo conseguiste. Fuiste paso a paso. Te levantaste y optaste por dar lo mejor de ti el día de hoy. Estoy orgulloso de ti y te ayudaré a ganar terreno.
No es fácil llevar una carga pesada. Sé bien cómo es. Yo tuve Mis momentos difíciles y también me tocó hacer sacrificios cuando cuidaba de Mis discípulos. El amor que sentía por ellos me impulsaba a seguir adelante, aun cuando estaba cansado y molido. Que eso sea también lo que te motive a ti: el amor que abrigas por Mí, el amor que abrigas por los demás y el que abrigas por Mis ovejas perdidas.
Quiero inspirarte confianza en que no hay nada que temer, aunque en este momento la labor que tienes pendiente se te haga una montaña. Lograré todo lo que me propongo por medio de ti conforme me encomiendes tus cargas y pongas tu mano en la Mía. Y cuando te topes con algo que no puedas resolver y que pensabas que era tu deber, confía en Mí. Deja esa carga a Mi cuidado y verás cómo te relevo y me ocupo de ella sin el menor esfuerzo.
Sean cuales sean las circunstancias, estaré a tu lado para ayudarte, conducirte y guiarte. Siempre te dedicaré atención, a cualquier hora del día o de la noche. Ven a Mi presencia y permíteme darte el impulso para superar cada momento y otorgarte la perfecta paz que proviene de confiar en Mí.
Generosidad con los demás
Aprovecha las oportunidades que se te presenten de dar. El músculo de la generosidad se pone flácido cuando no se ejercita. Procura hallar algo que puedas dar cada día: sea una sonrisa, un elogio, un poco de tiempo, disposición para escuchar, una buena comida, una prenda u objeto que no necesites o una palabra bondadosa. Siempre hay algo que puedes compartir con los demás.
Nunca te conformes con lo que diste de corazón ayer. Concibe cada nuevo día como una flamante oportunidad de ser lo más generoso que puedas.
Hasta tus más sencillos actos de amor y de atención llegarán lejos y contribuirán a que desciendan Mi amor y Mis bendiciones en la vida de otras personas. Bríndate a los demás en la medida de tus posibilidades y arroja unos rayitos de sol sobre las personas con las que entres en contacto hoy. El amor que entregas no cae en saco roto ni pasa inadvertido. Cada pequeño acto de bondad tiene un efecto palpable y es un medio por el cual haces brillar tu luz para que otros sean atraídos a Mí. Accede a ser una vasija de Mi amor y permíteme que obre a través de ti para verter Mi amor sobre los que lo necesitan.
Vierte Mi amor a raudales sobre los demás. Entrégalo mediante palabras de ánimo, de elogio, y echando una mano cada vez que puedas. Encarna Mi amor para los demás. Toma a alguien de la mano hoy y dile lo mucho que lo aprecias. Exprésale lo singularmente valioso que es como persona. Cada persona tiene un valor singular para mí y tú puedes ayudarla a experimentar Mi amor.
Artículo publicado por primera vez en junio de 2005. Texto adaptado y publicado de nuevo en abril de 2020. Leído por Gabriel García Valdivieso.
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