¿Dios responde a las oraciones?
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La respuesta a esa pregunta es —en pocas palabras— un rotundo «sí». Dios ha prometido que, al pedirle en conformidad a Su voluntad para nuestra vida, Él responde nuestras plegarias[1]. No obstante, hay un reparo a esa afirmación: no siempre nos va a gustar Su respuesta.
La mayoría hacemos muchas solicitudes en oración: algunas son buenas, otras malas y otras cuantas sin sentido. Pero Dios escucha todas nuestras plegarias, sin importar lo que le pidamos[2]. Él nunca ignora a Sus hijos[3]. Ha prometido escuchar y responder cuando acudamos a Él[4]. Su respuesta puede ser una variación de «sí», «no» o «espera, ahora no».
Cabe recordar que la oración no es un mecanismo para obligar a Dios a hacer lo que queramos. Nuestras oraciones deben restringirse a lo que honre y glorifique a Dios y refleje lo que la Biblia revela sin asomo de duda que es la voluntad de Dios[5]. […] La sabiduría de Dios excede la nuestra y debemos confiar en que Sus respuestas a nuestras oraciones son las mejores soluciones posibles.
Cuando Dios dice «sí».
En los primeros dos capítulos de 1 de Samuel, Ana pide a Dios en oración un hijo. No había concebido, cosa que —en épocas bíblicas— era considerada una mancha de vergüenza para la mujer. Ana oró con fervor. […] Dios escuchó sus plegarias y le permitió dar a luz.
Jesús dijo: «Todo lo que pidan en Mi nombre, eso haré para que el Padre sea glorificado en el Hijo»[6]. Si han orado por una situación y Dios la ha resuelto en su favor, pueden estar seguros que era Su voluntad. Nada ocurre sin que Dios lo permita[7].
Cuando Dios dice «no».
En Juan 11, María y Marta pidieron a Jesús que curara a su hermano agonizante, pero Él permitió que Lázaro muriera. ¿Por qué respondió con negativas a esas mujeres desconsoladas que lo amaban tanto? Porque tenía planes mucho más grandes para Lázaro, aspiraciones que nadie pudo haber imaginado. «No» es una de las respuestas más difíciles de asimilar. Pero, nuevamente, conviene recordar que Dios es omnisciente y que Su sabiduría abarca el curso entero de la Historia. […] Él ve el panorama general, mientras que nosotros solo fragmentos. Proverbios 3:5 afirma: «Confía en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia». Cuando recibimos un «no» por respuesta, debemos confiar en que nuestra solicitud no era la voluntad de Dios.
Cuando Dios dice «espera, ahora no».
A veces, escuchar «espera» es peor que un «no» a secas, porque implica tener paciencia[8]. Si bien esperar es difícil, podemos agradecer a Dios por estar al control de nuestra vida y confiar en que Sus tiempos son perfectos[9].
Dios quiere lo mejor para nuestra vida. No desea que suframos solo porque sí. Jeremías 29:11 dice: «Porque Yo sé los planes que tengo acerca de ustedes, dice el Señor, planes de bienestar y no de mal, para darles porvenir y esperanza». Lo mejor es tener paciencia y saber que Él es nuestro Padre amoroso[10]. Tomado de gotquestions.org[11]
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Cuando oras por alguien o por algo, el primer requisito es tener fe. «Todo lo que pidáis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá»[12]. «Sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que Él existe, y que recompensa a los que lo buscan»[13].
También hay que observar los siguientes principios elementales:
Aunque parezca obvio, es preciso pedir. Es sorprendente cuántas personas se quedan en el mero deseo o en la simple preocupación. No obtienen lo que desean porque no lo piden[14].
A veces pedimos y no recibimos porque no lo hacemos por buenos motivos[15]. Debemos asegurarnos de que nuestros móviles sean puros, confiar en que Dios sabe lo que más nos conviene y aceptar de buen grado Su respuesta, aunque no conteste nuestra plegaria tal y como queríamos o esperábamos.
Dios nos ama y sin duda quiere darnos lo mejor de lo mejor. Si crees esto, te sobrarán motivos para darle las gracias y alabarlo. Cuando alabas al Señor de todo corazón, demuestras que has depositado tu confianza en Él. Las oraciones que hacemos con fe en el poder de Dios y en las que agradecemos todo lo que ya ha hecho y aún ha de hacer por nosotros son vivas manifestaciones de alabanza.
La oración y la alabanza van de la mano. Practicarlas juntas es un medio estupendo de incluir a Dios en tu vida cotidiana y tus pensamientos. Cuando las cosas te salgan bien, alábalo; cuando te enfrentes a una dificultad o las cosas marchen mal, agradécele que no siempre sea así. Manifiesta confianza en que de algún modo Él resolverá la situación felizmente, y ruega por la solución.
A Él le agrada que tengas una actitud de alabanza y de fe. Como consecuencia, se complace en responder a tus oraciones, aunque no sea de la manera que esperabas, pero de la manera que Él sabe que es mejor. «Deléitate en el Señor, y Él te concederá las peticiones de tu corazón»[16]. Alex Peterson
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La oración es uno de los mayores privilegios otorgados a los hijos de Dios. Aunque Él a veces no parezca responder nuestras oraciones, no por eso debemos dejar de orar. Dios nos ama. Ninguna oración cae en oídos sordos.
En cierta ocasión, Jesús relató una parábola sobre una pobre viuda que pedía una y otra vez a un juez corrupto que hiciera lo correcto. (La parábola se encuentra en Lucas 18:1-8.) El juez se negaba a escuchar sus ruegos, no porque su solicitud estuviera equivocada, sino porque sencillamente no le daba la gana.
Pero, debido a su persistencia, con el paso del tiempo cambió de parecer y le concedió lo que merecía. En una medida mucho mayor, dijo Jesús, Dios —que es justo y cuida de nosotros— escucha las plegarias de Su pueblo. Nunca debemos darnos por vencidos.
Permítanme agregar dos cosas. La primera es que en ocasiones Dios responde a nuestras oraciones, aun cuando no nos demos cuenta. Ello se debe a veces Su respuesta es «no» o «espera». Por supuesto que creemos saber lo que más nos conviene, pero Dios ve el panorama completo. En ocasiones se niega por amor a responder a nuestras peticiones, porque sabe que no encajan en Su plan perfecto.
La segunda es que debemos recordar que el privilegio de presentarnos ante Dios se debe únicamente al sacrificio de Jesucristo por nuestros pecados. ¿Le han entregado su vida a Él? Si no es así, que la primera oración que escape de sus labios sea una de confesión y fe, pidiéndole a Él que forme parte de su vida como su Señor y Salvador. Billy Graham[17]
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Mis compasiones nunca se agotan, sino que se renuevan cada mañana. Los invito a iniciar cada día con confianza y la seguridad de que Mi enorme depósito de bendiciones es inagotable. ¡Está lleno! Ese conocimiento les permite esperar en Mí y confiarme las oraciones que aún no han recibido respuesta. Les aseguro que ninguna de sus oraciones se me ha olvidado o quedado relegada. Deseo que beban profundamente de Mi ilimitada e infalible fuente de amor y compasión. Mientras esperan en Mi presencia, tendrán libre acceso a esos nutrientes divinos. Pueden beber sin coste algo del manantial de Vida.
Aunque muchas de sus oraciones no han tenido respuesta, pueden confiar en Mi gran fidelidad: Yo cumplo todas Mis promesas en la forma y momento perfectos. Entre otras cosas, he prometido darles paz que sobrepasa todo temor o preocupación.
Si se cansan de esperar respuestas a sus oraciones, recuerden que Yo también espero para demostrarles Mi gracia y misericordia. Aguardo hasta que estén listos para recibir lo que he preparado amorosamente para ustedes. Benditos los que esperan en Mí con expectativa, amor y confianza. Jesús[18]
Publicado en Áncora en septiembre de 2020. Leído por Gabriel García Valdivieso.
[1] 1 Juan 5:14-15.
[2] Mateo 7:7.
[3] Lucas 18:1-8.
[4] Mateo 6:6; Romanos 8:26-27.
[5] Lucas 11:2.
[6] Juan 14:13.
[7] Romanos 8:28.
[8] Romanos 8:25.
[9] Romanos 12:12; Salmo 37:7-9.
[10] Salmo 46:10.
[11] https://www.gotquestions.org/does-God-answer-prayers.html.
[12] Marcos 11:24.
[13] Hebreos 11:6.
[14] Santiago 4:2.
[15] Santiago 4:3.
[16] Salmo 37:4.
[17] https://billygraham.org/story/prayer-101-how-do-i-talk-to-god.
[18] Sarah Young, Jesus Lives (Thomas Nelson, 2009).
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