¡Adiós a la angustia y la ansiedad!
Recopilación
La angustia es una profunda sensación de ansiedad, pavor, inseguridad o aprensión. La palabra angustia proviene de una raíz indoeuropea que significa angustia, ansiedad o ira. La angustia es un poco distinta a la verdadera ansiedad. Esta última es activa, la angustia es pasiva. La ansiedad es el miedo relacionado con algún acontecimiento, pero la angustia es una sensación de insatisfacción subyacente sin una causa específica.
En la vida hay temporadas que causan aprensión y que si no se tratan adecuadamente, pueden crear angustia. Mudarse a otra zona, un futuro cambio de empleo, o los años de adolescencia, con frecuencia son temporadas en las que llegamos a tener angustia. Las decisiones de los líderes nacionales pueden suscitar el descontento en los ciudadanos durante épocas de guerra o de crisis económica. En vez de permitir que esos acontecimientos causen angustia, la Biblia nos invita a depositar nuestra ansiedad sobre el Señor, porque Él cuida de nosotros[1]. No somos reprendidos por nuestro temor, somos instados a elegir una mejor opción que la angustia. Filipenses 4:6-7 (NVI) dice: «No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús».
El libro de los Salmos nos da muchos ejemplos de situaciones que podrían producir angustia, pero los salmistas siguieron escribiendo hasta que encontraron la solución. Por ejemplo, el Salmo 42 expresa el temor, la aprensión y la ansiedad que sentimos muchas veces, pero intercala esos clamores con la esperanza, como en el versículo 5: «¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios!»
Para los ciudadanos del Cielo, puede ser abrumadora la vida en este mundo quebrantado. No encajamos aquí. No nos gusta ni estamos de acuerdo con mucho de lo que el mundo celebra, y la sensación de que no hemos llegado a casa puede causar angustia. Cuando nos dejamos involucrar emocionalmente por un conflicto en curso y un debate infructuoso, podemos llegar a tener angustia sin darnos cuenta de lo que es[2].
Los cristianos que luchan contra la angustia deberían pedir a Dios que les dé el fruto del Espíritu, gozo, en su vida[3]; que encuentren satisfacción en Cristo[4]; y que escojan el camino de la bienaventuranza[5]. Somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó[6]. Jesús prometió darnos Su paz cuando dijo: «En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo»[7],[8].
Podemos contar con que el Señor proveerá lo que necesitemos, que nos protegerá del mal, nos guiará y mantendrá nuestra alma segura por la eternidad. Es posible que no podamos evitar que entren en nuestra mente los pensamientos de ansiedad, pero podemos poner en práctica la respuesta adecuada[9].
En 1 Pedro 5:7, se nos instruye a depositar en Él toda ansiedad, porque Él cuida de nosotros. Dios no quiere que carguemos el peso de los problemas y las cargas. En este versículo, Dios nos dice que le demos a Él todas nuestras preocupaciones y angustias. ¿Por qué quiere Dios encargarse de nuestros problemas? La Biblia dice que es porque Él se preocupa por nosotros. A Dios le importa todo lo que nos sucede. Ninguna preocupación es demasiado grande ni demasiado pequeña para que tenga Su atención.
Claro, para los que no conocen al Salvador, la preocupación y la ansiedad serán parte de su vida. Pero para aquellos que le han entregado a Él su vida, Jesús les promete: «Vengan a Mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y Yo les daré descanso. Carguen con Mi yugo y aprendan de Mí, pues Yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque Mi yugo es suave y Mi carga es liviana»[10]. Tomado de gotquestions.org[11]
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Jesús dice a todos los que creen en Él: «No se preocupen por su vida»[12]. Jesús —y todas las promesas que ahora son Sí en Él[13]— es el antídoto para la ansiedad. Lo que lleva a cabo para nosotros y nos promete es el triunfo final sobre todo lo que nos aterroriza. No nos promete escapar del sufrimiento de este mundo. Promete que redimirá todo sufrimiento[14], y que en Él venceremos lo peor que el mundo pueda hacernos[15].
En Cristo, en última instancia todo estará bien, de manera gloriosa, eterna, indescriptible, una maravilla. Por lo tanto, Jesús nos dice a ti y a mí, ahora mismo, en donde estemos: «No estés ansioso». Lo dice conociendo nuestro pasado, nuestro temperamento, la seriedad de nuestra crisis actual, y lo intenso que es nuestro temor de que eso que nos causa pavor pueda llegar a ser una realidad. […]
Claro, la orden de no ser ansioso es humanamente imposible. Sin embargo, al igual que con casi cualquier otro mandamiento para el cristiano, «para los hombres es imposible… pero no para Dios; de hecho, para Dios todo es posible»[16].
La única manera en que podemos cumplir ese mandamiento es con oración, ruego y agradecimiento, presentando a Dios nuestras peticiones, confiando en una promesa específica. Luego, su paz —que sobrepasa nuestro entendimiento— guardará nuestro corazón y mente en Cristo[17]. Depositamos en las manos de Dios toda ansiedad[18], y no estamos ansiosos con la fuerza que Él da[19]. Jon Bloom[20]
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¿Por qué pasar otra noche sin conciliar el sueño? ¿Por qué sufrir de ansiedad cuando puedes encomendarme todas tus preocupaciones y recibir de Mí paz interior? Aun en las circunstancias más sombrías, puedo conceder paz a tu espíritu y aliviarte del estrés físico y mental ocasionado por la preocupación y el temor.
Mi paz te llega al corazón cuando apartas la mirada de tus aprietos y apuros y la pones en Mí. Deja de preocuparte y piensa en Mí. Busca algo que puedas agradecerme —algo fuera de lo común que haya hecho por ti en otro momento— y alábame por ello. O piensa en la peor experiencia que hayas tenido y en el hecho de que todavía estás aquí. Convierte enseguida ese pensamiento en una oración de gratitud. Aunque en ese momento no rezaras ni me conocieras siquiera, fui Yo quien te sacó adelante. He velado por ti toda tu vida. De la misma manera que te he ayudado a salir de muchas situaciones complicadas y te he evitado más líos de los que te imaginas, voy a ayudarte a superar las adversidades a las que te enfrentas en este momento.
Cuanto más me alabes, más se verterá Mi paz sobre tu corazón. Jesús hablando en profecía
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Hay mucho que agradecer cada día. También hay mucho que nos mantiene ansiosos y preocupados. Sin embargo, Dios te pide que vivas con agradecimiento y en paz. La preocupación únicamente da paso al temor, y el temor reemplaza tu fe, lo que aumenta la ansiedad. Dios nos dice que dejemos que la fe sustituya y cubra el temor que intenta entrar desapercibido y robarte la paz. Deja que la verdad de Su Palabra transforme tu mente y tu corazón ansiosos y deja que la preocupación sea tu llamada a la oración.
Querido Dios: llena mi corazón y mente con el recuerdo de todo lo que tengo que agradecerte. Gracias porque al guardar mi corazón y presentarte mis temores, TÚ también guardas mi corazón y mente y me das Tu paz admirable. ¡Es un intercambio excelente! Hoy te entrego mis pensamientos de preocupación y ansiedad y te pido que dirijas los detalles de mi vida. Lo pido en el nombre de Jesús, amén. Gail Rodgers[21]
Publicado en Áncora en marzo de 2020.
[1] 1 Pedro 5:7.
[2] Tito 3:9; 2 Timoteo 2:14.
[3] Gálatas 5:22.
[4] Salmo 103:1-5.
[5] Mateo 5:3-12.
[6] Romanos 8:37.
[7] Juan 16:33.
[8] https://www.gotquestions.org/Bible-angst.html.
[9] https://www.gotquestions.org/Bible-anxiety.html.
[10] Mateo 11:28-30.
[11] https://www.gotquestions.org/Bible-worry.html.
[12] Lucas 12:22.
[13] 2 Corintios 1:20.
[14] Romanos 8:28.
[15] Juan 16:33; Romanos 8:35-39.
[16] Marcos 10:27 (NVI).
[17] Filipenses 4:6-7.
[18] 1 Pedro 5:7.
[19] 1 Pedro 4:11.
[20] https://www.desiringgod.org/articles/talk-to-god-about-your-anxiety.
[21] https://thoughts-about-god.com/blog/gail-rodgers_trade-anxiety.
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