Los retrasos de Dios
Recopilación
Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás. Efesios 2:10[1]
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Deseamos que nuestros sueños se hubieran hecho realidad ayer. Sin embargo, he llegado a apreciar lo que ahora llamo demoras divinas. Dios quiere que llegues a donde Él quiere que vayas más de lo que tú lo deseas. Así pues, respira profundamente, disfruta el viaje y ten la certeza de que Dios te llevará allá cuando estés listo para llegar. Tu frustración actual hará que haya una celebración futura, si persistes lo suficiente. ¡No te rindas! Dios desarrolla tu aguante emocional. Y la clave para la resistencia emocional es pasar por altos grados de desilusión que nos derrumbe, de modo que Dios pueda reconstruirnos dándonos una confianza santa. Cuando siento tirantez emocional, me recuerdo a mí mismo que Dios está agrandando mi capacidad emocional a fin de que Él pueda valerse de mí en mayor medida.
Es posible que no quieras estar donde te encuentras. Tal vez luchas con la depresión o estás muy confundido debido a un error que parece imperdonable, o estás harto, hasta la coronilla. ¿Puedo sugerir que Dios cultiva tu carácter? ¿Cómo lo sé? ¡Es que eres Su obra maestra! Dios está picando y cincelando. Y como ocurre en el caso de una obra de arte que está a medio terminar, es posible que todavía no se vea bonita. Sin embargo, Dios siempre termina lo que empieza, mientras no lo abandonemos a Él. Así pues, tal vez no te gusten tus circunstancias actuales, pero quizá sean la clave para el desarrollo de tu carácter.
Olvidamos muy rápidamente el hecho fundamental de nuestra fe: sin una crucifixión, no hay resurrección. Los días entre la muerte y la resurrección son largos y oscuros, pero a menudo es cuando un milagro está a punto de ocurrir. Nunca sabes cómo, cuándo o dónde resucitará un sueño, pero si es dispuesto por Dios, Él mismo lo resucitará en algún momento. Mark Batterson[2]
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Dios ha hecho promesas en Su Palabra; cuando ores, preséntaselas para que se las recuerdes. Cuando le recuerdas a Dios Su Palabra, demuestras tener fe en ella. Esta declaración categórica de tu fe y de tu conocimiento de la Palabra es lo que a Él le agrada. Pues «sin fe es imposible agradar a Dios»[3].
«Nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas (Sus promesas) llegaseis a ser partícipes de la naturaleza divina»[4]. Tienes que citarle al Firmante (Dios) las condiciones del Contrato (la Biblia) y exigirle que lo cumpla. Él está obligado por Su Palabra. Así que recuérdasela. Aférrate a Sus promesas, apréndetelas de memoria y recítalas. Y no dudes ni por un instante que Dios responderá, ¡y lo hará!
Pero ten siempre presentes las condiciones que ha puesto Él, las cláusulas del contrato: ¡fe y obediencia! Primero son la fe y la obediencia, y después Dios contesta las oraciones. Si obedecemos al Señor y somos fieles, confiamos y tenemos fe en Él, entonces Dios tiene que bendecirnos y contestar nuestras oraciones. Claro que a veces Dios permite que nuestra fe sea probada.
Los retrasos de Dios no son siempre forzosamente negativas. A veces simplemente debemos tener fe y esperar a que Dios nos conteste, lo cual suele resultar en «la prueba de nuestra fe, que produce paciencia»[5]. Diríase que una de las cosas que con más frecuencia nos quiere enseñar Dios es a tener paciencia, una virtud poco frecuente en nosotros; y eso pone a prueba nuestra fe y nos obliga a acercarnos al Señor y Su Palabra.
Dios responde a nuestras oraciones, pero no siempre a nuestra manera. Le toma tiempo hacer un bebé, una flor, un árbol, un atardecer e incluso una brizna de hierba. No se le puede apurar. Hay que esperar a que llegue el momento que Dios disponga, hasta que hayamos aprendido lo que trata de enseñarnos o hasta que las condiciones sean propicias para el resultado que Él quiere obtener. Como en el caso de un hombre de la Biblia que era ciego de nacimiento. Tuvo que ser ciego toda la vida para que todos lo supieran, de modo que cuando Jesús llegara un día y lo sanara prodigiosamente, Dios fuese glorificado. Tal vez pasen años antes de que sepas por qué, ¡pero un día lo sabrás y te convencerás de que Dios actuó acertadamente! Dale una oportunidad a Dios. Dale tiempo. Espera al Señor.
La oscuridad más densa se produce justo antes del alba. La más profunda desesperanza nos asalta justo antes de la salvación, del rescate. Si puedes aguantar un aliento más, un paso más, una hora más, un día más, podrás obtener una victoria gloriosa. Confía en Dios y dale gracias por Su respuesta, aunque no la veas de inmediato. Mañana te alegrarás de haber confiado en Él. David Brandt Berg
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A fin de edificar tu fe, Dios te dará un sueño. Luego, te instará a tomar una decisión. Seguidamente, permitirá una demora, porque por ese medio Él hace que madures y te prepara para lo que vendrá.
La verdad es que tendrás dificultades mientras Dios se retrasa. Eso no se debe a que Él no se preocupa por ti ni a que se ha olvidado de tu situación; sino más bien es una forma en que Él te empuja hacia la parte más profunda de la fe.
A medida que Dios se retrasa, enfrentarás dos clases de dificultades: las circunstancias y los detractores. Esa es una parte natural de la vida. Dios lo diseñó de esa manera porque Él sabe que vamos cobrando fuerza cuando enfrentamos adversidad y oposición.
Cuando Moisés dirigió a los hijos de Israel para que salieran de Egipto con dirección a la Tierra Prometida, tuvo un problema tras otro. Primero, no había agua. Luego, no había comida. Después, había muchas personas que se quejaban. Seguidamente, había serpientes venenosas. Moisés hacía lo que Dios quería que hiciera, pero de todos modos tenía problemas.
David había sido ungido rey; y luego, por los próximos años fue perseguido por Saúl. José soñó que se había convertido en un gobernante; sin embargo, fue vendido como esclavo y arrojado a prisión por una acusación falsa, donde pasó tiempo consumiéndose, olvidado. ¡Imagínate las dificultades que tuvo Noé al construir un zoológico flotante!
La Biblia dice que cuando Moisés murió, Josué fue el nuevo líder elegido. Moisés había dirigido al pueblo por el desierto, y luego Josué los llevó al interior de la Tierra Prometida. ¿Le tocó la parte fácil? La Biblia dice que cuando el pueblo de Israel entró a la Tierra Prometida, había gigantes en ella. ¡Hasta en la Tierra Prometida había problemas!
Dios hace esto porque Él edifica nuestra fe y carácter. Cuando finalmente llegamos a un punto en que las dificultades son muy grandes, cuando hemos llegado a nuestro límite, en que ya intentamos de todo y agotamos todas las opciones, es entonces cuando Dios empieza a hacer un milagro por medio de nosotros: «Eso es motivo de alegría para ustedes, aunque durante un tiempo tengan que soportar muchas dificultades que los entristezcan. Tales dificultades serán una gran prueba de su fe, y se pueden comparar con el fuego que prueba la pureza del oro. Pero su fe es más valiosa que el oro»[6]. Rick Warren[7]
Publicado en Áncora en febrero de 2016.
[1] NTV.
[2] Mark Batterson, Soulprint (Multnomah Books, 2011).
[3] Hebreos 11:6.
[4] 2 Pedro 1:4.
[5] Santiago 1:3.
[6] 1 Pedro 1:6-7 PDT.
[7] http://rickwarren.org/devotional/english/how-god-builds-your-faith-difficulty.
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