Lo que tenemos que esperar con ilusión
Recopilación
[What We Have to Look Forward To]
Para el pastor Tim Keller, la resurrección de Jesucristo es más que una creencia abstracta en que algún día el bien triunfará sobre el mal. Es una verdad contundente, que cambia la vida y que a él le da esperanza, paz y consuelo, a medida que enfrenta su propia mortalidad.
(Observación: A Keller le diagnosticaron un cáncer de páncreas en mayo de 2020, mientras escribía su libro Hope in Times of Fear. El libro se centra en el poder transformador de la resurrección.)
En abril de 2021, Keller dijo a The Christian Post: «Cuando sabes que podrías morir muy, muy pronto, comprendes que básicamente vives negando el hecho de tu muerte. Cuando de repente te das cuenta, debes preguntar: “¿De verdad tengo fe para esto? ¿Creo en que la resurrección de Jesucristo de verdad ocurrió y que si muero con fe en Jesús, también conoceré esa resurrección?”»
Continuó: «Heme aquí, escribiendo un libro sobre la resurrección y me di cuenta de que no creía del todo que iba a morir. Al volver al tema, me di cuenta de que en cierto modo no creía del todo en la resurrección; intelectualmente, no tanto, sino muy en lo profundo del corazón. Me di cuenta de que necesitaba tener una fe más grande, más profunda, en la resurrección».
Mientras se sometía a un tratamiento contra el cáncer en los siguientes meses, Keller contó que había hecho «labor intelectual y emocional», mirando las pruebas históricas de la resurrección de Jesucristo, mientras que también se metía de lleno en la oración y en el estudio de las Escrituras, pidiendo al Espíritu Santo que lo hiciera realidad en su corazón.
Contó: «Pasaron varios meses en los que tuve que llevar mi creencia abstracta a mi corazón hasta llegar a saberlo en términos existenciales y por experiencia, y que aumentara mi convicción, y funcionó. Si estás dispuesto a aceptar la verdad de la Palabra de Dios y meterte de lleno en ella día tras día, y luego pides al Espíritu Santo que la haga real en tu corazón, lo hará».
Keller sostuvo que la mayoría de las personas viven en negación de la muerte. Señaló que, sin embargo, enfrentar nuestra propia mortalidad y realidad espiritual cambia la manera en que vemos el tiempo que tenemos en la Tierra y aumenta el poder transformador de la resurrección.
Explicó: «Las cosas de la Tierra se vuelven menos cruciales. Ya no son tan importantes para ti; te das cuenta de que no las necesitas para ser feliz. Una vez que creo eso, empiezo a disfrutarlas más. No intento convertirlas en un dios; no trato de convertirlas en un cielo, que es lo único que en realidad puede satisfacer mi corazón».
«Descubres que debes tener una verdadera experiencia espiritual de la realidad de Dios, de modo que las cosas de esta Tierra, aunque parezca extraño, se verán más tenues ante la luz de Su gloria y gracia», dijo Keller, citando un antiguo himno[1].
[En mayo de 2022] el pastor dijo a Christian Post que independientemente de lo que ocurriera, estaba preparado para todo.
«No sé lo que depara el futuro. Oro que me queden años y no meses, y que la quimioterapia siga siendo eficaz. Sin embargo, [mi esposa y yo] estamos listos para lo que Dios decida para mí. Espiritualmente estamos listos».
Añadió: «Sé que la resurrección de Jesucristo sucedió de verdad. Y cuando muera, sé que también conoceré esa resurrección»[2]. The Christian Post
*
La resurrección de Jesús significa que la muerte no es el punto final. Significa que, aunque mi cuerpo quede en la tierra, Jesús, a quien el Padre resucitó de entre los muertos, nos da vida eterna. Es más, los cristianos creemos que nuestro cuerpo también resucitará de entre los muertos.
Y ya que Jesús no está muerto, es posible conocerlo hoy día y sostener una estrecha relación con Él. Puedo nombrar a innumerables personas que darían testimonio de lo que Él ha hecho para llevarlas desde el borde del desastre a una vida llena de paz, sentido y alegría. Él transforma para bien. Ralph F. Wilson
*
La visión duró apenas unos segundos, pero me dejó una honda impresión. Estaba hablando con una amiga y de golpe vislumbré el futuro. Vi que nos abrazábamos, nos reíamos juntas y conversábamos sobre nuestra vida; y estábamos en el Cielo. Me ha pasado varias veces, en algunas ocasiones con una buena amiga, y en otras con alguien que acababa de conocer. En cada caso la experiencia me dejó una fuerte sensación de que en el Cielo las amistades son mucho más profundas, trascendentes y duraderas que las de esta vida.
Eso me resulta muy tranquilizador, quizá porque en mi situación actual me encuentro un tanto aislada y sola. Toda la vida he sido muy sociable y he tenido muchos amigos. La amistad siempre ha sido muy importante para mí. Pero la fibromialgia convierte en ermitaña a la persona más sociable. Con los dolores musculares, la fatiga y las dificultades para dormir que causa ese trastorno neurológico me siento muy enferma para salir con amigos o ir a fiestas, y muchas veces hasta para hablar por teléfono. En todo caso, como vivo tan aislada no tengo mucho de qué hablar.
¿Qué hay de todas las personas que he conocido y a las que he ayudado a lo largo de mis años de labor voluntaria, antes de enfermarme? ¿Se acordarán de mí? ¿Agradecen mis oraciones? ¿Les han servido? ¿Todavía significa algo para ellas mi amistad? ¿Qué me queda de todos aquellos años? A veces me he hecho esas preguntas estando acostada en mi habitación, a solas, a oscuras.
Ahora, sin embargo, por medio de esas breves visiones he comprendido mejor que nuestra vida en realidad es fugaz, y que independientemente de cómo me vayan las cosas al presente, algún día volveré a gozar de felicidad celestial junto a esos amigos. Volverá a ser como en los viejos tiempos, solo que en un mundo perfecto en el que no habrá más separaciones, dolor ni tristeza.
Lo más estupendo de todo es que veremos cara a cara y estaremos unidos de corazón a Aquel que nos ama y nos entiende como nadie, que vivió y murió por nosotros y luego resucitó para que pudiéramos vivir juntos en Su amor eternamente. Me refiero a nuestro mejor Amigo, Jesús. Misty Kay
*
Dando gracias al Padre que nos ha capacitado para compartir la herencia de los santos en la Luz. Colosenses 1:12 (NBLA)
¿Cuál es esta herencia?
Es un estado sin lágrimas: Dios mismo enjugará todas las lágrimas. Ahora Él las pone en Su botella; entonces, hará que dejen de caer.
Pero también es un lugar. Existe una «ciudad» celestial. Eso da la idea de una localidad, una sociedad, una seguridad; habrá una agradable camaradería.
Es un rebaño, donde todas las ovejas del Buen Pastor estarán a salvo: Él, que las llevó allí, las guardará.
Es un reino, y allí será revelada la gloria de Dios.
Es una fiesta, y allí se disfrutarán los obsequios que entrega el gran Dador.
Es un jardín del Edén, un paraíso: y habrá flores, frescura inmortal; las flores más bellas y fragantes.
Es una herencia en la luz. Rvdo. Canon Money, texto adaptado
*
Nuestra vida aquí es breve
y también la tristeza y la preocupación;
hay una vida que no tiene final;
sin lágrimas, con satisfacción.
Allí el dolor se convierte en placer;
que como en la Tierra, es intenso.
Ninguna voz humana puede expresar
ni conocer ese placer inmenso.
Y después de la debilidad carnal,
del torbellino y la tempestad,
después de la noche de este mundo,
llega la calma, alegría y claridad.
Y Él, en quien ahora confiamos,
entonces será visto y reconocido;
y para los que lo conocen y lo ven
será suyo, muy querido.
Para los siervos de corazón verdadero
todas las sombras se irán.
Llegará la mañana y ellos
como el brillo del día lucirán.
Allí, a nuestro Dios, Rey y Parte,
lo veremos eternamente
en la plenitud de Su gracia
y lo adoraremos frente a frente.
Bernard de Morlaix
*
Me voy y les preparo lugar […] para que donde Yo esté, también ustedes estén. Juan 14:3 (RVC)
Publicado en Áncora en mayo de 2023.
[1] https://www.christianpost.com/books/tim-keller-on-cancer-death-and-the-hope-of-the-resurrection.html
[2] https://www.christianpost.com/news/tim-keller-cancer-update-gods-given-me-more-time.html
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