La presencia de Dios en tiempos inciertos
Palabras de Jesús
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Como lo proclama un antiguo himno, perder el mundo entero pero conservar la fe, en últimas equivale a no perder nada. Si tienes fe no habrá cumbre inescalable, río insalvable o muro impregnable, ni maremoto económico que te pueda hundir o separar de Mi amor[1].
La fe es la moneda corriente del mundo invisible. Su paridad no está sujeta a fluctuaciones ni a correcciones de la bolsa. Tiene un valor intrínseco incalculable. Es capaz de alterar las circunstancias y hasta tu actitud ante la vida. Está a prueba de recesiones, catástrofes, accidentes y calamidades de todo tipo, y te permite superar cualquier crisis, deuda o pérdida, inclusive las que se deben a tu propia imprudencia.
Puedes depositar tu confianza en Mí con toda tranquilidad, porque nunca te decepcionaré. Aun cuando enfrentes reveses u obstáculos que parezcan infranqueables, Yo puedo eclipsar toda pérdida que hayas sufrido y hasta sacar provecho de lo que se presenta como una derrota. Te amo tanto que he prometido hacer por ti cualquier cosa que me pidas con fe, siempre y cuando sea buena para ti y concuerde con Mi voluntad y Mi plan.
Si quieres gozar de la paz interior y estabilidad que solo Yo puedo proporcionar, pide y recibirás para que tu gozo sea pleno[2].
Mejor que tener dinero en el banco
Cuando la economía del mundo o del país en que vives pase por un periodo negro y se desate una crisis financiera, quiero hacerte presente que tu fe es mejor que tener dinero en el banco y que estaré a tu lado en épocas de escasez. Quizá no ponga dinero propiamente dicho en tu cuenta, pero he prometido proveer para tus necesidades. Más aún, te infundiré esperanza, lo que te permitirá afrontar mejor la crisis.
Aunque son muchos los que cifran su fe y esperanza en la seguridad económica, es mejor confiar y depositar la fe en Mí, toda vez que lo material no proporciona seguridad alguna. Es un castillo de naipes que se derrumba cuando te apoyas en él. En cambio, Yo sí soy de fiar: te sacaré adelante en toda crisis, sea esta económica o de otra índole. Te valoro inmensamente. Todo lo que sucede a la humanidad es de Mi incumbencia, y no defraudaré a nadie que deposite su fe en Mí y se integre a Mi empresa.
Si tienes los medios, siempre es prudente hacer ciertos preparativos para tiempos inciertos. Por ejemplo, conviene acopiar alimentos no perecibles, agua potable y otros artículos de primera necesidad para hacer frente a breves situaciones de urgencia. Mientras cumples con tu deber de prepararte para épocas de incertidumbre, quiero que tengas seguridad espiritual y mental, pues Yo ya he vencido al mundo con todos sus flujos y reflujos de crisis económicas, guerras y enfermedades[3].
Yo soy mejor que tener dinero en el banco, más seguro que ninguna inversión y más confiable que ningún ahorro. Deposita en Mí tu confianza y verás que siempre podrás apoyarte en Mí para ayudarte a salir de cualquier dificultad.
¿Te angustias?
Cuando te acuestas a dormir, ¿te preocupa si conseguirás el trabajo que necesitas, o si conservarás el que tienes? ¿Podrás adaptarte a una tecnología en continuo desarrollo, a los nuevos estilos de gestión, y mantenerte al día con el acelerado ritmo de los cambios? ¿O quedarás relegado y rezagado? ¿Te preocupa cómo podrás llegar a fin de mes o tomarte unas vacaciones con tantos gastos pendientes en cuanto a salud, impuestos, la educación de los niños y cuentas y más cuentas?
Tal vez no te hayas visto afectado por males económicos, pero ronda por los intersticios de tu mente esa incómoda sensación, el sigiloso temor a lo desconocido, el fantasma de la enfermedad. ¿Pensamientos de esa índole agudizan tu ansiedad?
Tal vez algo de lo anterior es una realidad para ti, o quizá hay otras cosas que te angustian. Yo entiendo los temores, inseguridades y preocupaciones que conllevan los tiempos modernos, ¡y tengo el antídoto!
Si los nubarrones de la inquietud perturban tus emociones o pululan por tu cabeza, clama a Mí, y Yo sustituiré esos miedos y preocupaciones por paz interior y paz de corazón, una paz que sobrepasa todo entendimiento[4].
¡No hay mejor manera de librarse de la desazón que dejar entrar la luz! Simplemente habla conmigo y dime: «Jesús, quiero que Tu luz y Tu paz se hagan presentes en mi vida y en mi alma. Te ruego que borres mis intranquilidades y temores y los reemplaces por Tu paz».
Cuando clames a Mí, estaré allí para acompañarte. No puedo prometerte que no pasarás nunca por momentos tormentosos, ¡pero sí te prometo que te ayudaré a sortear cada uno de ellos! Si depositas tu confianza en Mí, siempre acudiré en tu auxilio, sin importar cuál sea el problema. Te daré paz interior, confianza y dominio propio.
Si depositas tu confianza en Mí te ayudaré a capear cada tormenta que afrontes en la vida y avanzar hacia el radiante mañana que se dibuja en el horizonte. Después de esta vida te prometo un mundo mejor, del cual puedes alegrarte de antemano, un mundo libre de sufrimiento, de peligros, en el que el temor, la preocupación y la ansiedad ¡serán desplazados por la paz, el amor y el gozo eternos!
Avanzar
Cuando enfrentes situaciones de conflicto, opresión o inestabilidad, Mi voluntad y deseo es que haya armonía, amor y paz. Te extiendo la mano en este momento. Pongo a ti y a todos ante una alternativa. Cada uno de ustedes tiene individualmente la sagrada facultad de elegir. Cada uno debe decidir el camino que seguirá. Tú, y nadie más que tú, debe optar en su corazón por lo que quiere hacer. Nadie más puede tomar por ti esa decisión. Cada persona se topa con maldades e injusticias en su vida. Sin embargo, te pido que pongas esos asuntos en Mi mano, porque Yo soy el juez justo.
Te pido que te proyectes hacia el futuro y dejes el pasado atrás, con todas sus tristezas, agravios y pérdidas; y que avances hacia la luz de un día más radiante. Te insto a que salgas de las sombras del pasado y marches hacia el nuevo día que despuntará, cuando Yo retorne para gobernar el mundo con amor y justicia, así como lo he prometido en Mi Palabra.
Para avanzar es preciso que pongas tu confianza en Mí, el Artífice y Creador de todas las cosas. Con tus propias fuerzas y vigor no se resuelven los problemas, no se corrigen las injusticias ni se deshace la maldad[5], sino depositando tu confianza en Mí, el Dios de toda la Tierra.
Sé que poner el pasado en Mis manos suele ser difícil; no obstante, te prometo que si simplemente confías en Mí aun cuando cueste hacerlo, nunca te fallaré. Sabiendo esto puedes tener la paz y la certeza de que haré redundar todas las cosas en bien de cada persona que deposita en Mí su confianza. A mí nada se me pasa inadvertido. Confiero misericordia y verdad a los que se vuelven a Mí.
Te invito a conducirte con amor a pesar de la injusticia y de los males que prevalecen en el mundo que te rodea. Ese es el criterio de Mi reino y la paz y la alegría que te he prometido. Opta por vivir como Yo te he mandado: con fe, esperanza y amor, acudiendo a Mí para encontrar soluciones a los problemas que surgen en la vida.
Si eliges Mi camino de amor, paz y perdón te reportará una enorme bendición, pues te considerarán Mío y se te honrará en sumo grado en el mundo venidero.
Publicado en Áncora en agosto de 2021. Leído por Gabriel García Valdivieso.
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