La importancia de la diligencia
Recopilación
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Marina Piccinini, una reconocida flautista, viaja a menudo por todo el mundo. Dado que viaja a dar conciertos, lleva siempre consigo sus flautas. Cierto día, al pasar los controles de seguridad en el aeropuerto de Múnich, a los guardias les llamó mucho la atención las flautas que llevaba. Le ordenaron abrir los estuches y armar las flautas. Por alguna razón, incluso después de armar los instrumentos, los guardias no dejaban de sospechar. Finalmente, insistieron que Marina tocara algo con una de sus flautas para demostrar que eran instrumentos auténticos y que no suponían una amenaza.
Lejos de enojarse con los guardias o de molestarse por la demora, Marina se dijo: «¿Conque quieren que toque? ¡Pues voy a TOCAR!» Y empezó a tocar Partita para flauta sola en la menor de Bach. Hay que recordar que no se trata de una cancioncilla. Es una intensa pieza de seis minutos que requiere largos intervalos entre cada respiración. Pero Marina cerró los ojos y tocó toda la pieza hasta el final.
Al abrirlos, se encontró con una multitud agolpada a su alrededor. Reinaba el silencio en aquella terminal. Luego, todo el mundo prorrumpió en aplausos, mientras los asombrados guardias le autorizaban el paso a Marina.
Me pregunto si yo también me siento tan orgullosa de lo que hago. En ocasiones, claro que sí. Pero en otras, solo quiero salir del paso y no siempre me esfuerzo al máximo.
Un versículo de la Biblia dice: «Todo lo que te venga a la mano, hazlo con todo empeño»[1]. Me parece que muchas veces solo pensamos en terminar el trabajo sin ponerle demasiado empeño.
La Biblia tiene un término para las personas que se niegan a trabajar con diligencia, sino que hacen lo menos posible. El término es «perezoso». Si buscan la palabra «perezoso» en la Biblia verán que no predice cosas buenas para esas personas. El libro de los Proverbios está lleno de promesas desagradables para los perezosos. Por ejemplo:
Proverbios 13:4 dice que el perezoso ambiciona muchas cosas, pero nunca las obtiene.
Proverbios 19:15 dice que el holgazán o la persona con alma perezosa siempre pasará hambre.
Proverbios 10:4 dice que las personas que trabajan con manos ociosas terminarán en la pobreza.
No me suena como una vida muy buena que digamos. Los perezosos no suelen tener éxito en ninguna cosa, porque no están dispuestos a esmerarse. Hacen un trabajo chapucero y por eso no llegan muy lejos.
Al perezoso le falta visión. Únicamente piensa en la comodidad y el placer del momento. No se toma el tiempo de planear para el futuro. Debido a su dejadez, siempre opta por la opción que requiere el menor esfuerzo y produce la mayor satisfacción inmediata. Elige siempre el camino más fácil. Se especializa en dejarlo todo para después. Aunque a veces es bueno tomarse las cosas con calma, ser perezoso en la vida rara vez conduce al éxito o a la prosperidad. Tampoco produce satisfacción personal.
Entonces, ¿cuál es la alternativa? Pues en cada referencia sobre el perezoso, la Biblia también habla de la fidelidad y las bendiciones que reciben quienes son diligentes. La Biblia dice lo siguiente acerca de las bendiciones que reciben los fieles:
Proverbios 28:20 dice: «El hombre fiel recibirá muchas bendiciones».
En Mateo 25:21, Jesús dice: «Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu Señor».
Y Proverbios 3:3-4 afirma: «Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad: átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres».
No importa cuál sea nuestra vocación en la vida. Lo que importa es cómo respondemos a ese llamado. Martin Luther King Jr. lo resumió muy bien cuando dijo: «Si el llamado de un hombre es ser barrendero, debería barrer las calles como Miguel Ángel pintaba, Beethoven componía música o Shakespeare escribía poesía. Debería barrer las calles de tal manera que las huestes de cielo y tierra se detuvieran para afirmar: “Aquí vivió un gran barrendero que hizo honor a su trabajo”». Marie Story[2]
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Hagas lo que hagas, hazlo con todo el corazón, como si trabajaras para Mí y no para los hombres. Las cosas hechas de mala gana no son de Mi agrado y no son buenas para ti. Puede ser deseable hacer las tareas rutinarias a toda prisa y con negligencia, solo para salir del paso. Pero esa actitud negativa te desalienta y merma la imagen que tienes de ti mismo. Si haces esas mismas tareas con el corazón lleno de gratitud, encontrarás alegría en ellas y harás un trabajo mucho mejor.
Recuerda que cada momento de la vida es un regalo de Mi mano. En vez de sentirte con derecho a mejores circunstancias, aprovecha al máximo lo que te doy, incluyendo tu trabajo. Cuando puse a Adán y Eva en el huerto del Edén, les indiqué que trabajaran en él y lo cuidaran. Aunque era un entorno perfecto, no por eso era un lugar de inactividad en el que estar ociosos.
Sin importar a lo que te dediques, amor Mío, recuerda que trabajas para Mí. Dame lo mejor de ti, y a cambio te daré alegría. Jesús[3]
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La diligencia o la constancia en un propósito resulta en esfuerzo cuidadoso, energético y persistente. Las personas diligentes cumplen con su labor. No se rinden hasta haberlo dado todo. La Biblia usa la palabra diligencia de varias maneras, pero siempre en un sentido positivo.
El libro de los Proverbios menciona la diligencia unas cuantas veces. Un proverbio es una frase corta que expresa una verdad general para la vida práctica, y lo cierto es que la diligencia es buena para nosotros:
«La mano negligente empobrece, pero la mano de los diligentes enriquece»[4]. Este proverbio nos dice que quienes trabajan con diligencia suelen obtener buenos resultados, mientras que quienes se niegan a trabajar con diligencia sufren las consecuencias.
«El perezoso ambiciona, y nada consigue; el diligente ve cumplidos sus deseos»[5]. Este otro proverbio también compara a las personas diligentes con las perezosas. Los diligentes planean a futuro, ahorran y trabajan para satisfacer sus necesidades, mientras que los perezosos o personas no diligentes, nunca tienen lo suficiente porque no cumplen con sus tareas. Se dan por vencidos o hacen un trabajo tan chapucero que obtienen los resultados de su falta de diligencia.
En Proverbios 4:23 se nos dice que guardemos nuestro corazón con diligencia, porque todo lo que hacemos mana del corazón. Si no somos diligentes en cuidarlo de falsedades, malos pensamientos y deseos lujuriosos, nuestro enemigo Satán estará esperando para sacar provecho.
La diligencia implica un acto intencional de cuidar nuestro corazón, en vez de aceptar pasivamente todo lo que llega a nosotros. 2 Corintios 10:5-6 nos enseña cómo proteger nuestro corazón: «llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo». Así como el centinela se esmera en proteger una fortaleza, nosotros también debemos proteger con diligencia nuestra mente y nuestro corazón.
Luego de especificar una serie de guías e instrucciones, el apóstol Pablo exhortó a Timoteo: «Sé diligente en estos asuntos; entrégate de lleno a ellos, de modo que todos puedan ver que estás progresando»[6]. Entre otras cosas, lo que Timoteo debía hacer con diligencia era identificar falsos maestros[7], evitar fábulas y discusiones infructuosas[8], dar ejemplo a «los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza»[9] y ocuparse «en la lectura, la exhortación y la enseñanza»[10]. No se trataban de sugerencias o buenas ideas, sino de órdenes que debían cumplirse con diligencia.
También hay que ser diligente para ser un seguidor de Cristo. […] Jesús dejó muy claro que quienes desean ser Sus discípulos deben entregarse de lleno[11]. […] Jesús recalcó que el mayor mandamiento es «amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas»[12]. En otras palabras, el objetivo final de la vida es amar con diligencia al Señor. Todas las acciones fluyen de la postura de nuestro corazón. Cuando la diligencia es la base de todo lo que hacemos, y elegimos hacer cosas que agradan a Dios, establecemos normas que nos impulsan hacia la santidad y a una vida llena de excelencia. Gotquestions.org[13]
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Las personas comunes que hacen cosas sencillas y buenas ante Dios con fidelidad, diligencia y constancia producen resultados extraordinarios. David A. Bednar
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En las competiciones de fondo, el entrenamiento es más importante que la habilidad intrínseca. Yo compensaba mi poca aptitud natural con diligencia y disciplina. He aplicado ese principio a todo lo que he hecho. Nelson Mandela
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Debemos aprender nuestra vocación del Señor y luego tenemos que actuar con toda diligencia, sin pereza ni falta de cuidado. Es un patrón sencillo pero difícil de aplicar. Es muy fácil distraerse. Henry B. Eyring
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Verse obligado a trabajar y a dar lo mejor de uno produce templanza, autocontrol, diligencia, fuerza de voluntad, alegría, contentamiento y cientos de otras virtudes que quienes se dan a la pereza nunca conocerán. Charles Kingsley
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Con trabajo duro, perseverancia y fe en Dios, se pueden hacer los sueños realidad. Ben Carson
Publicado en Áncora en julio de 2022. Leído por Gabriel García Valdivieso.
[1] Eclesiastés 9:10 (NVI).
[2] Adaptación de un artículo de Solo1cosa.
[3] Sarah Young, Jesus Always (Thomas Nelson, 2017).
[4] Proverbios 10:4.
[5] Proverbios 13:4 (NVI).
[6] 1 Timoteo 4:15 (NVI).
[7] 1 Timoteo 4:1-5.
[8] 1 Timoteo 4:7.
[9] 1 Timoteo 4:12.
[10] 1 Timoteo 4:13.
[11] Lucas 9:57-62.
[12] Marcos 12:28-31.
[13] https://www.gotquestions.org/Espanol/Diligencia-Biblia.html.
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