Jamás lo olviden: ¡No han caído en el olvido!
Daniel Henderson
Ojos que no ven, corazón que no siente. Tal aseveración suena vulgar. No intento ser hiriente. No obstante, es un hecho: las relaciones y rutinas humanas pueden llegar a ser «poco memorables». Con el correr del tiempo muchas de nuestras relaciones se deterioran a consecuencia de que «ojos que no ven, corazón que no siente». Ciertamente, puede ser algo duro y desalentador. Más de una vez nos hemos decepcionado al descubrir que algunas amistades que considerábamos auténticas, sólidas y duraderas se volvieron distantes, superficiales y finalmente inexistentes. No obstante, con el Señor, eso nunca sucede.
(Leer el artículo [en inglés] aquí.)
Artículos recientes
- Cómo llorar con los que lloran
- La historia de Ester, segunda parte
- «Estoy haciendo algo nuevo»
- La historia de Ester, primera parte
- Él siempre está contigo
- La bendición de los recordatorios
- Alaba donde estés
- Vienen mejores días (6ª parte)
- ¿Por qué no interviene Dios?
- Cultivar una vibrante vida de oración