Integridad y la ética cristiana, 2ª parte
Tomado de la serie Roadmap (hoja de ruta)
En la primera parte se trató el tema de la ética, se dieron ejemplos de integridad y se habló de la brújula interna que señala el bien y el mal y también de la regla de oro. La ética sin un fundamento moral es como tener una brújula que no señale el norte geográfico. Sería un objeto inútil. Es preciso determinar el rumbo correcto de nuestras convicciones personales y la moral; y si tenemos una brújula moral que funcione bien, el rumbo proviene de la Palabra de Dios.
En Ethics 101, John C. Maxwell nos advierte que, desde su punto de vista, hay cinco factores que pueden empañar la regla de oro, a medida que se aplica a nuestra integridad personal. Para entender el mensaje completo, querrás leer la explicación completa que da el autor, pero el concepto general se puede explicar como sigue:
Aunque es posible que las personas actúen de manera ética, sea cual sea su situación social o económica, varios factores tal vez impidan que muchas personas lo hagan.
El primero es la presión, en particular la presión para tener éxito, y hacerlo con mucha rapidez. A fin de combatir esa presión, oblígate a ir más despacio y examina lo que haces. Empieza el examen de conciencia haciéndote preguntas. ¿Lo estás haciendo sin pensar? ¿O por temor u orgullo? ¿Tus acciones comprometen tu código moral? También es provechoso colocar recordatorios de las razones por las que quieres actuar de manera ética, por ejemplo fotos de tu familia o símbolos de tu fe.
El placer es la segunda amenaza para proceder éticamente. El placer tienta a todos. Sin embargo, las decisiones basadas en el placer son débiles. La disciplina es tu arma principal contra las tentaciones del placer. Prepárate para actuar conforme a tu deber.
El poder es la tercera amenaza. Si centras la atención en cuánto poder puedes obtener, lo que puedes lograr y lo que puedes hacer impunemente, en vez de en lo que deberías hacer, te descarriarás.
Algo que está muy vinculado con el poder es el orgullo. Si eres una persona engreída, solo te concentrarás en ti y en que lo que haces es estupendo, en vez de ver tus acciones con un enfoque claro para ver si haces lo que deberías.
Por último, una falta de prioridades puede causar que actúes de forma poco ética. Si no has establecido claramente tu escala de prioridades, tropezarás. Obrarás de acuerdo con algo menos importante cuando deberías obrar conforme a algo de mayor importancia. Para evitar ese obstáculo, a diario repasa tu escala de prioridades y compárala con tus acciones. John C. Maxwell[1]
A todos nos beneficiaría asignar un tiempo a pensar en esos cinco «enemigos» de la regla de oro y en la manera en que ha afectado nuestra vida.
Cuando tenemos integridad, sabemos cuáles son nuestros valores y podemos comunicarlos a otros. Actuamos conforme a nuestros valores y vivimos de manera acorde con nuestras convicciones. Nos responsabilizamos de nuestras decisiones.
La ética de nosotros, los cristianos, debería estar centrada en la Palabra de Dios y en los principios que Él ha presentado a Sus hijos. Seguir la verdad de la Palabra de Dios, ser motivados por Su amor, y buscar ser un ejemplo de cristianos sinceros son puntos de referencia para las decisiones que tomamos.
Si buscas aclarar y fortalecer tu ética personal, si quieres fortalecer tu integridad personal, puedes estudiar la Palabra de Dios, meditar en Sus preceptos, escuchar Su suave voz que te llega al corazón, y pedirle que te hable.
Además de fortalecer tu integridad personal con esos pasos espirituales, también otros pasos prácticos pueden ser de utilidad, como:
- Redacta una declaración de tus principios y propósitos.
- Promete prudentemente y siempre cumple lo que prometas. Prometer menos y dar más es mejor que lo contrario.
- Sé una persona sincera y evita la exageración.
- Piensa antes de hablar, y luego habla prudentemente y con premeditación.
- Sigue modelos de conducta positivos.
- Sopesa tus decisiones de modo que reflejen coherentemente tus valores éticos.
- Redacta el borrador de tu ética personal cristiana[2].
Estos son algunos fragmentos del código moral cristiano que han redactado diversas personas.
- No prometo confidencialidad en situaciones en que sé que la ley requiere que divulgue información.
- No sacaré provecho a sabiendas de la ignorancia de otros.
- No crearé incentivos para que otras personas actúen de manera contraria a la ética.
- Detendré a los amedrentadores que acosen o intimiden a alguien, aunque se trate de una persona que yo no conozca.
- No conduciré bajo los efectos del alcohol. Incluso si solo estoy un poco mareado, pediré que me lleven o tomaré un taxi[3].
Estos son otros puntos que representan un buen patrón de conducta para una declaración de principios y objetivos personales:
- Daré al Señor el primer lugar en mi vida. Sobre todo procuraré complacerlo, aunque no sea fácil ni cómodo.
- Daré testimonio de la verdad. Me esforzaré para guiar a otros hacia la salvación y el conocimiento de Jesús.
- Daré a mi cónyuge y a mis hijos un ejemplo de lo que es el amor incondicional de Jesús y el perdón, incluso cuando tenga la tentación de ser impaciente, enojarme o tener una actitud condenatoria.
- Daré de mi tiempo y dinero para ayudar a la misión y la obra de Dios.
- No abusaré de mi cuerpo, que es el templo del Espíritu de Dios.
- No contaré chismes ni hablaré mal de los demás.
- No engañaré a otros al promover mi negocio, obra benéfica ni otras actividades.
Actualmente está flotando la idea de que los chicos buenos terminan en el último lugar o que las chicas buenas no consiguen tener la mejor oficina. Pero eso no es verdad. No, si los chicos buenos son los que llevan una buena vida, son amables y buenas personas, saben lo que creen y perseveran en ello; dan a otros de su tiempo, servicio y bienes; se sacrifican cuando sea necesario aunque salgan perdiendo y dan el primer lugar a Dios y a su familia. Incluso si en este mundo no consigues la mejor oficina, a los ojos de Dios y en la carrera que Él ha puesto delante de nosotros terminarás en primer lugar.
Es posible que haya ocasiones en que te parezca que pierdes o que sufres debido a tus decisiones de vivir según tus convicciones y principios de fidelidad al Señor, pero ahí entra en la ecuación la visión celestial. Nunca perderás al poner primero a Jesús y al prójimo, y cualquier sacrificio que hagas en esta vida se te devolverá con creces, no solo en el Cielo, sino también en este mundo. Jesús dijo:
Todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de Mí y del evangelio, la salvará, porque ¿de qué le aprovechará al hombre ganar todo el mundo, si pierde su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Marcos 8:35-37[4]
¡Todos tenemos oportunidad de llevar una vida sin remordimientos! «¡Siempre es el momento indicado para hacer lo correcto!» Martin Luther King, Jr.
¿Te esfuerzas por vivir con integridad, basándote en la moral cristiana? Tú defines la clase de persona que eres. Tus acciones y decisiones convencerán a las personas de que eres un «artículo auténtico»… o que no lo eres.
¿Optarás por hacer lo correcto o tomarás la salida más fácil? ¿Cuánto estás dispuesto a sacrificar a fin de mantener intacta tu integridad?
Las personas esperan mucho de nosotros los cristianos. Es nuestro deber esforzarnos por dar un ejemplo de cómo Jesús actuaría y viviría. Por lo tanto, nuestro grado de integridad debería estar en consonancia con las normas de la Biblia y lo que Jesús esperaría de nosotros en la manera en que nos comunicamos con los demás y hacemos negocios. Si nos alejamos de ese modelo o actuamos de manera poco ética, nos arriesgamos a que alguien tropiece o incluso a hacer que se aleje del Señor. Por otro lado, si tienes una firme ética cristiana y tu integridad es sólida como una roca, las personas confiarán en ti, tu actividad misionera o empresa serán más productivas, y darás un ejemplo de la verdad y el amor de Jesús. Eso equivale a tener éxito en la vida cristiana.
Roadmap fue una serie de videos de LFI creada para adultos jóvenes. Se publicó por primera vez en 2010. Texto adaptado y publicado de nuevo en Áncora en marzo de 2017.
[1] John C. Maxwell, Ethics 101 (Center Street, 2005).
[2] Robert L. Turknett y Carolyn N. Turknett, Decent People, Decent Company—How to Lead with Character at Work and in Life (Mountain View, CA: Davies-Black, 2005).
[3] Ronald A. Howard y Clinton D. Korver, Ethics for the Real World: Creating a Personal Code to Guide Decisions in Work and Life (Boston, MA: Harvard Business Press, 2008).
[4] RVR 1995.
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