Estaciones de la vida
Palabras de Jesús
¿Te has preguntado por qué parece que algunos tienen mucha suerte, que gozan de buena salud, desempeñan ministerios fructíferos y llevan una vida familiar excelente, mientras que parece que otros tienen problemas, conflictos y dificultades por los cuatro costados?
Una respuesta sencilla sería decir que no sería prudente hacer comparaciones. Aunque es cierto que debes aprender a no envidiar, también es verdad que en la vida de todo ser humano pasan cosas que los demás no ven ni advierten. Si entiendes eso, te resulta más fácil no compararte negativamente.
Parte de la respuesta se encuentra en las sabias palabras del Eclesiastés: «Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora»[1]. No todo el mundo pasa por momentos o temporadas difíciles al mismo tiempo, pero todos los tienen en algún momento. Mis hijos, que me aman y ponen su esperanza en Mí, pueden estar seguros de que los otros creyentes también pasan por temporadas difíciles en algún momento de su vida.
Ninguna vida está completa sin temporadas de sufrimiento, tristeza y dificultades. Permito que cada persona tenga diversas clases de dificultades porque por medio de ellas aprende a vencerlas. Al pasar por la experiencia de encontrarse en el límite de sí misma, aprende a aferrarse a Mí y descubre Mi poder y fortaleza. En muchos casos, hace falta una actitud de apremio para que la persona llegue a ese punto, y por lo general, ese apremio surge en los momentos de grandes dificultades.
Si tienes la tentación de mirar a cierta persona y pensar que da la impresión de que no tiene muchos problemas en la vida —al menos ninguno que se pueda comparar con los tuyos—, ten la certeza de que todos tienen dificultades, o en cierto momento las tendrán.
Lo que para ti puede parecerte que es una vida de ensueño, un ministerio ideal o unas circunstancias óptimas, para otra persona en realidad puede significar una vida de gran sacrificio. Si pudieras ver al interior del corazón o la vida de quien está en esas situaciones, por lo general verías que ha hecho grandes sacrificios hasta estar en condiciones de ocupar el puesto en que se encuentra o recibir esas bendiciones, y le supone un sacrificio diario.
Veo todos los secretos del corazón que tú no puedes ver. Algunas personas parecen sufrir en gran medida debido a sus circunstancias; sin embargo, tienen una fuente de satisfacción y felicidad interior que supera la de otros que enfrentan desafíos menores. Es posible que tengas la tentación de verlo como algo más bienaventurado, una vida más despreocupada o llena de evidentes triunfos con pocos problemas y molestias. Veo la vida bendecida como una vida plena: con fe abundante, profundidad espiritual, comprensión, amor abnegado y preocupación por el prójimo, una vida en la que se tiene una relación íntima conmigo, fortaleza espiritual interior y un corazón compasivo. Y con frecuencia esos tesoros espirituales, esas cualidades valiosas, vienen acompañados de pruebas, sufrimiento o la superación de grandes dificultades que hacen las veces de maestros.
En el Cielo todos llevarán una vida perfecta. No habrá más sufrimiento, tristeza ni épocas de andar por fe en medio de circunstancias penosas. Pero las cualidades que adquieras ahora al superar esas condiciones adversas en esta vida te acompañarán por la eternidad. El tiempo que pases en esta vida es tu oportunidad de adquirir esas virtudes mediante las experiencias que vivas en la Tierra. Aunque haya dificultades, estas son el camino a lecciones importantes, aprendidas por todos los que pasan por el fuego y resisten las pruebas.
Decide que vas aprender de toda experiencia y temporada de la vida, sobresalir en la escuela de la vida y salir vencedor. Y si te parece que alguien lo tiene todo más fácil o que tiene más éxitos por sus esfuerzos, recuerda que no conoces las batallas íntimas que ha pasado esa persona. Cada uno experimenta dificultades y oportunidades que lo ayudan a madurar. Tal vez aprendió a disimularlo tras una sonrisa, o quizás no esté ahora en esa temporada de la vida. Recuerda que no ves el panorama completo, ni entiendes todo lo que conlleva forjar la vida de cada persona.
La parte que te toca es sacar el mejor partido a la vida que te he dado. Cuando llegues al Cielo entenderás cómo cada dificultad, desafío, pérdida y temporada difícil de tu vida fue para tu bien. Te alegrarás cuando veas que toda cruz que portaste en la vida fue concebida a la perfección, con el fin de fortalecer tu fe y modelar tu carácter para embellecerlo.
El viaje es hacia adelante
Yo siempre te guío hacia adelante. Cuando pasas por períodos difíciles, tiendes a mirar hacia atrás anhelando las temporadas en que tu vida parecía más fácil, menos complicada. Fantaseas con esos tiempos más sencillos y los ves color de rosa. Incluso tus oraciones reflejan el anhelo de regresar a circunstancias anteriores, más fáciles. ¡Pero eso no es lo que quiero para ti!
Debido a la naturaleza del tiempo, solo se puede viajar en una dirección y es hacia adelante. Tu vida en la Tierra es un viaje: comienza en el nacimiento y termina en las puertas del Cielo. Yo soy tu guía y tu deber es seguirme a donde Yo te dirija. Algunas veces te llevo a lugares a los que preferirías no ir, pero esa es mi prerrogativa como tu Dios y Salvador.
También soy tu Pastor. Siempre te dirijo por el mejor camino posible, sin importar lo doloroso o confuso que pueda ser. Cuando tu camino te lleve por un valle oscuro y pases dificultades, acude a Mí en busca de ayuda. Sígueme obedientemente, confía en Mí cuando estés en medio de la oscuridad y la confusión. Mi tierna presencia te acompaña en cada paso de tu camino. A medida que te mantengas cerca de Mí, te indico el camino que está por delante. Poco a poco, convierto tus tinieblas en Luz. […]
Así pues, no pierdas la esperanza cuando pases por momentos difíciles, ni intentes escapar de ellos antes de tiempo. ¡Elegir el momento es mi prerrogativa! Todo tiene su tiempo y toda actividad bajo el cielo tiene su hora. […]
A diferencia de las cuatro estaciones del año, las etapas o temporadas de tu vida no tienen un orden, ni son predecibles. Cuando estás de luto, tal vez te parezca que el dolor te va a acompañar el resto de tu vida. Recuerda, sin embargo, que Yo he prometido ser compasivo. ¡El amor que tengo por ti es muy grande, es inagotable!
Cuando sufras, busca las señales de Mi presencia misericordiosa. Incluso durante los días más oscuros, los rayos de Luz pasarán por las nubes de tormenta, y proveerán esperanza y consuelo. Mi amor inagotable brilla siempre sobre ti. Mira Mi rostro que resplandece sobre ti. Nunca se terminan Mis misericordias. Se renuevan cada mañana[2],[3].
Artículo publicado por primera vez en mayo de 2000, a menos que se indique lo contrario en los párrafos correspondientes. Texto adaptado y publicado de nuevo en enero de 2020.
[1] Eclesiastés 3:1.
[2] Lamentaciones 3:32, 23.
[3] Sarah Young, Jesus Calling (Thomas Nelson, 2010).
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