En este mundo sin ser parte de él
Recopilación
Preparándome para una entrevista de radio con Os Guinness acerca de su nuevo libro Impossible People,leí algo que me dejó paralizado:
La verdad es que el mundo, como lo hemos conocido los cristianos por muchos siglos, se ha ido; y para siempre. De manera tan definitiva, que es imposible un sencillo regreso o recuperación. […] El conflicto de la cultura cristiana ha sido en vano[1].
Aunque no esperaba leer aquellas palabras, al asimilarlas, también me di cuenta de que por un tiempo ese convencimiento había aumentado en mi interior. No quería reconocerlo. No quería admitir que no podríamos hacer que el reloj volviera atrás, a los días en que la perspectiva del mundo que tienen los cristianos era el fundamento para comprender el bien, la verdad y la belleza. No quería reconocer que el mundo en el que yo había crecido se había ido para siempre. Sin embargo, creo que Os tiene razón.
[…] Se terminaron los días en que los cristianos podían coexistir tranquilamente con la cultura sin tener que responder a todo el que pida razón de la esperanza que hay en ellos[2]. Los creyentes que en el pasado se mantenían al margen no podrán esconderse. La oposición los obligará a tomar partido de forma activa.
Por mi parte, hago dos cosas. Y te animo a hacer lo mismo.
En primer lugar, debo adaptar mis expectativas. Claro, el Señor puede hacer lo que Él quiera, pero ya no espero el siguiente período de elecciones ni un nuevo movimiento del Espíritu que recorra nuestra tierra para que nos rescate de ser extranjeros en nuestro propio país. Lo cierto es que siempre hemos sido extranjeros en este mundo. Aunque los tiempos relativamente fáciles en Occidente han hecho que los cristianos olvidemos que siempre ha sido de otro modo para nuestros hermanos y hermanas de otras regiones. Tal vez Dios ha entregado nuestra cultura[3] por un tiempo para recordarnos a qué reino pertenecemos en realidad.
En segundo lugar, estoy más firme en mi decisión de ser fiel a Cristo, por la gracia de Dios, independientemente de las hostilidades u obstáculos que enfrente, sea cual sea el precio que deba pagar. Quiero estar preparado de modo que, habiendo acabado todo, mi familia y yo sigamos firmes[4] independientemente de la oposición. Es posible que las cosas se vuelvan más fáciles o mucho más difíciles. Solo Dios lo sabe. Los días de antes, más fáciles, tal vez se hayan ido para siempre, como lo expresó Guinness, pero a los seguidores de Cristo eso no debería importarles.
Lo más importante se puede resumir en las palabras pintadas con esmero en dos pequeñas piedras, que los padres de Os, que eran misioneros, le dieron cuando él era un muchacho y lo enviaron desde Nankín a un internado de Shangái. Las piedras decían simplemente: «Hallado fiel» y «agradar a Dios». Greg Koukl[5]
¿Cómo pueden los creyentes estar en el mundo sin ser parte de él?
Cuando en el Nuevo Testamento leemos acerca del «mundo», el término griego traducido en esos pasajes es cosmos. Al decir, el cosmos, casi siempre se refiere a la Tierra habitada, y también a la gente que vive en ella, que funciona aparte de Dios. Satanás es el gobernador de ese «cosmos»[6]. Basándose en la sencilla definición de que la palabra mundo se refiere a un sistema mundial gobernado por Satanás, se aprecia con mayor facilidad las afirmaciones de Cristo de que los creyentes ya no son del mundo, que ya no estamos gobernados por el pecado, ni estamos atados por los principios del mundo. Además, estamos transformándonos conforme a la imagen de Cristo, lo que hace que nuestro interés en las cosas del mundo sea cada vez menor en la medida que maduramos en Cristo.
Los que creen en Cristo Jesús simplemente están en el mundo —están presentes físicamente— pero no son del mundo; no son parte de sus valores[7]. Los creyentes debemos estar apartados del mundo. Ese es el significado de ser santo y llevar una vida santa y justa: estar apartados. No debemos participar en las actividades pecaminosas que promueve el mundo. Tampoco nos vamos a quedar con la mentalidad sosa y corrupta que crea el mundo. Más bien, debemos amoldarnos a Cristo; y también nuestra manera de pensar debe ajustarse a la de Cristo Jesús[8]. Esta es una actividad y un compromiso diario.
Asimismo, debemos entender que estar en el mundo, pero no ser de él, es necesario si queremos ser una luz para quienes se encuentran en oscuridad espiritual. Debemos vivir de manera que los que no tienen nuestras creencias vean nuestras buenas obras, nuestro comportamiento, y sepan que en nosotros hay algo diferente. Los cristianos que se esfuerzan por vivir, pensar y actuar como los que no conocen a Cristo, no le hacen ningún favor al Señor. Incluso los paganos saben que «por sus frutos los conoceréis», y los cristianos debemos manifestar en nosotros el fruto del Espíritu.
Estar en el mundo también significa que podemos disfrutar de las cosas del mundo, como de la esplendorosa creación que Dios nos ha dado. Sin embargo, no vamos a meternos de lleno en lo que el mundo valora, ni vamos a correr tras los placeres mundanos. El placer ya no es nuestro llamado en la vida, como lo fue una vez, sino más bien la adoración a Dios. Tomado de gotquestions.org[9]
Si ganare todo el mundo
Si ganare todo el mundo pero perdiera al Salvador,
¿mi existencia tendría algún provecho y valía?
¿En todo lo material que pronto perderá valor
hallará mi doliente corazón consuelo y alegría?
Si ganare todo el mundo pero perdiera al Salvador,
¿los afanes y luchas de esta vida tendrían razón?
¿Un instante de una vida plena de Su gracia y amor
con todos los tesoros mundanos tendrán comparación?
Esa canción habla de ganar el mundo y perder al Salvador. Está completamente de acuerdo con las Escrituras, tal como dice: «Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?»[10] La respuesta es muy clara, sería una completa pérdida, una ruina eterna.
Pero, ¿cómo se puede medir el valor de un alma mortal? Dios la tasó tan alto que entregó a Su propio Hijo para redimirnos. Y los que hemos sido redimidos valoramos la comunión y el gozo inefable que disfrutamos con el Señor, la experiencia más entrañable que existe, y el precio que pagó nuestro Señor Jesús así como que tengamos un alma eterna.
Por otro lado, la Palabra dice: «El mundo pasa y sus deseos»[11], por eso no resulta demasiado lamentable perder algo que de todos modos no podemos conservar. Además, si tenemos en cuenta la amplitud de este mundo, nadie puede acaparar una porción demasiado grande de él. Hasta el hombre más acaudalado solo posee una porción minúscula, y el conquistador más grande de la historia solo pudo conquistar una ínfima parte. Cómo puede hacer mella el mundo en tu corazón y desplazar a Cristo: con todas esas cosas innecesarias e inútiles, al dar prioridad a algo indebido, dedicar demasiado tiempo a cosas mundanas, prestar más atención a lo material que a tener comunión con Jesús y leer Su Palabra.
El mundo jamás satisface. Si nada te satisface, si sientes dentro de ti ese doloroso vacío, esa carencia, presta atención a esta escritura: «Mi porción es el Señor». Millones de personas dan testimonio de ello, de que Él ha satisfecho cada anhelo de sus corazones, y de que cuando solo conocían las obras y recompensas mundanas que no les proporcionaban satisfacción alguna, Cristo llegó a sus vidas y alumbró sus almas entenebrecidas. Como dice la Palabra: «Para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo»[12].
Si gozara de gran renombre mundial
y de muchos amores y fortuna ilimitada,
mas carezco de esperanza y puerto seguro
donde encallar mi pobre nave zozobrada.
Si ganare todo el mundo mas perdiera al Salvador
que soportó la cruel cruz y murió por mí,
¿el mundo entero me ofrecería un refugio
a donde en mi pesar y angustia poder huir?[13]
Él te conoce bien; a pesar de ello, se humilla para descender a tu nivel y suplicarte que acudas a Él. Te dice: «Ven a Mí y vivirá tu alma»[14]. Su Palabra dice: «Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado»[15]. Virginia Brandt Berg
Publicado en Áncora en septiembre de 2017.
[1] Os Guinness, Impossible People (Downers Grove: IVP Books, 2016), 45.
[2] 1 Pedro 3:15.
[3] Romanos 1:24, 26, 28.
[4] Efesios 6:13.
[5] http://www.str.org/article/when-i-read-it-stopped-me-cold-mentoring-letter-october-2016#.WJMft38o0fK.
[6] Juan 12:31, 16:11; 1 Juan 5:19.
[7] Juan 17:14–15.
[8] Romanos 12:1–2.
[9] https://www.gotquestions.org/in-but-not-of-world.html.
[10] Mateo 16:26.
[11] 1 Juan 2:17.
[12] 2 Corintios 4:6.
[13] Si ganare todo el mundo, de Anna Olander, 1904.
[14] Isaías 55:3.
[15] Juan 17:3.
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