En el inicio del año
Peter Amsterdam
Cuando termina un año y me encuentro en el umbral del siguiente, por lo general veo el futuro con optimismo. Me gusta celebrar las victorias del año que pasó, los progresos, los obstáculos superados y las alegrías vividas. También procuro dejar atrás lo que no se logró —los fracasos, los objetivos frustrados, las expectativas no satisfechas— y comenzar el año resuelto a mejorar, trabajar con más eficiencia, progresar más y alcanzar mis metas.
Al pensar en este nuevo año, la verdad es que me parece emocionante. Al mismo tiempo, siento cierta aprensión. Mi optimismo con respecto a las posibilidades y oportunidades que ofrece este año hace que me ilusione con lo que el Señor me tiene preparado. Pero también hay un pesimismo latente motivado por lo que sucede en el mundo. Estoy, pues, intentando conciliar esas dos posturas antagónicas de optimismo y pesimismo con relación al nuevo año.
Cada uno de nosotros puede aprovechar activamente las oportunidades que se le presenten en el curso del año. Al fin y al cabo, los resultados que obtengamos dependerán, al menos en parte, de las metas que nos pongamos, las decisiones que tomemos y el esfuerzo que hagamos, así como de nuestras oraciones y nuestra búsqueda de la voluntad de Dios. Por otro lado, no podemos controlar los acontecimientos mundiales.
¿Cómo conciliar ambas perspectivas —optimismo y pesimismo— y tener una visión equilibrada? Al reflexionar sobre el tema, me hice unos propósitos personales de cara a este año.
En cuanto al pesimismo por el estado del mundo, he resuelto:
- No sucumbir al temor. Es importante encarar los males de este mundo con fe en Dios. Si bien se cometen atrocidades e injusticias y hay muchas situaciones penosas y terribles, los cristianos debemos poner nuestra fe en el Señor y tener Su paz en nuestro interior, sean cuales sean nuestras circunstancias o las de otras personas.
- No permitir que el triste estado en que se encuentra el mundo —y que me recuerdan con regularidad los medios de comunicación— me haga prestar atención principalmente a lo negativo. Hay mucha maldad en la Tierra, pero también muchas cosas buenas. Me comprometo, pues, a tener presente lo bueno, a fijar mis pensamientos en lo que es verdadero, honorable, justo, puro, bello y admirable. «Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza»[1].
- Centrarme en lo que enseñó Jesús: amar al prójimo en general. Es cierto que quienes obran mal merecen retribución y castigo; sin embargo, no debemos adoptar hacia ellos una actitud de venganza y odio.
- Orar por los que están en el poder. Pedir que Dios les dé sabiduría para afrontar situaciones volátiles, y que los móviles que los animen sean la verdad y la justicia.
- Por el lado optimista, por supuesto que este último año sucedieron muchas cosas por las que podemos alabar a Dios, y que este nuevo año ocurrirán muchas más.
Cada uno de nosotros puede mirar hacia el futuro con optimismo, sabiendo que el Dios del universo nos ama y participa personalmente en nuestra vida. Si oramos por este nuevo año y le pedimos orientación y ayuda, Él nos guiará en nuestras decisiones y nos conducirá por sendas que nos permitan alcanzar metas que se ajusten a Su voluntad.
En este momento del año me parece que vale la pena que lo busque para saber qué metas quiere Él que me esmere por alcanzar, sean estas espirituales o prácticas. La seguridad de que mis metas coinciden con los designios globales que Él tiene para mí resulta muy alentadora y me infunde mucha fe.
Enseguida detallo algunos aspectos de mi crecimiento personal en los que tengo pensado concentrarme este año:
- Prestar más atención a mi desarrollo espiritual. Es algo que significa mucho para mí, y sé que requiere intencionalidad.
- Invertir en mis amistades. Los amigos son una parte importante de la vida, pero es muy fácil no valorarlos. Me propongo dedicar más tiempo y esfuerzo a fortalecer esas relaciones.
- Minimizar el estrés. Estoy orando para encontrar formas de evitar el estrés, en lugar de simplemente aguantar y seguir adelante cuando me veo en situaciones estresantes.
- Hacer lo posible para que la gente de mi entorno se acerque más a Dios. En mi vida hay personas maravillosas que desafortunadamente albergan fuertes prejuicios contra Jesús. Ruego que tenga el acierto, la paciencia y el amor para llevarlas a conocer al Señor.
Ruego que tú también inicies este año con un claro propósito y un rumbo bien definido, que dediques tiempo al Señor para obtener Su guía y que a medida que te esfuerces por alcanzar tus metas encuentres dicha y satisfacción.
Publicado por primera vez en diciembre de 2015. Texto adaptado y publicado de nuevo en enero de 2018.
[1] Filipenses 4:8 (NTV).
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