Andar en lo nuevo
Palabras de Jesús
Desháganse de su vieja naturaleza pecaminosa y de su antigua manera de vivir. […] En cambio, dejen que el Espíritu les renueve los pensamientos y las actitudes. Pónganse la nueva naturaleza, creada para ser a la semejanza de Dios, quien es verdaderamente justo y santo. Efesios 4:22-24[1]
Formación de nuevos hábitos
Es humillante lanzarse por fe y empezar de cero y dejar viejas costumbres. Pero mira más allá de las dificultades y aférrate a la mano que te tiendo para socorrerte. Si das el primer paso para reaccionar con nuevos ojos y nuevo espíritu, los pasos que des después te costarán menos. Déjame resplandecer por medio de ti. Deja que tu forma de actuar dé testimonio ante otros del poder de Mi Espíritu y de tu sumisión. Deja que haga borrón y cuenta nueva, y te dé una nueva pizarra con nuevas cosas escritas.
Si me buscas con afán a fin de cambiar, entonces recurre a Mis fuerzas y pídeme ayuda a cada paso. Toma tiempo desembarazarse de las costumbres de larga data; así que no te desanimes si a veces recaes en tu antigua forma de reaccionar. No pierdas de vista el ideal, y sigue dando pasos hacia una victoria. Tienes gran poder de Mi Espíritu a tu disposición; basta con que creas, recibas y vivas en él; y será espléndido.
*
Quédense tranquilos, que el Señor peleará por ustedes. Éxodo 14:14[2]
Empezar de cero
Si quieres empezar de cero con una persona y renovar por entero tu forma de relacionarte con ella y de verla; si de veras quieres deshacerte de los viejos hábitos y métodos, de la forma en que veías a la persona, la humildad es el punto de partida. Entiende que amo mucho a esa persona y que también estoy obrando en su vida. Si deseas cambiar tu forma de trabajar y relacionarte con una persona, de comunicarte y hablar con ella, pídeme que te dé una nueva actitud ante esa persona, una forma nueva y positiva de pensar en ella y hablarle. Lo único que te retendrá será el pasado y los viejos hábitos que de todas formas no te gustan.
Quieres lo flamante, lo nuevo. Quieres ser capaz de relacionarte con el amor, la comprensión y el gozo de Mi Espíritu. Y puedes hacerlo. Eres una nueva criatura. Te he dado nuevas formas de pensar y comportarte, de amar, de ver a los demás y de verte a ti mismo. Todo el que quiera encarar la vida de forma diferente, o ver a los demás con ojos nuevos, o su trabajo, o su ministerio, su cónyuge, sus hijos o a la persona con quien no se lleva bien, puede. Puedes llegar a ser lo que te he pedido que seas. Puedes tener reacciones buenas y llenas del Espíritu; decir palabras alentadoras y estimulantes; puedes tener pensamientos positivos y edificantes; puedes resistir los ataques del Enemigo; puedes dejar que Mi Espíritu emane de ti. No tienes que vivir como en el pasado ni dejar que el pasado te dicte cómo has de vivir ahora.
Un plan y un futuro
No sientas temor a causa de tu debilidad, ya que en ella encontrarás Mi fortaleza. Esa debilidad será para ti un recordatorio de lo mucho que me necesitas. Cuando clames a Mí, estaré ahí para levantarte. Estaré a tu lado para darte unas fuerzas que no te imaginas. Cuando no puedas más, cuando ya no sepas qué hacer y no te quede otro recurso, al levantar los ojos hacia Mí hallarás un nuevo comienzo.
Me descubrirás y me conocerás como nunca antes. Dependerás más de Mí. Tendrás un conocimiento más íntimo de Mí. Una relación más íntima y cálida, como nunca la has tenido conmigo. Hallarás fuerzas, poder, sabiduría y ungimiento. Todo lo que necesitas para el futuro.
Crees que tu futuro no será nada del otro mundo. Te parece que no habrá lugar para ti. Pero no te preocupes. Es que tú no lo ves como lo veo yo. Eres corto de vista, mas Yo conozco el futuro. Sé lo que hará falta entonces, y tengo un plan para tu vida. Pon el futuro en Mis manos, y ten la certeza de que tu utilidad no ha llegado a su fin. Justo está comenzando. Mira que tengo un plan, un propósito. No quedarás defraudado. Te alegrarás de haber persistido, de no haber dejado de tener fe ni de confiar, y de que en tu momento de debilidad me diste la mano y hallaste fuerzas.
No te inquietes por el futuro. Reposa en Mis brazos y encuentra tranquilidad en ellos. Ten la certeza de que te amo y que haré que se cumpla Mi maravilloso plan en tu vida.
La senda de la humildad
La senda por la que me gustaría llevarte es la de la humildad. En algunas partes esa senda se vuelve angosta y para poder pasar es preciso que te despojes de toda vestidura externa. Mira que si no te las quitas no podrás pasar por las estrecheces del camino. Una vez que las hayas atravesado, te encontrarás desnuda y sin nada. Ello te causa temor, pues puede que haga frío, y te preocupa estar al descubierto, expuesta. Mas Yo te cubriré, te mantendré abrigada y te protegeré.
Es necesario deshacerse de las cargas del yo, de las cargas de la imagen que la persona proyecta, las cargas del atractivo y del concepto que se tiene de sí mismo, las vestiduras del orgullo. Es preciso despojarse de todo eso. Aunque te parezca que quedarás desnuda y humillada, ¡en realidad serás liberada! Entonces podrás ponerte el atuendo de la sencillez y la humildad, que es mucho más ligero y fácil de llevar.
Acepta esa experiencia que te vuelve más humilde, pues la humildad te proporcionará gran felicidad. Esta es la senda que escojo para ti, una senda de mansa humildad.
Mantos de justicia
¡Me llené de alegría en el Señor mi Dios! Pues Él me vistió con ropas de salvación y me envolvió en un manto de justicia. Soy como un novio en su traje de bodas o una novia con sus joyas. Isaías 61:10[3]
*
Lleva con soltura Mi manto de justicia. Lo hice a tu medida, para cubrirte de pies a cabeza. El precio que pagué fue astronómico: Mi propia sangre. Jamás podrías comprar una prenda regia como esa, por mucho que trabajaras. A veces, olvidas que Mi justicia es un don, y llevar ese regio manto no te da comodidad. Lloro cuando veo que te mueves inquietamente bajo esa tela aterciopelada, como si el manto estuviera hecho de una áspera arpillera.
Quiero que confíes en Mí lo suficiente como para comprender que tienes un puesto privilegiado en Mi Reino. Relájate bajo los amplios pliegues de tu espléndido manto. Mantén los ojos en Mí mientras practicas la manera de caminar llevando esa prenda de salvación. Cuando tu comportamiento no sea adecuado al de una persona de Mi Reino, no trates de deshacerte de tu espléndido manto. En cambio, desecha tu conducta injusta. Entonces podrás tener tranquilidad al llevar esta prenda gloriosa y disfrutar el don que he creado para ti antes de la fundación del mundo[4].
Artículo publicado por primera vez en 1997, a menos que se indique lo contrario en los párrafos correspondientes. Texto adaptado y publicado de nuevo en junio de 2014. Traducción: Patricia Zapata N. y Antonia López.
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