¡Ya no son cautivos!
Testificación entre paredes de piedra y barrotes de hierro
María Fontaine
Una amiga me escribió acerca de un joven que está en la cárcel. Acababa de recibir una carta de él después de un largo período de silencio. Parecía desesperado. Le pedía que orara por él porque luchaba por aferrarse a su fe en Dios —y hasta para no perder la cordura— en una situación muy difícil.
Mi amiga quería ayudarlo, pero no sabía qué decirle; quería saber si yo estaría dispuesta a escribir algo para él. Oré con fervor para que pudiera expresar el amor de Dios a ese hombre y animarlo a aguantar.
A continuación reproduzco la carta que escribí, en caso de que ustedes quieran darla a alguien que conozcan y que se encuentre en prisión.
* * *
¡Hola! ¡Quiero decirte que me siento orgullosa de que luches por aferrarte a tu fe! Hace falta mucha fortaleza para mantenerse firme cuando te sientes sin esperanza y deprimido, y cuando estás rodeado de tanta maldad y oscuridad. Puedes cobrar fuerzas al recordar lo que dice la Biblia: «Mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo» (1 Juan 4:4; RVR1995). Eso significa que si tienes a Jesús en tu vida, Él es mayor y más fuerte que cualquier persona malvada o fuerza espiritual maligna que haya en el mundo.
Eres hijo de Dios. Independientemente de cuándo le abriste el corazón a Jesús, Él prometió que estaría siempre contigo. Si nunca lo has recibido en tu corazón o no recuerdas haberlo hecho, te sugiero que hagas una sencilla oración, como esta:
Jesús, te necesito. No puedo ver el camino que debo seguir; te ruego que me ayudes. Quiero Tu presencia en mi vida. Te ruego que entres a mi corazón, que me perdones por haber obrado mal y que me llenes de Tu Espíritu Santo. Amén.
Jesús dijo: «Yo estoy a la puerta [de tu corazón] y llamo; si alguno oye Mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo» (Apocalipsis 3:20; RVR1995). Jesús ha prometido que entraría en nuestra vida y la llenaría de su alegría y paz, y de salvación eterna, sin importar en qué circunstancias nos encontremos.
Una vez que has invitado a Jesús en tu vida, se queda ahí. Incluso cuando te parezca que no está ahí, sí está. ¡Él nunca te dejará, nunca!
(En esta carta quiero añadir algunos versículos de la Biblia. No sé si tienes una. O bien, si tienes una, tal vez no sabes dónde empezar a leerla, así que en esta carta podemos repasar algunos versículos.)
Jesús dijo:
«De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna» (Juan 3:16; RVR1995)
«Todos los que el Padre me da vendrán a Mí; y al que a Mí viene, no lo rechazo» (Juan 6:37; NVI).
«Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano» Juan 10:28; NVI).
La Biblia dice:
«¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro o espada? Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni principados ni potestades, ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro» (Romanos 8:35, 37-39; RVR1995).
«Él nos libró del dominio de la oscuridad y nos trasladó al reino de Su amado Hijo» (Colosenses 1:13; NVI).
No estás solo en esta terrible lucha. Jesús está contigo en todo momento. La Biblia dice: «Sean firmes y valientes, no teman ni se aterroricen ante ellos, porque el Señor tu Dios es el que va contigo; no te dejará ni te desamparará» (Deuteronomio 31:6; NBLH).
Es posible que digas: «No tienes ni idea de cómo es esto. ¡Nunca estoy a salvo! Aquí los hombres roban, mienten, te golpean. Y a veces, cuando crees que alguien es tu amigo, al final descubres que era un engaño, y que te ha timado».
Tienes razón. No sé cómo es estar donde te encuentras. Casi ni puedo imaginar por lo que pasas con la depresión y al sentirte sin esperanza, en abandono, soledad y temor. Sin embargo, sé que Jesús sabe exactamente por lo que estás pasando. Te entiende completamente, incluso mejor de lo que tú mismo te entiendes. Él te ama. Su corazón está dolorido al verte sufrir, y quiere ayudarte. Quiere darte paz en vez de tu temor.
Jesús sabe cómo es ser arrestado, encerrado y golpeado. De hecho, Jesús sabe lo que es ser condenado a muerte. Murió en la cruz, aunque era inocente. Lo hizo por ti, por mí, por todas las personas que han vivido en la Tierra. ¿Pero sabes qué? Lo habría hecho incluso aunque solo fuera por ti. Eres así de importante para Él.
Puedes dirigirte a Jesús por medio de la oración, sea lo que sea que pase en tu vida. Incluso cuando te parezca que todo está perdido, puedes decirle lo que hay en tu corazón. Puedes entregarle todas tus preocupaciones e inquietudes, sabiendo que Él se preocupa por ti. Jesús puede ayudarte a comprender mejor y hablarte por medio de la Biblia, o con Su suave y apacible susurro que te dirige al corazón y a tu mente. Puedes conversar con Él en todo momento, sabiendo que Él siempre te ayudará.
Cuando tienes a Jesús, no hace falta tener temor ni siquiera al encontrarte en la peor prisión. Él será tu protector. Si haces que Él sea parte importante de tu vida, verás la diferencia. Incluso en la cárcel puedes superar la depresión, el resentimiento, el temor y los pensamientos suicidas.
Cuando Jesús anunció Su llamamiento en esta vida, declaró que había venido a sanar a los quebrantados, a liberar a los cautivos, a rescatar a los oprimidos. Ya sea que estés dentro o fuera de la prisión, Jesús tiene para ti la liberación en el espíritu; es decir, la libertad que ha prometido a todos los que lo acepten a Él.
«Donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad» (2 Corintios 3:17; RVR1995).
«Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres. Así que, si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres» (Juan 8:32, 36; NVI).
Jesús dijo: «La paz les dejo; Mi paz les doy. […] No se angustien ni se acobarden» (Juan 14:27; NVI).
Estas son más promesas que están en la Biblia y que puedes hacer parte de tu vida:
«No temas, porque Yo estoy contigo; no te angusties, porque Yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré» (Isaías 41:10; NVI).
«Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo» (Salmo 23:4; NBLH).
«Sean firmes y valientes, no teman ni se aterroricen ante ellos, porque el Señor tu Dios es el que va contigo; no te dejará ni te desamparará» (Deuteronomio 31:6; NBLH).
«Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones» (Salmo 46:1; NBLH).
Dios te ama tanto que ha dado todas estas estupendas promesas de la Biblia para ti. Vas a tener que luchar para seguir confiando en Él. Vas a tener que optar por creer a Dios en lugar de al diablo que sigue arrojándote mentiras, tratando de convencerte de que por medio del temor le permitas apoderarse de tu mente. Por muy difícil que sea la situación y aunque sean muchas las veces que tengas que decir en voz alta o mentalmente: «Jesús, te creo. Rechazo las mentiras del diablo. Confío en que cumples Tus promesas». Si lo haces, sé que influirá notablemente.
Las promesas de Dios tienen un poder tremendo en ti si las tomas en serio. ¡Puedes hacerlo al leerlas una y otra vez, y al creer que Dios te habla a ti en particular! A la larga, lo más probable es que aprenderás de memoria varias promesas, y que luego puedas recordarlas estés donde estés o sea lo que sea que estés haciendo.
A veces hace falta tiempo para que Dios obre, pero Él lo hace todo bien. Se vale de todo lo que ocurre en tu vida para finalmente hacer que redunde en tu bien si crees en Él y estás entregado a Su propósito. (V. Romanos 8:28.)
¡No te rindas! Sigue mirando hacia Dios, aunque sea preciso que utilices tus últimas fuerzas. Necesitarás paciencia, lo que sé que no es fácil, y aguante, lo que también es difícil. La Biblia dice: «Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo» (2 Timoteo 2:3; RVR1995). Dios tiene Su mano en tu vida, y sea lo que sea que pase, estará a tu lado, ayudándote en todo.
Jesús es un amigo que permanece más cerca que un hermano. (V. Proverbios 18:24.) ¡Él ha prometido que nunca te dejará ni te abandonará (Hebreos 13:5)!
Amado Jesús, este es Tu hijo, él hace todo lo posible a pesar de encontrarse en esas circunstancias casi insoportables. Te necesita. Necesita la ayuda de Tu Espíritu Santo. Necesita todo lo que tienes que ofrecerle. Necesita las fuerzas, el consuelo y más fe que el Espíritu Santo puede dar cuando pareciera que la situación no podría ser peor. Ayúdalo a acudir a Tu Espíritu Santo, a buscar la ayuda que necesita. Necesita la fuerza, la sabiduría, la audacia, y tanto más que es suyo con solo pedirlo. (V. Lucas 11:13.)
Está cansado y se siente abrumado por la oscuridad que lo rodea. Necesita ver Tu luz. Te ruego que hagas algo para darle esperanza. Provee para sus necesidades, en particular te pido el milagro de una paz sobrenatural.
Ayúdalo a sentir Tu protección a su alrededor. Dijiste que cuando oramos, si creemos que vamos a recibir, tendremos todo lo que necesitamos. (V. Marcos 11:24.) Dale fe para creer. Tendrá esa fe al estudiar Tu vida en los libros de Mateo, Marcos, Lucas y Juan en la Biblia y al meterse de lleno en Tu Palabra y en Tus promesas. La Biblia dice que, si mantenemos en Ti nuestros pensamientos, tendremos paz.
Oro que llenes su corazón y mente con esa paz que va más allá de lo que podemos comprender (Filipenses 4:7). Él no puede simplemente alejarse caminando de esos problemas y terribles situaciones, pero puede hallar Tu presencia incluso en medio de todo eso. Puede decidir que va a mirarte a Ti y pedir la ayuda que le prometiste. A veces hará falta el máximo esfuerzo; hará falta paciencia y aguante, pues es posible que sus circunstancias no cambien visiblemente, pero Tú siempre estás con él.
Oro que pueda sentir Tu amor que lo rodea y lo llena, que tenga gracia, paz y paciencia. Oro que él crezca en el conocimiento de Tu Palabra y que encuentre satisfacción y gozo al vivir una vida de fe.
Amigo mío, esa es mi oración por ti.
En las peores situaciones, cuando es posible que te parezca que no tienes nada más que dar, en muchos casos Él puede traer una estupenda bendición al poner en tu camino a alguien que necesita fe como la que tú tienes. Y cuando intentes ayudar a alguien para que llegue a conocer a Jesús, descubrirás que el amor de Dios se vuelve más fuerte y más excelente en tu corazón. Dios te bendice a medida que animes a alguien con el amor, el consuelo y la esperanza en la que te apoyas. Si no sabes qué decir, tal vez podrías empezar al dejarles leer esta carta.
* * *
Hermanos y hermanas: Les pido que oren por este joven, para que Dios sustente su espíritu y que pueda hallar la comunión fraternal que necesita, de manera que juntos, él y otros creyentes, divulguen la luz de Dios en la oscuridad.
Hay muchos cristianos que han seguido un camino equivocado y que han sido encarcelados. Dios puede darles esperanza para seguir adelante y una forma en que ellos puedan ser una bendición mientras están entre rejas. Necesitan con urgencia que oren por ellos, a fin de que puedan ser una luz para otros. Oren conmigo para que podamos distribuir ampliamente esta carta y que todo el que la reciba la distribuya. Como resultado, creo que se puede llevar el mensaje de Jesús a prisiones enteras.
Publicado por primera vez en mayo de 2019. Adaptado y publicado de nuevo en abril de 2022.
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