Ventajas de practicar la oración
Recopilación
Uno de los frutos de la oración, aparte de dar resultados y respuestas, es el efecto y el fruto que tiene en tu propia vida y espíritu. Derramarme tu corazón te mantiene muy unido a Mí, dependiendo de Mí y en Mi Espíritu, y te protege de influencias negativas. La oración es una de las mayores protecciones con que se puede contar. Te ayuda a mantener limpios el corazón y el espíritu. Jesús, hablando en profecía[1]
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¿Para qué orar? Me he hecho esta pregunta prácticamente todos los días de mi existencia como cristiano, sobre todo cuando la presencia de Dios me resulta lejana y me pregunto si la oración no es más que una manera piadosa de hablarme a mí mismo. Es algo que me cuestioné al estudiar teología, pues me parecía inútil repetir cosas que sin duda Dios ya sabía. Mis conclusiones irán revelándose gradualmente, pero comienzo aquí porque la oración se ha convertido para mí en algo mucho más importante que una simple lista de compras con pedidos para presentarle a Dios. Se ha convertido en un realineamiento de todo. Oro para restaurar la verdad del universo, para obtener un vistazo del mundo y de mi propia persona, a través de los ojos de Dios. Philip Yancey[2]
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Más que nada, la oración te permite echar un vistazo a tu interior y alinearlo con el corazón de Dios. La oración no es un monólogo en el cual nos imaginamos a nosotros mismos comulgando con Dios. Por el contrario, se trata de un diálogo por medio del cual Dios moldea tu corazón y hace realidad lo que te tiene deparado. Es, verdaderamente, el preciado regalo para el cristiano que, a través de respuestas directas y de otras no tan directas, el seguidor de Jesús comienza a amar a Dios por lo que Él es, y no por lo que puede obtener de Él. Ravi Zacharias[3]
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La oración es una expresión de quiénes somos. […] Vivimos incompletos. Somos un espacio, un vacío que necesita ser llenado. Thomas Merton
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Yo rezo porque lo necesito. Porque tengo que recordarme a mí mismo que hay algo allí arriba y que ese algo es bueno. Oro para ser escuchado, naturalmente, pero hablando en términos prácticos, lo que me reporta el acto mismo de la oración es algo inherentemente profundo. El acto y la postura de la oración me reconecta con algo que a menudo pierdo de vista, algo que se interrumpe con la facilidad con que se corta un cordel. La oración vuelve a atar el cordel. La oración dice: «Sé que estás ahí arriba. Te creo. Saldré adelante. Sé que eres bueno.» Rezar es reconocer que hay algo más que lo que puedo ver y más que lo que yo puedo hacer. Que sucede mucho más que lo que salta a la vista. Shauna Niequist[4]
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Al orar, traslado mi punto de vista lejos de mi propio egoísmo. Me trepo a la pila de leña y desde ahí observo a la ínfima motita que soy yo. Contemplo las estrellas y recuerdo el papel que juego, o para tal caso, el papel que juega cualquiera de nosotros en un universo que escapa a nuestra comprensión. La oración es el acto de observar la realidad desde el punto de vista de Dios. Philip Yancey[5]
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Orar es andar a la plenitud de la luz de Dios y decir, simplemente y sin reservas: «Yo soy humano y Tú eres Dios». Henri Nouwen
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Pues cuando inicias tu travesía con Dios, lo único que tienes que hacer es seguir caminando con Dios. Entonces, la vida se vuelve un largo paseo, una sensación maravillosa. Etty Hillesum
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Como las alas para el ave y las velas para la nave, así es la oración para el alma. Corrie ten Boom
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Pedir por los demás es amor, es poner tu amor en acción en el plano espiritual. No solo es pensar en ellos y desear ayudarlos, sino hacer algo.
La oración de intercesión te motiva a dar de corazón. Hace que aumente tu amor por la persona por la que oras. El amor que sientes por ella te motiva a clamar a Mí para que la ayude.
Uno de los frutos más hermosos de interceder es que uno se vuelve menos egoísta. La oración te llena el corazón de amor por la persona, pues el amor por ella te motiva a ayudarla. Orar por alguien te motiva a suplicar constantemente por otra persona, de modo que tu vida no gira en torno a ti mismo; te abres y me pides que ayude a otros.
Esa clase de oración es ejemplo de desinterés, de estimar a los demás por encima de uno mismo. Es una forma de amor en acción, amor que trasciende las propias necesidades e intercede por otro. Y como te desvives por ayudar al prójimo, premio tu sacrificio y tu amor sirviéndome de las oraciones para transformar y mejorar también tu vida. Además, la persona que sabe que oras fielmente por ella, también se verá motivada a apoyarte en oración cuando lo necesites.
Orar es una forma de dar desinteresadamente, sin esperar nada a cambio, mas rinde dividendos. Haz la prueba y los verás. Jesús, hablando en profecía[6]
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Estoy convencido de que cuando rezamos por otros, Dios da a nuestro corazón una suavidad y una ternura que no estaban antes allí. Esto sucede porque al orar hablamos con Aquel que es pura misericordia, belleza absoluta, el ser todopoderoso que es pura bondad y puro amor. Cuando le rezamos a Él, Él nos transforma y nos hace más como Él. Frank Alcamo
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¿Por qué nos pide el Señor repetidas veces en la Biblia que oremos, cuando Él sabe mejor que nosotros lo que necesitamos y sabe lo que vamos a pedir? A veces llega a decir que responderá antes que le pidamos. Primordialmente oramos por nuestro propio bien y no por el de Él; le confesamos que no podemos defendernos sin Él. David Brandt Berg
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¡Vuelan nuestras cargas en las alas de la oración
haciéndose así soportable cualquier preocupación,
y nuestros corazones heridos más allá son elevados
para que con Su Amor admirable, sean allí sanados!
Son secadas de nuestros ojos las lágrimas de dolor
por las manos de un Padre que nos comprende con Su Amor
y todos nuestros problemas, temores y confusión
cuando a Él se los llevamos en las alas de la oración.
Helen Steiner Rice
Publicado en Áncora en febrero de 2013. Traducción: Quiti y Antonia López.
[1] Tomado de https://anchor.tfionline.com/es/post/lo-que-logran-las-oraciones/, marzo 2011.
[2] ¿Sirve de algo la oración? (Prayer: Does It Make Any Difference? Zondervan, 2010).
[3] El Maestro Tejedor (The Grand Weaver, Zondervan, 2010).
[4] Cold Tangerines: Celebrating the Extraordinary Nature of Everyday Life (Zondervan, 2010).
[5] ¿Sirve de algo la oración? (Prayer: Does It Make Any Difference? Zondervan, 2010).
[6] Publicado por primera vez en 2000.
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