Vencedores
Palabras de Jesús
Aprovecha ese momento de alegría
El libro de los Proverbios expresa sabiamente: «No te jactes del día de mañana, porque no sabes qué dará de sí el día»[1]. Al contrario, haz como David, que dijo: «En Dios nos gloriaremos todo el tiempo, y por siempre alabaremos Tu nombre»[2].
Puedes hacer planes para el día de mañana, pero también puede que ese mañana nunca llegue. Vive, pues, plenamente el momento. Agradece y disfruta el tiempo de que dispones. El mañana podría referirse no solo al día siguiente, sino a la próxima hora o incluso al próximo minuto. Lo único que tienes garantizado es el presente; no puedes dar por hecho el futuro. Por eso es conveniente procurar sacarle el jugo a cada momento, ya que en realidad lo único que tienes asegurado es el presente.
Mucha gente vive esclava de inquietudes del mañana y del futuro. En cambio tu destino y tu porvenir ya están asegurados. Se te ha concedido la promesa de la vida y el amor eternos, y de la dicha y la paz sin fin. Lo puedes dar por hecho. No tienes que vivir cautivo de los afanes del futuro. Puedes proyectarte de cara al futuro e ir ejecutando lo que has planeado, pero no hace falta que vivas atado a esos planes.
Así pues, eres libre de vivir a plenitud el tiempo del que dispones ahora. Si no lo gozas ahora, en realidad no tendrás otra oportunidad. Podrás abrigar recuerdos de los buenos tiempos o lamentarte de los malos. Podrás recordar con nostalgia lo mucho que disfrutaste de determinado momento, o lamentarte de que no fue así. Sin embargo, el único momento del que puedes disfrutar concretamente es ahora, este mismo instante. ¡Aprovéchalo, pues! ¡Aprovecha el día! ¡Aprovecha la alegría!
Gozar del recorrido
A veces los planes que trazas con mayor escrupulosidad fracasan. Se frustran por completo, o al menos así parece. Las más veces te trazas planes, te ordenas, tienes ideas maravillosas de lo que quieres realizar y las metas que aspiras alcanzar, pero de pronto ocurre algo inesperado y todo es esfuma. Si eres el tipo de persona que se esmera por mantener el orden, una cosa así puede ser desconcertante. De todas maneras se parece un poco a la teoría del caos, según la cual una leve alteración inicial puede llegar a tener resultados francamente inesperados.
Te habías programado para pasar del punto A al punto B, pero sin saber cómo terminaste en el Z. Tranquilo, no te afanes. Goza del recorrido. Si oraste y me encomendaste las cosas a Mí, permíteme que tome el timón. Disfruta del pintoresco recorrido. Goza del viaje, y confía en que te llevaré al destino que he dispuesto para ti.
Alegoría de la vida y el fútbol
Lo ideal para sacar el mejor partido a la jornada es pasármela a Mí. Se parece mucho al fútbol. Te despiertas con el balón ante tus pies. Tienes la sensación de que todos los jugadores rivales se te vienen encima para arrebatártelo… todas las exigencias de la jornada, tus obligaciones, los problemas y un largo etcétera de apremios.
Si no regateas enseguida con habilidad y rapidez, cualquiera de esos adversarios que te asedian te quitará la pelota. Cada una de esas necesidades que te exigen tiempo bien podría ser legítima y digna de tu tiempo y atención; probablemente lo sea. Pero si permites que esas cosas se apoderen de tu atención y foco de interés demasiado temprano en la jornada, pueden tomar por asalto todo tu tiempo y energías y ponerte a la defensiva.
Debes pasarme a Mí el balón. Encárgamelo todo a Mí. Siempre estoy al lado tuyo, y no tienes más que pasarme la pelota de un toquecito. O puede suceder que Yo esté al otro extremo de la cancha y que tengas que pegarle una buena patada para hacérmela llegar. En cualquier caso, debes actuar rápido y colocarte tú mismo y la pelota en una posición en que me la puedas pasar para luego intentar ganar terreno con ella en la cancha.
Puedes estar seguro de que elaboraré la jugada perfecta, según el plan que Yo haya dispuesto para ti en esa jornada. Mantén la mirada fija en Mí, y puedes dar por sentado que el partido está en Mis manos, independientemente del resultado. Sea lo que sea que te depare el día, no te quepa duda de que jugando en equipo saldremos victoriosos.
El arte de la jovialidad
El secreto para tener un corazón jovial es no tomarse la vida con demasiada seriedad. Si te tomas la vida con excesiva gravedad puedes descomponerte por tonterías. Al verbalizar esos sentimientos transmites vibraciones negativas a quienes te rodean. Si tienes un corazón jovial, otros se contagiarán. Si demuestras que confías en Mí, que me alabas y que no te alteras por nimiedades, se genera un clima de paz, serenidad y fe.
La vida se disfruta mucho más y es mucho más agradable estar en tu compañía cuando tienes un corazón alegre y un espíritu gozoso y feliz. Puedes tener una alabanza a flor de labios y un corazón jovial aun en circunstancias difíciles. Quizá tengas que poner bastante empeño para avivarte de tal manera que aflore esa alegría y otros la noten, pero una vez que lo hagas y te hayas habituado a practicar la alabanza y la jovialidad, te saldrá espontáneamente.
Nunca serás demasiado malo
Eres humano. No eres perfecto. Cometes errores, pero luego te arrepientes y te avergüenzas de ello. De ser perfecto, creerías que puedes prescindir de Mí, que puedes prescindir de Mi perdón. No serías igual de humilde y compasivo con los demás. Te parecería que te las puedes arreglar con tu propia bondad y tus propios méritos. No obstante, por ser humano y cometer errores, reconoces tu necesidad de Mí y acudes a Mí con amor y humildad.
Te quiero a pesar de todo. No te corresponde tratar de ser perfecto. Tu deber es obedecerme y hacer caso de Mis Palabras, amarme con todo tu corazón y pensamiento. Ser perfecto ni siquiera entra en la ecuación. Por tanto, no te cohíbas ni te canses nunca de acudir a Mí si ha pasado un tiempo en que no lo has hecho o si has metido la pata.
Nunca puedes ser demasiado malo para Mí y nunca será tarde para que acudas a Mí. Nunca es tarde para retornar a Mí. Nunca es tarde para acercarte a escuchar Mis palabras, procurar Mi amor y Mi consejo. Te amo y acojo con alegría cada momento, cada pensamiento y cada palabra que me dedicas.
Publicado en Áncora en octubre de 2016.
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