Una nueva dimensión de la oración
Rufus
[A New Dimension to Prayer]
«Luego volvió a Sus discípulos y los encontró dormidos. "Simón —dijo a Pedro—, ¿estás dormido? ¿No pudiste mantenerte despierto ni una hora?"» (Marcos 14:37).
¡Pobre Pedro! Siento un poco de lástima por él. Una hora temprano en la mañana, yo podría haberme quedado dormido fácilmente. La verdad es que mis oraciones habituales, a menos que esté ocurriendo algo terriblemente angustiante en mi vida, normalmente duran como mucho unos cinco minutos, y después empiezo a perder la concentración, soñar despierto y olvidar lo que estoy haciendo. Que Dios me ayude, no me siento orgulloso de reconocerlo. Durante mis años en la familia, casi siempre me sentí internamente inepto tanto en mis oraciones privadas como públicas. Ese ha sido mi talón de Aquiles.
En la época de Covid, las cosas se desaceleraron para mí. A raíz del tiempo que me sobraba, me vino una pequeña revelación de que debía aprovechar el tiempo adicional para alimentarme más de la Palabra y enriquecer mis hábitos de oración en lugar de ocupar mi tiempo viendo noticias, hablando de conspiraciones y con los medios de entretenimiento. Estas citas me impactaron.
Nuestra capacidad para permanecer con Dios en el aposento mide nuestra capacidad para permanecer con Dios fuera del mismo. E. M. Bounds
Nuestra grandeza se mide según cuánto tiempo pasemos en oración. Somos lo que somos en el lugar secreto con el Padre, sin importar lo brillante o espirituales que parezcan nuestras acciones. Andrew Murray
¿Cómo podría fortalecer mis hábitos de oración, un aspecto que nunca ha sido una virtud en mi vida? Recordé que David hacía referencia con frecuencia a una respuesta a Melanchthon atribuida a Lutero: «Tengo tanto que hacer hoy que pasaré las primeras tres horas en oración». Espera, ¿tres horas completas en oración? Probablemente podría separar tres horas de mi día, pero conociéndome, olvídalo. ¿Cómo podría orar eficazmente durante tres horas seguidas? No puedo ni concebir esa idea y mucho menos aplicarla.
Buscando artículos que hablaran de las oraciones eficaces, me topé con un comentario de Lutero sobre la estructura y el contenido del Padrenuestro en el que Lutero afirma con claridad que considera que el Padrenuestro es la mejor de todas las oraciones.
En resumen, así es como uso el Padrenuestro al rezar. Hasta el día de hoy mamo del Padrenuestro como un niño, y como anciano como y bebo de esa oración y nunca me harto. Es la mejor oración, incluso mejor que el Salterio, que es tan querido para mí. Martín Lutero
En lo personal, solía considerar el Padrenuestro como la oración que todos repetíamos al final de una reunión, pero nunca realmente consideré aplicarla de manera específica en mi vida de oración. Me di cuenta de que Lutero no se refería solo a citar el Padrenuestro, sino a realmente rezarlo poniendo estructura y contenido en él. ¿Será que esa es la clave? Empecé a estudiar artículos relacionados con el significado más profundo del Padrenuestro, muchos de los cuales se han publicado en los sitios web de LFI. (¡Por fin los he descubierto!) Y empecé a darme cuenta de que las secciones individuales del Padrenuestro abordan todo lo que necesitamos en una oración.
- Comienza con agradecimiento y reconociendo cuán grande y maravilloso es Dios: «Santificado sea Tu nombre».
- Me entrego y acepto por adelantado Su voluntad en mi vida: «Hágase Tu voluntad».
- Hago mis peticiones de alimento espiritual (después oro por las cosas en mi lista de oración): «Danos hoy nuestro pan de cada día».
- Examino y limpio mi corazón mediante el perdón: «Perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos».
- Pido protección contra las trampas del enemigo: «No nos dejes caer en la tentación».
- Concluyo reconociéndolo y agradeciéndole nuevamente: «Tuyo es el reino y la gloria».
Por lo tanto, mi reto sería: «¿Cómo puedo profundizar en cada una de estas secciones del contenido y la estructura del Padrenuestro de manera que me mantenga cautivado en una oración llena del Espíritu, duradera, relevante y no repetitiva?» Luego reflexioné sobre otra instrucción: «Encuentra de siete a diez versículos de los más aplicables relacionados con cada sección del Padrenuestro. Mientras oras, tómate un momento en cada sección para leer y meditar profundamente en cada uno de esos versículos, absorbiéndolos de verdad. Y al hacerlo, te hablaré y te llevaré más profundo».
¡Vaya! ¡Esa era la inspiración que necesitaba! Aplicar un divertido proyecto de la Palabra a mis oraciones habituales. Y en eso estoy. A modo de ejemplo, para la sección «Santificado sea Tu nombre», uno de los diez versículos que elegí para meditar fue:
Porque por medio de Él fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, poderes, principados o autoridades: todo ha sido creado por medio de Él y para Él. Él es anterior a todas las cosas, que por medio de Él forman un todo coherente (Colosenses 1:16–17).
Después de rezar todas las secciones del Padrenuestro, continúo en oración y paso a una lista preparada de peticiones. También entro al portal en línea de LFI y oro por todas las peticiones de oración actuales publicadas.
Estructuré todos mis momentos de oración para que empiecen con una lista de cosas que agradecer. Para entrar a Sus atrios con acción de gracias, el Señor me mostró que debía compilar una lista de cosas actuales por las que debo agradecer, y luego otra lista separada comenzando desde mi vida pasada, enumerando los eventos y milagros que moldearon mi vida antes de conocerlo y a lo largo de más de 54 años de servicio.
Me acordaré de las obras del Señor; sí, haré yo memoria de Tus maravillas antiguas. Meditaré en todas Tus obras, y hablaré de Tus hechos (Salmo 77:11–12).
Esa lista tiene cinco páginas, tres columnas, letra pequeña. ¡Ja! Él me ha dado una gran vida y ha obrado de manera especial en mi vida. Comenzar con una pequeña sección de mi lista de gratitud me anima mucho, y luego entro en cada una de las secciones del Padrenuestro. Por último, finalizo mis oraciones con mi lista de peticiones de oración. ¡Listo!
Me di cuenta de que encontrar el ambiente (aposento) adecuado es muy importante para generar un buen estado de ánimo para la oración. En la actualidad todavía tengo a tres de mis hijos adultos viviendo con nosotros, por lo que yo y mi pequeño escritorio y especie de oficina estamos en un pasillo ruidoso, que por cierto no es exactamente el aposento de oración ideal; pero bueno, cuando lo único que uno tiene es un limón, debe hacer limonada. El Señor me mostró que me pusiera los auriculares y bloqueara el mundo con música oceánica relajante y curativa para entrar en el Espíritu y ahogar cualquier ruido de la casa que me distrajera.
Después de aproximadamente un año de hacer esto, me encontré con una cita de Mark Batterson, pastor de una iglesia en Capitol Hill en D.C.: «La supervivencia de cualquier sistema depende de su capacidad de fomentar variedad en sus estructuras internas… Lo mismo es cierto espiritualmente». ¡Entendido! Si quiero que este sistema de oración y adoración siga siendo potente, debo fomentar la variedad, o mis tendencias naturales volverán a aparecer. Por eso, se me ocurrieron seis plantillas diferentes del Padrenuestro. Cada plantilla tiene una variedad diferente de versículos pertinentes para cada sección. Roto la música de fondo y cada plantilla regularmente y tengo la intención de crear más según sea necesario. Este método me está dando buenos resultados desde hace casi dos años, y mis oraciones siguen madurando y cambiando mi vida.
Dios hizo el milagro, y pasé de una oración matutina de cinco minutos, por deber y con distracciones, a estar profundamente absorto y concentrado en la oración durante dos o tres horas y, a veces, toda la mañana según lo permita mi horario. Me elevo en el Espíritu y he disfrutado de muchas respuestas a la oración. Siento que el Espíritu Santo está más activo en mi vida y mi pequeña luz brilla más que antes. Hermanos, de ser seguramente uno de los más débiles entre nosotros en la oración, ¡estoy emocionado de tener una vida de oración renovada!
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