Una cita que no se puede perder
Recopilación
No ores cuando tienes ganas. Concierta una cita con el Señor y cumple con ella. Un hombre es poderoso cuando está de rodillas. Corrie ten Boom
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Que al despertar el primer acto sea que te coloques a ti mismo —tu corazón, mente, facultades, todo tu ser— en las manos de Dios. Pídele que tome completa posesión de ti, que sea el Guía de tu alma, tu Vida, tu Sabiduría, tus Fuerzas. Dios quiere que acudamos a Él para todo lo que necesitemos, a fin de que lo conozcamos de verdad y también para que nos acerquemos a Él más y más; y con la oración obtenemos una fuerza invisible que triunfará sobre dificultades aparentemente sin esperanza. Sidney Lear
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¿Por qué es tan importante que estés con Dios y solo con Dios en la cima de la montaña? Es importante porque es el lugar en el que podemos escuchar la voz de Aquel que te llama persona amada. Orar es escuchar a Aquel que te llama «mi amada hija», «mi amado hijo», «mi amada criatura». Orar es dejar que esa voz hable desde el centro de tu ser, a tu interior, y dejar que esa voz resuene en todo tu ser. Henri J. M. Nouwen
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Todo mi ser te desea por las noches; por la mañana mi espíritu te busca. Isaías 26:9[1]
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Sin oración nos volvemos sordos a la voz del amor divino y nos confundimos por las múltiples voces que compiten entre sí para pedirnos atención. Cuando tratamos de estar muy quietos, a menudo nos encontramos tan abrumados por nuestras ruidosas voces interiores, que casi no podemos esperar a ocuparnos y distraernos de nuevo. En muchos casos, ¡nuestra vida interior se parece a un platanero lleno de monos saltarines! Sin embargo, cuando decidimos no huir y nos concentramos, es posible que los monos poco a poco se vayan debido a la falta de atención; y la suave voz que nos llama tal vez poco a poco se haga escuchar. Tomás de Aquino
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Procura acostumbrarte a orar un rato cada mañana, temprano, antes de comenzar tu jornada de trabajo, para pedirle a Jesús que te ayude, te guíe y te oriente. Apenas te despiertes, antes que nada, habla con Él. Escucha Sus instrucciones para ese día. Te sorprenderá la cantidad de problemas que Él te resuelve desde el primer momento si le prestas atención.
Lanzarte a hacer tus tareas sin detenerte a hablar con Jesús y escuchar Sus indicaciones es como si un músico decidiera dar un recital sin afinar su instrumento. Comienza el día leyendo la Palabra de Dios y orando. Lo primero de todo, sintoniza con Él.
No pienses que orar es engorroso o que no dispones de tiempo. Y si el día se presenta muy cargado, más motivos tienes para hacerlo y más rato debes dedicar a la oración. Verás que esos minutos que pases orando te ahorrarán después muchísimo trabajo. Si pespuntas la jornada con oración, es menos probable que se te descosa. ¡Así de sencillo es! David Brandt Berg
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Una vez estaba sentado en la orilla de un lago. Mientras me encontraba allí sentado noté que algunos peces subían a la superficie y abrían la boca. Al principio, pensé que tenían hambre y que buscaban insectos, pero un pescador me dijo después que aunque pueden respirar bastante bien debajo del agua, suben a la superficie de tanto en tanto para inhalar grandes bocanadas de aire fresco; si no lo hacen, morirían. Lo mismo nos ocurre. El mundo es como un océano; podemos vivir en él, hacer nuestro trabajo y encargarnos de todas nuestras diversas ocupaciones, pero cada cierto tiempo necesitamos recibir vida nueva por medio de la oración. Los cristianos que no apartan momentos de recogimiento para dedicarlos a la oración no han encontrado todavía su verdadera vida en Cristo. Sadhu Sundar Singh
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En el momento en que despiertas cada mañana, todos tus deseos y esperanzas para el día se abalanzan sobre ti como si fueran animales salvajes. Y la primera tarea de cada mañana consiste en empujar todo eso hacia atrás; en escuchar esa otra voz, tomar ese otro punto de vista, dejar que llegue en abundancia la otra vida, más grande, más fuerte, más tranquila. C. S. Lewis
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Debo orar antes de ver a nadie. A menudo cuando duermo mucho, o veo a otras personas temprano, son las once o doce antes de que comience a orar a solas. Es un sistema lamentable. Es contrario a las Escrituras. Cristo se levantó antes de que amaneciera y fue a un lugar solitario. David dice: «de madrugada te buscaré»[2], «de mañana oirás mi voz»[3]. La oración en Familia pierde mucho de su poder y dulzura, y no puedo hacer bien a quienes acuden a mí. Me remuerde la conciencia, el alma está sin alimento, la lámpara no se ajusta. Luego, cuando hago oración a solas, el alma a menudo está desafinada. Me parece que es mucho mejor empezar con Dios: ver primero Su rostro, acercar a Él mi alma antes de que se acerque a otra persona. Robert Murray M’Cheyne
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En África, los primeros conversos al cristianismo hacían sus oraciones privadas con fervor y regularidad. Según se informa, cada uno tenía un lugar designado en el matorral y allí abría su corazón a Dios. Con el tiempo, los senderos hacia esos lugares quedaban bien marcados. En consecuencia, si un creyente empezaba a descuidar la oración, al poco tiempo era evidente, todos lo notaban. Ellos, con amabilidad le recordaban al que había descuidado la oración: «Hermano, la maleza está cubriendo tu sendero». Anónimo
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Esa prisa perpetua de los negocios y la compañía me arruina en el alma, si es que no en el cuerpo. ¡Más soledad y madrugar más! Sospecho que habitualmente he dedicado muy poco tiempo a los ejercicios espirituales, tales como la devoción privada, la meditación religiosa y la lectura de las Escrituras, etc. De ahí que me encuentre en un estado de escasez, frialdad y dureza. […] He estado ocupado hasta muy tarde y de ahí que dedique con prisas una media hora en la mañana para mí mismo. Sin duda la experiencia de todos los hombres buenos confirma la propuesta de que sin la debida medida de oraciones y adoración en privado, el alma se volverá flaca. Sin embargo, todo se puede hacer por medio de la oración… la oración todopoderosa, estoy listo para decir… ¿y por qué no? Pues la oración es todopoderosa solo mediante la orden misericordiosa del Dios de amor y verdad. ¡Ah, entonces, ora! William Wilberforce
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Sácianos de Tu amor por la mañana, y toda nuestra vida cantaremos de alegría. Salmo 90:14[4]
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No es [solamente] el que la abeja toque la flor lo que recoge la miel; sino que lo que saca el dulce es la persistencia sobre la flor por un rato. No es el cristiano que lee más, sino el que medita más, el que demuestra ser es el más selecto, tierno, prudente y fuerte. Thomas Brooks
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Ven ahora, aléjate un rato de tu trabajo diario, escapa por un momento del tumulto de tus pensamientos. Deja de lado el peso de tus preocupaciones, deja que esperen tus onerosas distracciones; por un rato libérate para dedicar ese tiempo a Dios, y descansa en Él. Entra en el aposento de tu alma, deja afuera todo, de modo que solo quede Dios y lo que te ayude a buscarlo a Él; y cuando hayas cerrado la puerta, búscalo. Ahora, alma mía, di a Dios: «Busco Tu rostro; Señor, Tu rostro es lo que busco». Amén. Anselmo
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Si no dispones de mucho tiempo, no dejes de aprovechar las porciones más pequeñas que estén a tu disposición… con el objeto de amar a Dios. A fin de renovarnos en Su Presencia, levantar el corazón hacia Él, alabarlo desde lo profundo de nuestro corazón y ofrecerle lo que hacemos y lo que sufrimos. Francois Fenelon
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La quietud es hermosa. Dice el refrán que quien calla, la paz halla, y es verdad. Cuando guardas silencio me puedes oír más claro. Después de pasar un rato escuchándome, a menudo te vas con una sensación de haberte renovado. Me permite transmitirte paz. «La paz os dejo, Mi paz os doy; Yo no os la doy como el mundo la da»[5].
A menudo he recalcado a Mis hijos la importancia de dejar atrás el ajetreo, la importancia de la quietud y confianza, de meditar en Mí en las vigilias de la noche, de buscarme temprano en la mañana. Hacen falta esos ratos de tranquilidad y reposo para que mantengas la cabeza por encima de las nubes y que te des cuenta a dónde guío. Jesús, hablando en profecía
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¡Dios, Dios mío eres Tú!
¡De madrugada te buscaré!
Mi alma tiene sed de ti,
mi carne te anhela
en tierra seca y árida
donde no hay aguas.
Salmo 63:1[6]
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Ven, Señor Jesús, y mora en mi corazón. Estoy muy agradecida al darme cuenta de que la respuesta a mi oración no depende de mí en absoluto. A medida que permanezco unida a Ti en silencio y dejo que Tu vida fluya en mí, qué gran libertad es saber que el Padre no ve mi débil paciencia o confianza insuficiente, sino más bien solo Tu paciencia, Señor, y Tu confianza en que el Padre tiene todo en Su mano. […] Ahora mismo te agradezco por darme una respuesta más gloriosa a mi oración de lo que puedo imaginarme. Amén. Oración de Catherine Marshall
Publicado en Áncora en enero de 2014. Traducción: Patricia Zapata N. y Antonia López.
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