Una actitud categóricamente positiva
María Fontaine
En esta entrega voy a hablarles de un tema que en algún momento de la vida nos afecta a todos: la actitud negativa, y de cómo librarnos de ella y reemplazarla con optimismo y alabanza.
Si tienes tendencia a pensar negativamente, es probable que se haya convertido en hábito.Superar ese pesimismo y sustituir ese hábito por una actitud más optimista exigirá determinación, fuerza de voluntad y esfuerzo de tu parte. No resultará fácil cultivar una forma de pensar positiva.
Si hasta ahora has tenido una percepción negativa de ti o de tu situación, puedes dar una vuelta de hoja y pedirle al Señor que te transforme en una persona llena de alabanza y optimismo capaz de influir para mejor en el prójimo. Lo que era tu flaqueza puede convertirse en tu punto fuerte. El Señor puede transformarte el corazón, la mente, los deseos y tu naturaleza misma si se lo encomiendas todo a Él. Eso es lo único que hay que hacer: pedirle al Señor que transforme tu vida. Lo hará.
El poder de la alabanza y el optimismo es contagioso. Seamos, pues, portadores.
Espero que las siguiente palabras de Jesús los animen y sean una bendición para ustedes.
Algo positivo es mejor que nada negativo
Como regla general, al luchar contra el pesimismo conviene recordar que algo positivo es mejor que nada negativo. Cualquier cosa positiva que hagas es mejor que lo que resulta de ceder a la negatividad. Tomen la palabra «negativo» y escríbanle encima «positivo». Tienen la misma cantidad de letras, pero los resultados prácticos de cada actitud son diametralmente opuestos.
El efecto de la negatividad en la vida de alguien puede ser devastador. Despoja a la persona de las posibilidades con que la creé. Tener una actitud negativa es ni más ni menos que pesimismo. Se manifiesta de diferentes formas y en diversos grados dependiendo de la persona, pero el resultado es el mismo. El negativismo atrofia Mi propósito en la vida de las personas.
Enfocar la vida de modo negativo es todo lo contrario de la actitud positiva y optimista que deseo que tengan Mi hijos. Es la antítesis de la fe. La fe ve lo bueno y las posibilidad que otros no ven. La fe aumenta al ponerla en práctica. La fe cree aun cuando las circunstancias indican todo lo contrario. La fe aguanta pase lo que pase. La fe sigue adelante cuando se presenta un revés.
Son muchas las personas que desean emprender grandes cosas. Muchos sueñan con ser capaces de cambiar el mundo escribiendo alguna gran obra o realizando un acto heroico o grandes actos de compasión en beneficio de quienes padecen necesidad. Pero la actitud pesimista de creerse impotentes resta la oportunidad de hacer realidad esos sueños y el valor de dar el paso de intentarlo por temor a que sus tentativas fracasen.
El pesimismo atrofia la vida de uno en mayor o menor medida. Priva de la oportunidad de desarrollar al máximo sus posibilidades y alcanzar sus más caros deseos y objetivos. Puede generar depresiones y otros trastornos mentales, los cuales a su vez pueden provocar trastornos físicos.
Exhorto a Mis hijos a remontarse sobre el pesimismo.Las actitudes derrotistas apuntan al corazón mismo de la fe de Mis hijos en que pueden hacer cualquier cosa por medio de Mí y en que nada es imposible para Mí[1].
¡Hay muchos motivos para ser optimistas! Si Mis hijos carecen de autoestima, convendría que recordaran que Yo, el Hijo de Dios, di la vida por ellos. Son tan valiosos a Mis ojos y a los de Mi Padre que tomé forma de hombre y sufrí tortura y humillación para morir por ellos.
Mediten un rato en esa verdad cuando sientan la tentación de dudar de su propia valía.
El pesimismo les quita la alegría y la sensación de sentirse útiles que deseo concederles. Algunos de Mis pobres hijos tienen ese pesimismo tan arraigado que dan la impresión de ser apenas la mitad de los hombres y mujeres de fe que podrían ser.
De modo que hagan un esfuerzo para pensar de manera positiva concentrándose en Mí; piensen positivamente de sí mismos y también de los demás. Tengan fe en Mí y en Mis Palabras, y ténganla en ustedes mismos, en que Yo sabía lo que hacía cuando los escogí para ser Mis seguidores. Cultiven al máximo sus posibilidades. Alcen los ojos, que su redención está cerca.
Consejos para triunfar
Si padeces pesimismo crónico, es muy probable que ya hayas agotado todos los recursos de que dispones para superarlo. Así que es hora de apartarte y dar lugar a que Yo lo haga por ti, contigo y por medio de ti, pero a Mi modo. Puede que te indique que hagas algo que inicialmente te parezca ilógico; sin embargo, una vez que te animes y sigas Mis instrucciones, descubrirás que ese es precisamente el camino que conduce a la victoria.
Hay muchos pasos que puedes dar que te ayudarán a encaminarte bien, y más tarde, a no salirte del buen camino, como por ejemplo:
- Pasa ratos leyendo Mi Palabra, fortaleciendo la fe y disfrutando de Mi presencia.
- Fíjate metas —inicialmente, pequeñas— y celébralo cada vez que alcances una. Aunque las primeras sean de poca monta y lo único que logres hacer es conservar una actitud positiva y de alabanza durante una mañana, ya es un avance y vale la pena celebrarlo. Piensa de antemano en lo que te gustaría hacer y llévalo a cabo una vez alcanzada tu primera meta.
- Lleva un registro. Crea un fichero o cuaderno en el que dejar constancia de todos los progresos, todo lo que consigas desde el día en que decidiste volver a adoptar una postura firme contra el pesimismo, hasta tus primeras metas: cuándo las alcanzaste; las metas siguientes: las frases de alabanza y las promesas que te ayudaron, etc. Te animará a seguir luchando por mayores victorias.
- Pídeme que te indique un plan para ayudar y alentar de manera concreta a por lo menos una persona cada día y hacer algo para alegrarle considerablemente la jornada. No hay nada que te eleve más y te ponga más optimista que esforzarte por alegrarle el día a alguien. La felicidad cunde cuando no se piensa solo en uno mismo.
- Fija un momento todos los días para alabarme. Tómate ese rato para convertir todas tus preocupaciones, cargas, afanes y temores en alabanzas. Aunque sea un día pésimo, aún así me puedes dar las gracias y alabarme por todo lo bueno.
Remóntate
En la vida nunca resultará todo perfecto. Nunca saldrá todo exactamente como deseas. Siempre habrá decepciones. No dejes que se produzca la reacción en cadena del desaliento. Un pensamiento desalentador conduce a dos, luego a tres y luego a más. Al cabo de poco tiempo sientes que te rodea una bruma de abatimiento. Los nubarrones te cubren y ya no hay cielos azules y soleados. Muchas veces tienes aparentes motivos para desanimarte, pero eso no significa que tengas que descorazonarte.
El abatimiento y el pesimismo son reacciones naturales innatas frente a cosas que te suceden en la vida, situaciones difíciles o que no salen bien. Esas reacciones son propias de la naturaleza humana.
Por eso remontarse sobre las dificultades es una reacción sobrenatural. Cuando algo sale mal o crees que no te quieren o no te necesitan —o cualquiera que sea la batalla interior que libres—, lo natural es descorazonarse. Pero lo que debes hacer es obligarte a reaccionar de modo sobrenatural y remontarte. Es preciso tomar la decisión de ceder y someterte completamente al poder de Mi Espíritu.
La victoria y la felicidad no son fruto de que todo marche de maravilla en tu vida. Eres más feliz cuando optas por no dejar que las cosas de la Tierra te desmoralicen, cuando optas por remontarte.
¿Dejarás que el desencanto o la dificultad te infundan una actitud negativa o te desanimen? ¿O dirás: «¡Alabado sea Dios!», y seguirás por el carril positivo? Es preciso decidir pasar al carril positivo, luchar por ser optimista y echar mano de los dones de Mi Espíritu que te dan la capacidad de remontarte.
Haz un esfuerzo constante por llenarte la mente, el corazón, el alma, el espíritu y hasta tu cuerpo —los ojos, los oídos y la boca— de alabanzas fervientes, sinceras y liberadoras a Mí. Alábame incluso en los malos momentos. Al entonar canciones de alabanzas a Mí, invocas la victoria.
Publicado por primera vez en diciembre de 2005. Texto adaptado y publicado de nuevo en abril de 2016.
[1] Filipenses 4:13; Marcos 10:27.
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