Un saludo de Año Nuevo
De su amigo, A. B. Simpson
(Tomado de una carta personal dirigida a amigos y conocidos en enero de 1886, tan vigente ahora como entonces.)
En el nombre del Señor, deseamos a todo aquel que lea estas palabras, un feliz Año Nuevo. Para que se haga realidad, que sea:
1) Un año con Jesús. Roguemos que nos dé para el mismo Su guía y el plan. Que sea para nosotros Su más alto designio y voluntad. Hallemos en Cristo nuestros anhelos, ideales y expectativas para que nos colme más que abundantemente, más allá de lo que podamos pedir o pensar. Permitamos que sea nuestro Guía y Camino. No pensemos tanto en Su plan y sendero sino en que Él sea nuestro guía personal a cada instante, de quien dependemos en cada paso que demos: sin saber a dónde vamos, dejándolo todo en Sus manos porque Él conoce el rumbo a tomar. Permitamos también que Él sea nuestra abundancia y fortaleza a lo largo del año. No nos olvidemos nunca del «secreto»: Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. No nos limitemos a tratar de obedecerlo o imitarlo. Permitamos que el propio Cristo en nosotros realice las obras y que en todo momento dependamos de Él tanto en el querer como el hacer por Su buena voluntad. Que nuestra santidad sea «la ley del Espíritu en Cristo Jesús». Que nuestra carne sea la «vida de Jesús que se manifiesta en nuestra carne mortal». Que nuestra fe sea «la fe del Hijo de Dios que nos amó». Que nuestra paz y gozo sean Su paz y gozo. Que nuestro servicio no sea por obras sino por la gracia de Cristo en nosotros.
2) Un año de servicio abnegado por Cristo y los demás. Ni por un instante permitamos que se nos ministre, sino que digamos siempre con Él: «He venido a serviros». No arrastremos nuestras cargas a lo largo del año, sino deshagámonos de ellas para ser libres y llevar Su yugo y Su carga. Hagamos el feliz intercambio, entreguémosle nuestras cargas y tomemos las Suyas. Que nuestro acuerdo sea: «Si permanecen en Mí, también permaneceré en vosotros». Así nos libraremos de nuestra más pesada carga —nosotros mismos— para poder encontrar la mayor alegría, el amor divino, la mayor bendición al «dar» antes que «recibir». Hagamos el bien a todos siempre que podamos, para no perder la bendición, y busquemos formas ingeniosas de servicio y de utilidad. Tratemos especialmente de ganar almas para que en este año recojamos la mayor de nuestras cosechas.
3) Un año de oración. Que nuestro mayor ministerio y poder sea acudir a Dios en nombre de los hombres. Seamos obedientes a toda voz de oración del Espíritu Santo en nosotros. Que cada momento de presión sea un llamado a la oración. Apreciemos el espíritu de la oración incesante y de comunión duradera. Que aprendamos el significado del ministerio de la oración. Que este año lleguemos a aquellos a los que no podemos llegar en persona; que obtengamos resultados que nunca antes nos atrevimos a esperar; que cada dificultad sea una mayor oportunidad de orar, y que pidamos a Dios que nos enseñe cosas grandes y ocultas que no conocemos y que los más gloriosos recuerdos del próximo año sean las maravillosas respuestas a la oración. Que aceptemos la sugerencia de consignar en un cuadernillo el registro de nuestras oraciones y que se indiquen las que hayan sido respondidas. Nuestro libro de contabilidad con Dios.
4) Un año de gozo y alabanza. Que vivamos en las promesas de Dios y a la espera de Su liberación y bendiciones. Que jamás nos concentremos en las pruebas sino siempre en la victoria. Que no permanezcamos en la tumba sino en el jardín de José y la luz de la resurrección. Que miremos hacia el sol mientras amanece. Levántense, brillen. Regocíjense eternamente. Den gracias en todo. Alabado seas, Señor.
5) Un año para olvidar lo que quedó atrás e ir en pos de lo que está por delante. Dios nos tiene deparado «algo nuevo» para este año. «Di a los hijos de Israel que marchen». Que sea un año de cosas más profundas, amplias, altas y más divinas. Que nos podamos aferrar a lo logrado, pero también vayamos a los «lugares más allá de vosotros», y nos levantemos para apoderarnos de toda la extensión de la tierra que el Señor nuestro Dios nos entrega.
«Avanzamos a toda prisa,
nuestro destino en lo alto está;
pase lo que pase
nuestra senda el Maestro la trazó.»
Atentamente en Cristo,
Reverendo A. B. Simpson
https://www.cmalliance.org/news/2014/12/31/a-new-years-greeting-from-your-friend-a-b-simpson/
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