Un corazón agradecido: Mensaje del Día de Acción de Gracias
Dan Weaver-White
Cuando nos preparamos para el Día de Acción de Gracias cada año, utilizamos la palabra agradecido. La expresamos con tal facilidad que pareciera que la usamos todos los días. La preparación de la comida más grande del año y la reunión con nuestros amigos y familiares tiene un efecto tal que instala en nuestra mente la palabra agradecido. Cuando nos reunimos para el Día de Acción de Gracias, muchos les contamos a los demás todas las bendiciones que tenemos en nuestra vida. Nos turnamos en la mesa y cada uno menciona su lista de cosas por las que está agradecido. En las escuelas, alentamos a nuestros alumnos a que nos digan por qué están agradecidos, y en nuestras iglesias cantamos canciones y damos testimonios de todas las bendiciones que hemos recibido de Dios. Pareciera que consideramos que el Día de Acción de Gracias no sería tal si no realizáramos este ritual anual.
Expresar agradecimiento en el Día de Acción de Gracias es algo muy importante, pero a menudo, una vez que se come el pavo, el pastel de calabaza se corta en rodajas y los platos se lavan, volvemos a no estar tan agradecidos como sabemos que deberíamos. No es que no tengamos nada por lo que estar agradecidos, pero la cotidianeidad de nuestras vidas y las cosas negativas del mundo comienzan a agobiarnos de nuevo y con rapidez, y volvemos a enfocarnos más en las cosas negativas asociadas con esta vida que en las cosas positivas.
Tener un corazón agradecido y expresar gratitud por todo lo que tenemos no debiera ser algo que hacemos una o dos veces al año. Debiera ser un estilo de vida para cada uno de nosotros. La gratitud nos brinda más paz en nuestra vida. Cuando nos sentimos agradecidos, la negatividad invade menos nuestras vidas y observamos los eventos y las situaciones desde una perspectiva diferente. Cuando vivimos con un corazón agradecido, nos sentimos más ligeros y felices. Sentimos que la vida tiene sentido y que podemos superar todos los obstáculos que se nos presenten.
Sé que en mi propia vida ha habido momentos en los que me ha costado pensar en algo que agradecer, pero ahora, recapitulando acerca de los valles de mi vida, puedo afirmar que ciertamente sí tenía mucho que agradecer. Uno de los efectos de las experiencias no tan gratas de la vida es que nos enseñan cuánto tenemos que agradecer. Claro que dichas experiencias nos enseñan mucho más. Nos enseñan a tener fe, a ser fuertes y a apoyarnos en Dios. Nos demuestran que Dios todavía obra milagros y responde a las oraciones, y de pronto nos damos cuenta de que si no hubiéramos caminado por el valle, no tendríamos todas las bendiciones que tenemos ahora.
Al igual que muchas otras personas, me vuelvo muy reflexivo durante esta época del año, y cada vez me siento más agradecido por los valles de mi vida. Cuando nos reunimos el Día de Acción de Gracias, nos sentimos agradecidos por las mismas cosas año tras año. Las cosas que enumeramos son muy importantes, y ciertamente son bendiciones de Dios por las que deberíamos estar agradecidos, pero tal vez deberíamos intentar algo un poco diferente este año.
Tal vez, además de mencionar nuestra lista habitual de cosas por las que estamos agradecidos, deberíamos reflexionar más sobre las cosas que no creíamos que eran bendiciones cuando se produjeron por primera vez. Tal vez deberíamos decir que estamos agradecidos por los valles y los tiempos turbulentos de nuestra vida. Tal vez deberíamos expresar que estamos agradecidos por el dolor que soportamos este año, ya sea físico, mental o emocional. Tal vez deberíamos enumerar los momentos en que hemos estado desanimados o deprimidos como una bendición que nos sucedió este año. Creo que si todos hiciéramos esto, apreciaríamos cuánto hemos avanzado gracias a esas pruebas. Estoy convencido de que apreciaríamos la presencia de Dios en esos momentos, y de que otras personas empezarían a ver sus propias luchas de una manera muy diferente. Al considerar que uno se puede sentir realmente agradecido por los valles de la vida, otros comenzarán a ver dichos valles desde otra perspectiva.
Todos hemos sido llamados a traer luz al mundo. Todos hemos sido llamados a mostrar los milagros que Dios es capaz de hacer, y compartir nuestras luchas y estar verdaderamente agradecidos por ellas es una de las muchas maneras en que podemos responder a nuestro llamado. Agradecer las luchas de esta vida y darnos cuenta de que con la ayuda de Dios podemos superarlas y mejorar, y ser personas más fuertes gracias a las adversidades, nos ayudará a todos a vivir cada día con un corazón agradecido. Comenzaremos a compartir aquello por lo que estamos agradecidos, no solo el Día de Acción de Gracias, sino todos los días de nuestra vida. Estar agradecidos y vivir con una actitud de agradecimiento real conducirá a la paz, y la paz es importante.
http://www.peace-matters.com/blog-native/2015/11/25/a-thankful-heart-a-thanksgiving-message
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