Todo es posible
María Fontaine
«¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? —le contestó Jesús.» Juan 11:40[1]
Siempre es algo difícil de entender cómo el Señor puede hacer que nuestras limitaciones y debilidades humanas redunden en algo bueno. Es un concepto muy contrario a nuestra mentalidad natural. La inclinación normal del hombre es ser fuerte y avanzar gracias a esa fuerza. Sin embargo, en la Biblia se nos dice vez tras vez que la fuerza del Señor se perfecciona en nuestra debilidad, y que no es por nuestro poder o fuerza natural, sino por Su Espíritu[2].
Por eso, si te parece que apenas estás en condiciones de seguir, que no tienes la energía o la fuerza de voluntad para afrontar cualquier desafío o tareas que se presentan, perfecto, porque es precisamente ahí donde tienes que estar, de forma que el Espíritu de Dios se pueda manifestar y Su poder se pueda perfeccionar. Él no quiere que permanezcas en ese estado; Él te impulsará más allá de ese punto para que Su Espíritu pueda morar en ti en plenitud[3]. Él prometió que todas las cosas son posibles para Dios. Jesús nos dijo que «para los hombres es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios»[4].
Quiero pasarte un poco de bálsamo de aliento del Señor, por si acaso te sientes incapaz o te parece que no te queda mucha energía para enfrentar los retos que el Señor te presenta. Verás que lo que estás experimentando puede abrir la puerta a un maravilloso regalo del Señor. Recuerda, ¡todo es posible para Dios!
Es precisamente en los momentos de tu vida cuando sientes que se intensifican las pruebas y la batalla se recrudece, cuando aprendes a andar por fe y no por vista. La prueba de tu fe es más preciosa que el oro y puede ayudarte a reforzar la fe de nuevas maneras. Este tiempo de prueba puede ayudarte a tener una fe inconmovible, una fe que no se deja intimidar; fe que no vacile, ni titubee; una fe que no considere la posibilidad de rendirse.
Cuando llegas al punto en que sigas intentando cuando no te sientes en condiciones de hacerlo; en que sigas avanzando aunque te sientas al borde del colapso; en que te niegues a desistir aunque no te quede una pizca de fuerza; en que me alabes con tu último aliento… Esa es la situación en que realmente puedes conocer y experimentar Mi poder para levantarte, independientemente de las circunstancias que enfrentes.
Para el hombre —es decir, para tu fuerza y capacidad limitadas— hay imposibles, pero cuando te das plena cuenta de tu necesidad de Mí y me permites trabajar a tu favor como solo Yo puedo hacerlo, entonces «con Dios todo es posible». Cuanto más llegues al punto de reconocer tus propias limitaciones, más sabrás que me necesitas y más clamarás a Mí y me reconocerás en todos tus caminos.
Lo imposible es para los que desisten. Lo imposible puede anquilosar mentes, desalentar corazones y empeorar la salud. En la palabra imposible, en una conclusión en apariencia tan normal e inocente, se oculta el peligro del letargo. En el ámbito de lo imposible no hay poder, luz, vida ni liberación.
El imposible es la mentalidad de los que solo ponen los ojos en lo que se ve, no en lo invisible. Los que carecen de Mi entendimiento son presa de las limitaciones de su propio entendimiento. Imposible es algo más que una palabra; se trata de una actitud, de un estado de ánimo. Si no se corta de raíz, si se fomenta o acepta, puede volverse parte de uno. Cuando cedes a él, no hay que hacer nada ni esforzarse, no es necesario superar nada, ya que se trata de algo imposible.
Persevera en la fe, creyendo. Descansa en la confianza de que estoy contigo y obrando en tu vida. Cuando enfrentes imposibilidades en la vida, confía en que actuaré en la situación. Actúa con fe y confianza en Mí incluso cuando no ves la solución o la salida. Confía en que puedo lograr Mi voluntad y obrar en tu vida y a través de ti. Pon tu fe en Mí, y recibirás las bendiciones y recompensas de la fe.
Gran misterio es este para la humanidad, que lo imposible se haga posible. Sin embargo, todo es posible para Dios. Por lo tanto, conmigo en ti, todo lo que sea Mi voluntad y plan para ti es posible si crees[5]. Así como se dividió el Mar Rojo para Moisés conforme a Mi Palabra; así como Sara tuvo un hijo cuando ya había pasado de la edad; así como las murallas de Jericó cayeron a la señal de Josué; así como Elías fue transportado a los cielos; así como Sansón obtuvo fuerzas sobrenaturales; así como Mi madre terrenal, María, concibió sin haber conocido hombre y me trajo al mundo; así como Lázaro resucitó de entre los muertos, todo será posible, si crees. Así como cada uno de Mis profetas y Mis siervas de otros tiempos se aferraron a su fe y creyeron, tu fe tampoco decaerá en tanto que confíes en Mí. No serás tú el que obre, sino Yo. Tu fe es un don que proviene de Mí. Tienes el deber de hacer uso de ella con sensatez, fomentarla, cultivarla y ejercitarla. Jesús, hablando en profecía
Qué mensaje tan formidable. El Señor quiere darnos a todos un don muy valioso: la capacidad de ejercitar más plenamente nuestra fe y permitir que Su Espíritu obre en nosotros y a través de nosotros.
Gracias por serle fiel al Señor. No quedarás defraudado. Valdrá la pena. ¡Sigamos andando por fe y mantengámonos llenos del poder de Su Espíritu, compartiendo con el mundo Su Palabra y mensaje hasta que Él nos llame a casa!
Publicado por primera vez en octubre de 2000. Texto adaptado y publicado de nuevo en abril del 2017.
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