Testificar en Navidad
Recopilación
El espíritu de la Navidad es el espíritu de amor, de generosidad y bondad. Ilumina la ventana del alma, y echamos una mirada a este mundo lleno de afanes, y nos interesa más la gente que las cosas.
¿Qué daremos tú y yo esta Navidad? Demos a nuestro Señor y Salvador el obsequio de la gratitud al vivir Sus enseñanzas y seguir Sus pisadas. Thomas S. Monson.
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¿Es solo mi imaginación o es la Navidad, de lejos, la época más atareada del año? Están las compras navideñas, las decoraciones, las luces (en cuanto retires todas las hojas del jardín), obras navideñas, fiestas navideñas, galletas, fotos y especiales navideños por televisión. Se siente como pasear en trineo por un atestado centro comercial a más de 1000 km por hora. Es muy divertido, pero no es de lo que trata la Navidad.
Con frecuencia descubro que otros, aun los que no asisten a una iglesia, sienten lo mismo. Saben que la Navidad es más que un horario agitado. Tal vez sea por eso que la gente a menudo se muestra más receptiva cuando la invitamos a nuestros eventos navideños. Desean algo más de la temporada que una taza de chocolate con menta, los pies cansados y un ataque de pánico.
Y a causa de Jesús, tenemos algo más. A menudo me tengo que recordar que la gente es más importante que las tareas. Piensa en maneras en que puedes compartir la esperanza del evangelio durante esta temporada.
El evangelismo navideño puede darse con un poco de imaginación. Dios está ansioso de darnos las oportunidades si pensamos más allá de nuestra lista de quehaceres esta Navidad. ¡Pidámosle al Señor que nos guíe! Jim Donohue[1]
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Con el inicio de la temporada navideña, es probable que se nos presenten numerosas ocasiones de mencionar que el niño en el pesebre es un regalo que —ahora mismo, en la actualidad— tiene gran importancia para la gente. Como para muchas personas la Navidad es poco más que una fiesta laica, comercializada, hay poco que celebrar para los millones que en el mundo luchan contra la pobreza, la injusticia, el caos, el temor y el sufrimiento. Sin embargo, hay esperanza; la vida de alguien puede tener una transformación impresionante, lo que puede infundir fuerzas y llevar alegría donde no las había, y la voluntad de seguir adelante en épocas difíciles, cuando esa voluntad casi ha desaparecido.
A medida que el mundo se vuelve más oscuro, el regalo parece más valioso y la gente que busca la Luz no podrá dejar de verla. El mensaje cristiano de esperanza, que el poder de Dios puede guardarnos y que Su amor puede vencer lo que sea, cada día se vuelve más atrayente y relevante, a medida que los acontecimientos quitan a la gente la sensación de seguridad, las alegrías mundanas y hasta las necesidades cotidianas en muchos casos.
Esta Navidad permite que el mensaje de esperanza resuene en tu corazón y que tu vida lo transmita. Deja que tu rostro lo comunique en toda oportunidad. Como seguidores de Jesús que hemos dedicado nuestra vida al Señor y que hemos conocido Su cuidado, apoyo, protección y guía en los buenos y en los malos tiempos, ¡proclamemos el mensaje de que Jesús es nuestra esperanza!
Esta Navidad, divulguemos el mensaje de que hay una respuesta para quienes buscan la verdad y un significado. Di a quien esté dispuesto a escuchar cuál es la razón de tu alegría. Háblale de la esperanza para el mundo que empezó con el nacimiento de aquel niñito en un establo de Belén. Anuncia que Dios amó tanto a la gente que tomó un cuerpo humano a fin de poder experimentar la vida que todos enfrentamos, sin protegerse de sus dificultades y agitación. Habla de que Jesús enfrentó situaciones terribles desde el momento de Su concepción en una cultura en que una madre soltera quedaba marginada de la sociedad. No eligió pasar por esta vida de manera fácil, debido a Su amor por nosotros quiso tener una experiencia plena de la existencia humana: de las inmensas dificultades y las alegrías.
Aprovechemos esta temporada navideña para celebrar que Jesús vino a la Tierra, Dios y hombre, para vivir como uno de nosotros. Atraigamos a la gente hablándole de la historia de Jesús, no como un cuento de hadas en el que todo es agradable, sino como fue en realidad. Contémosle la historia que revela las dificultades que tuvieron Sus padres terrenales. Hablemos de que vez tras vez fueron librados de problemas y de circunstancias peligrosas. Aunque tuvieron que marcharse de su tierra, huir y vivir en el exilio, sin que se dieran cuenta en esos tiempos difíciles se cumplieron las profecías que definieron Su nacimiento, Su vida y, en última instancia, Su muerte y resurrección.
Contemos el relato de la vida del Hijo de Dios, sin adornarlo. Contemos que enfrentó desafíos increíbles, que alteran la vida, y que sufrió una muerte cruel en la cruz para salvarnos a todos. Démosles esperanza en medio de sus dificultades, diciéndoles que Dios hecho carne —Jesús— sufrió plenamente la inhumanidad del hombre para con sus semejantes. Por esa razón Él puede estar aquí mismo, ser un amigo cercano que de verdad entiende las dificultades y temores que enfrentamos en la vida. Quiere permanecer a nuestro lado, apoyándonos y defendiéndonos, pase lo que pase.
Esta Navidad, por medio de nuestro ejemplo y palabras, demostremos que la esperanza existe y que la vida abundante es posible, por medio de Jesús. María Fontaine
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Que sea un tiempo de servicio: Todos saben que el espíritu de la Navidad se encuentra al dar. Pero los mejores obsequios son con frecuencia aquellos que no se pueden envolver en papel de regalo. Son obsequios de servicio, donde ofrecemos de nuestro tiempo, talentos, conexiones, ideas o de nuestra energía para servir a los necesitados que hay a nuestro alrededor.
Durante esta temporada te quiero animar a realizar sencillos actos de bondad. El fin de año es de mucho ajetreo y, en algún momento, a todos les viene bien que les den una mano. Podría ser llevar un recado, recoger una encomienda, ofrecerse a cuidar a los niños, prestar decoraciones, hacer llamadas telefónicas para tu iglesia o llevarle una comida a alguien que esté confinado en casa.
Haz que sea un tiempo de alegre adoración: Las palabras que más asociamos con la Navidad son términos de adoración como: ¡Regocijémonos! ¡Celebremos! ¡Alegría! ¡Alabanzas! ¡Demos gracias! ¡Paz en la tierra! Seguramente querremos dedicar un tiempo a la adoración dándole gracias a Dios por el regalo de Navidad que nos hizo al enviarnos un Salvador.
Podemos adorar a Dios durante nuestras actividades diarias, haciéndolas como para el Señor y sosteniendo una conversación continua con Él mientras las hacemos. En vista de que se escuchan villancicos navideños por todas partes tanto en centros comerciales, como en consultorios médicos y ascensores, podemos adorar casi en cualquier lugar si dejamos que las palabras de esas canciones penetren en nuestro interior: «Venid adoremos a Cristo el Señor».
Apartemos un tiempo para compartir con alegría: Durante la temporada navideña, veremos que las personas están más abiertas a hablar sobre temas espirituales que en ninguna otra época del año. Por eso, compartamos el mensaje con familiares y amigos. Vayamos más allá de las paredes de la iglesia. ¡Es la mejor noticia que escucharán jamás! Rick Warren[2]
Publicado por Áncora en diciembre de 2019.
[1] Leer ideas específicas aquí: http://gccjax.org/reaching-out-during-christmas.
[2] https://justbetweenus.org/faith/christmas/a-meaningful-christmas/
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