Tesoros de Su presencia
Palabras de Jesús
En aquel día, Él será tu cimiento seguro, y te proveerá de una abundante reserva de salvación, sabiduría y conocimiento; el temor del Señor será tu tesoro. Isaías 33:6[1]
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Dios se propuso dar a conocer cuál es la gloriosa riqueza de este misterio… que es Cristo en ustedes, la esperanza de gloria. Colosenses 1:27[2]
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Soy Cristo en ti, la esperanza de gloria. Soy el que camina junto a ti, que te sostiene la mano, el mismo que vive en tu interior. Es un misterio profundo, incomprensible. Tú y yo estamos entrelazados en una intimidad que envuelve todo tu ser. La Luz de Mi presencia resplandece en tu interior, y también sobre ti. Estoy en ti y estás en Mí; por lo tanto, ¡no hay nada en el Cielo ni en la Tierra que pueda separarte de Mí!
A medida que te sientas calladamente en Mi presencia, eres más consciente de que Mi vida está dentro de ti. Eso hace que tengas el gozo del Señor, lo cual es tu fortaleza. Yo, el Dios de esperanza, te lleno con paz absoluta, a medida que confías en Mí, de modo que reboses de esperanza por el poder del Espíritu Santo[3].
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Cuando el corazón de las personas está vacío, son infelices y no se sienten realizadas. Desean ser dichosas y satisfacer su ansia. A menudo miran a su alrededor y ven lo atractivo del mundo, y tratan de llenar el vacío que sienten. Lo que no ven ni comprenden es que esas cosas nunca les darán completa satisfacción.
Algunos piensan que no hallarán felicidad al entregarse a Mí. No comprenden cómo algo así pueda hacerlos más felices o colmar su anhelo. Sin embargo, quienes dan por amor a Mí y con desinterés, ¡experimentan los gozos verdaderos de Mi Espíritu, los cuales no tienen comparación con nada del mundo! Satisfacen el corazón como ninguna otra cosa. Llenan el vacío y satisfacen el anhelo. Y eso solo se alcanza entregándose y amándome.
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Si miran a su alrededor, ven que en el mundo de hoy hay ricos, muy ricos, pobres y muy pobres. Unos tienen mucho y otros poco. Cuando miran a su alrededor, unos les parecen ricos y otros pobres. Mas Yo les digo que al tener fe son poseedores de las verdaderas riquezas, las espirituales. En espíritu son multimillonarios. Tienen muchísimo. Caudales desbordantes de Mi Palabra, Mi verdad, Mi paz, Mi amor, Mi comprensión y Mi profundidad de espíritu. La gente que no me conoce, aunque materialmente sea rica o pobre, espiritualmente es indigente.
Den, pues, de su abundancia. Den de su tesoro. Distribuyan y viertan del caudal que les he dado a manos llenas, del caudal de Mi Palabra, de Mi Amor, de Mi compasión. Den a los necesitados y menesterosos. Todos los que no me conocen son necesitados y menesterosos, pues les faltan las verdaderas riquezas del Espíritu de Dios, los verdaderos tesoros, la moneda del Reino de la fe; amor, esperanza, salvación, que son las verdaderas riquezas espirituales.
He aquí que no me eligieron ustedes a Mí, sino que Yo los elegí a ustedes, y los envío como embajadores Míos, a distribuir el tesoro del reino. Han recibido gratis, den gratuitamente. Derramen en las manos de los perdidos y los desheredados, de los que tienen tanta hambre y sed de justicia.
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Yo doy gracia a los humildes y no desprecio al corazón contrito. A todo el que acude a Mí en busca de orientación, lo guío por senda llana, ya sea de día o de noche. Yo te daré respuestas. Disiparé las dudas, la incertidumbre. Cuando estés indeciso, te daré una indicación precisa. Seré una luz roja cuando debas detenerte, o una luz verde cuando tengas que avanzar, y una amarilla cuando debas actuar con precaución.
Soy la luz que te da esperanza en medio de las tinieblas. Soy la armadura que te brinda protección. Soy el campo magnético que te guarda contra todo mal. Soy la manta que te da calor, y una brisa refrescante en el día abrasador. Soy la palabra dicha como conviene en cada ocasión.
Soy el jardín en el que hallarás amistad. Soy la rosa cuya fragancia trae grata calma a tu espíritu. Soy la mañana llena de rocío en la que el tiempo se detiene mientras conversamos íntimamente. Soy el crepúsculo que alegra y satisface tu corazón con sus majestuosos arreboles. Soy la marea que besa las playas de tu vida con olas incesantes y purificadoras.
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En los momentos sombríos, Yo seré su luz. En los momentos de tristeza, seré su alegría. En los momentos de lucha, seré su liberación. En los momentos de debilidad, Yo les infundiré fuerzas. En los momentos de incertidumbre, Yo seré su explicación. En momentos de duda, seré fe para ustedes. Y algo más importante todavía: soy amor para ustedes. Los amo y los perdono. Deseo sanarlos, curar sus heridas, fortalecerlos y renovar su corazón, su espíritu, sus convicciones y su voluntad de vivir.
No se desanimen, pues; no se descorazonen. No miren hacia atrás. No sientan remordimiento por errores o pecados del pasado. Lo pasado pasó. He cubierto esos errores y pecados; lo que era como la grana será emblanquecido como la nieve[4]. Como está lejos el oriente del occidente hice alejar de ustedes sus transgresiones[5]. Desde el primer momento en que imploran Mi perdón, desde el preciso instante en que claman a Mí, inmediatamente les concedo Mi perdón, y ya no hay motivo para que sigan preocupándose, temiendo y llevando la carga ustedes mismos.
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Piensen en Mi Palabra y en todo lo que significa para ustedes. Es fuente de amor, calidez, energía y luz. Proporciona fortaleza, satisfacción y una razón para vivir. Mi Palabra contiene la solución a todos sus problemas. Es infalible. Jamás decepciona. Mi Palabra es tan preciosa como el oro. Es un tesoro singular. Permanece para siempre. Brinda consuelo, paz, luz y vida. Mi Palabra es el secreto de todo. Es fuente de poder y de instrucción, de conocimiento y sabiduría, de satisfacción. Mi Palabra ofrece emociones fuertes, experiencias interesantes y desafíos.
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Eres una persona muy valiosa a Mis ojos, pues te amo de un modo entrañable e íntimo. Hasta los cabellos de tu cabeza están contados. Conozco tu corazón y tus muchos pensamientos. Sabe que estoy aquí a tu lado, tomándote de la mano. Soy tu pronto auxilio en la tribulación. No pienses nunca que estás a solas, pues Mi presencia siempre te acompaña y Mi Espíritu te dará socorro.
Ven a Mí. Deja de lado tus inquietudes y preocupaciones. ¡Te quiero más de lo que te imaginas! Mi amor por ti no tiene límite, no tiene fin, no conoce fronteras. Mi amor por ti es eterno. Recuérdalo. Mantén la mirada fija en Mí y en Mi amor. Ten en el corazón la confianza de que siempre estoy contigo, sosteniendo tu mano diestra.
Pasa tiempo conmigo y te renovarás, te fortalecerás y tendrás inspiración. Mi fortaleza es suficiente en ti. Cercano estoy a los quebrantados de corazón, y salvo a los contritos de espíritu. Confía en Mí, Confía en Mi amor por ti. No mires las olas. No te fijes en los obstáculos que el Enemigo te quiere poner en el camino para desalentarte, para que aminores el paso, y hasta para detenerte del todo. Sigue mirando adelante. Mantén los ojos en Mí, y nunca te defraudaré. Nunca te decepcionaré.
Agradezco tus muchos años de fiel servicio y todo lo que has hecho por Mí y por Mi reino. ¡No pienses que no lo he notado! Lo he notado y apreciado muchísimo, y te recompensaré en consecuencia. Estás acumulando grandes tesoros, grandes riquezas. Y algún día me oirás decirte: «Bien hecho. Te aprecio muchísimo. Has sido fiel. ¡Entra en Mi gozo! Entra en Mi maravilloso reino de Amor y disfruta todo lo que he preparado para ti».
Así pues, no pierdas de vista las cosas grandiosas que te aguardan, y no solo en el Cielo: también ahí en la Tierra. Piensa en ello, y deja que tu corazón se colme de Mi amor, Mi gozo y Mi paz. Me perteneces por la eternidad, y nada te separará de Mi amor.
Artículo publicado por primera vez en 1997, a menos que se indique lo contrario en los párrafos correspondientes. Texto adaptado y publicado de nuevo en febrero de 2014. Traducción: Patricia Zapata N. y Antonia López.
[1] NTV.
[2] NVI.
[3] Sarah Young, Jesus Calling (Nashville: Thomas Nelson, 2010).
[4] Isaías 1:18.
[5] Salmo 103:12.
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