Scrooge, ¿o la póliza de seguro?
Jesús, hablando en profecía
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La Navidad se suele entender como una época de calidez, alegría y buena voluntad para con los hombres, y trae consigo un espíritu de generosidad. Sin embargo, a algunos —sobre todo los que acaban de experimentar una pérdida, se sienten solos o están pasando por una época difícil— pareciera que la Navidad les echa en cara cuánto les falta. Es fácil resentirse y pensar que tiene que ver con la tristeza que sienten.
En el cuento Canción de Navidad, Ebenezer Scrooge califica a esta de patraña y pregunta airado a otro: «¿Qué derecho tiene a estar contento?» Para él, la Navidad era como cualquier otra época del año y pensaba neciamente que la felicidad dependía de lo que se poseía, del dinero que se tenía o de alcanzar las ambiciones personales. Además de que se celebra Mi nacimiento —lo que la convierte en una fecha muy señalada—, esta debe ser una época llena de bondad, caridad y benevolencia. La alegría de la Navidad viene de adentro y aunque —como descubre Scrooge al final— esa alegría no llena los bolsillos de oro ni de plata, puede transformar desde adentro y dar una nueva perspectiva a la vida.
En el cuento, el corazón de Scrooge había quedado maltrecho a raíz de las dificultades que había pasado en su infancia y de un fracaso en amores. Esto lo había llevado a endurecerse contra los demás y resentirse con la felicidad ajena. A cambio, lo trataban con frialdad y cierta medida de respeto motivado por temor. Al final, al darse cuenta de sus errores y queriendo enmendarse, aprende a dar y en consecuencia obtiene la bendición de la alegría y la felicidad.
Una de las moralejas de esa historia es que solo se puede sacar del cofre de la alegría navideña en la medida en que se aporte. Para evitar la futilidad y vaciedad de la patraña navideña de Scrooge, se puede sacar una póliza de seguro de alegría navideña. Es un plan muy sencillo: dedica tiempo y esfuerzo a mejorar la vida de los que te rodean, da a los demás más de lo que esperas recibir de ellos, abre tu círculo de amistad a quienes están más solos que tú. Si lo haces, cosecharás los dividendos que Dios ha prometido.
Conseguir todo lo que quieres no hará la Navidad diferente para ti; la singular felicidad propia de estas fechas proviene del amor y la consideración que se da a otros desinteresadamente. Empieza a invertir en tu póliza hoy mismo.
*
En esta Navidad les pido que piensen en dar. Les pido que recuerden lo que les di al descender a la Tierra y lo que les he dado desde entonces. Piensen en lo que sea grande o pequeño; en las oraciones que respondí en seguida, y en las que se demoraron un tiempo; las respuestas que han recibido también son prueba de que Mi mano ha estado en su vida. Dediquen un tiempo a pensar en su vida desde la perspectiva de lo que les he dado.
Ahora quiero que mediten en lo que han dado a los demás. Recuerden cuando consideraron dar más importancia a la felicidad y el bienestar de otra persona. Piensen en las ocasiones en que se sacrificaron, en que se proyectaron a otros aunque les resultara difícil. Luego, piensen en las bendiciones que han recibido por su generosidad.
A continuación piensen en lo que darán a los demás el año que comienza. Oren para ver quién necesita algo que estén en situación de dar. Piensen en los efectos positivos que tendrá su servicio a los demás, no solo en la vida de las personas a quienes den, sino en la suya. Piensen en cómo sonreiré de alegría cuando los vea hacer su parte de entregar y divulgar Mi amor.
Quiero que Mi Espíritu de amor afecte la vida de cada persona. Quiero que todos conozcan la alegría del don de la generosidad. Una gran alegría acompaña el acto de dar de corazón.
Así pues, hijos Míos, den y se les dará. Den Mi amor. Den Mi verdad. Presten un servicio. Den de lo que tienen. Lleven Mi Palabra a los demás. Den el toque de Mi Espíritu a tantas personas como puedan.
Así alumbre su luz en este mundo que es cada vez más tenebroso. Sean Mis velas de Navidad que iluminen en las tinieblas. Mi amor puede iluminar los corazones más oscuros y fríos. La calidez de Mi Espíritu es parte de ustedes; está en su interior. Pueden hacer que su vida sea la expresión del mejor de los regalos.
«Tanto amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito, para que todo el que cree en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna». Juan 3:16; NVI
Compromisos de Navidad
Esta Navidad, me propongo...
Poner fin a una disputa.
Buscar a un amigo olvidado.
Reemplazar la suspicacia con la confianza.
Escribir una carta de amor.
Hacer partícipes a otros de algo valioso.
Responder con buenos modos.
Animar a los jóvenes.
Manifestar lealtad de palabra y de hecho.
Cumplir una promesa.
Escuchar.
Pedir perdón si meto la pata.
Esforzarme por entender.
Evaluar lo que exijo a los demás.
Pensar primero en los demás.
Manifestar aprecio.
Ser amable.
Ser tierno.
Reírme un poco más.
Manifestar gratitud.
Recibir a un extraño.
Alegrar a un niño. Anónimo
Publicado por primera vez en diciembre de 2005 y noviembre de 2001.
Adaptado en diciembre de 2013. Leído por Gabriel García Valdivieso.
Traducción: Patricia Zapata N. y Antonia López.
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