Santas estrellas fugaces
J. M. Njoroge
Afirmar que Dios se mueve de maneras misteriosas ha llegado a convertirse en un cliché tan trillado que aunque se exprese en términos menos familiares puede generar más bostezos que muestras de aprobación. Pero como sucede con otras sencillas verdades, vale la pena examinar el peso de la evidencia que originó dicho aforismo. El suceso de la Navidad nos proporciona una excelente oportunidad para hacerlo, no solo por las humildes circunstancias que rodearon el nacimiento del bebé de María sino también por los roles de los protagonistas de dicha historia. Como estrellas fugaces, muchos de los actores entran y salen del escenario sin mayor algarabía, brillando por breves momentos antes de desaparecer de la escena.
Pueden leer todo el artículo [en inglés] aquí.
Artículos recientes
- Sigue a Dios, no a tu corazón
- Tentaciones en el desierto
- Fogosos testigos de Jesús
- Los efectos del cristianismo: El estatus de la mujer
- La gran fe de un centurión
- ¿De verdad la oración marca la diferencia?
- Dos formas en las que la esperanza del Cielo combate la ansiedad
- La Palabra de Dios: El cimiento de nuestra fe
- Escoger la vida
- Él siempre está presente