Responder con gentileza
Recopilación
[Responding with Graciousness]
Que la palabra de ustedes sea siempre agradable, sazonada con sal, para que sepan cómo les conviene responder a cada uno. Colosenses 4:6
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Pablo llegó a Atenas después de huir de la persecución por parte de los tesalonicenses en Berea (Hechos 17:13-15). Su testimonio en Atenas es el relato más detallado registrado en el libro de Hechos de un profesor cristiano que cuestiona a pensadores que no son judíos. En la época de Pablo, Atenas no se encontraba en la cumbre de su influencia intelectual, cultural ni militar, pero todavía era una potencia cultural. […] Sin embargo, a Pablo «le dolió en el alma» porque la ciudad estaba llena de ídolos (Hechos 17:16). En vez de soltar una gran condenación dirigida a los atenienses, Pablo empezó a razonar con los judíos en la sinagoga y con los griegos temerosos de Dios, día a día como era su costumbre.
En Atenas había un grupo de «filósofos epicúreos y estoicos» que empezaron a debatir con Pablo (Hechos 17:18). Aunque lo acusaron injustamente de ser un charlatán (o plagiario intelectual) que recomendaba «dioses extranjeros», de todas maneras lo invitaron para que hablara en el Areópago (Hechos 17:18,19). […]
Pablo encontró puntos en común observando que ellos eran «sumamente religiosos», dado que tenían muchos «lugares sagrados» (Hechos 17:22,23). Pablo sabía que aquello era idolatría, pero empleó una descripción neutral para edificar un puente en vez de levantar un muro. Nosotros también deberíamos estar afligidos por los emblemas de incredulidad en medio de nosotros, sin embargo, deberíamos tratar de discernir y sacar provecho de los puntos de encuentro con estas otras cosmovisiones.
Seguidamente, Pablo informa que encontró un altar dedicado «a un Dios desconocido» (Hechos 17:23). Lo que ellos tomaron como desconocido, Pablo se los declara. Su declaración (Hechos 17:24-31) es una obra maestra de persuasión cristiana, la belleza de ella no se puede captar en un breve espacio. Al conocer la perspectiva de los filósofos que enfrentaba, Pablo no empieza con el mensaje de Jesús, sino con la doctrina bíblica de la creación. […]
Pablo afirma que un Dios personal y trascendente creó todo el universo, el cual depende de Él para seguir existiendo. «Él es quien da a todos la vida, el aliento y todas las cosas» (Hechos 17:24–25; véase también Hebreos 1:3). Eso establece una marcada antítesis entre el cristianismo y los dos grupos filosóficos. Los estoicos creían en un alma del mundo, un alma impersonal —algo parecido al principio espiritual de la Nueva era en la actualidad o la «Fuerza» en las películas de La guerra de las galaxias— mientras que los epicúreos creían en varias deidades que no tenían interés en la humanidad.
Pablo declara que este Creador también está muy interesado en la humanidad. Él creó a todas las personas a partir de un hombre y estableció las condiciones en las que vive la humanidad. Lo hizo así para que «todos lo busquen y, aunque sea a tientas, lo encuentren. En verdad, Él no está lejos de ninguno de nosotros» (Hechos 17:27). […]
Pablo presenta un Dios personal, trascendente, inmanente y relacional. Comunica todo eso antes de mencionar una palabra sobre Cristo. Aquí Pablo también debería ser nuestro modelo de apología. A menos que establezcamos un punto de vista bíblico acerca de Dios, las personas probablemente colocarán a Jesús en la cosmovisión equivocada, llevándolo a ser solo un gurú o swami o profeta en vez de Señor Dios y Salvador (Filipenses 3:20; Colosenses 2:9). Doug Groothius1
Sazonadas con sal
Las palabras de un creyente deben estar sazonadas con sal, de modo que podamos saber «cómo responder a cada uno» (Colosenses 4:6). Llevar el evangelio incluye conocerlo, transmitirlo con exactitud, y hacerlo con una actitud humilde y gentil, de una manera agradable. Se pide a los creyentes: «Estén siempre preparados para responder a todo el que pida razón de la esperanza que hay en ustedes. Pero háganlo con gentileza y respeto» (1 Pedro 3:15). Tener una actitud malsana, desagradable, no es apropiado para el evangelio de Cristo; las motivaciones y actitudes desagradables no producen palabras «sazonadas con sal».
Aunque no toda conversación tiene que ser sobre Dios específicamente, toda conversación debería estar sazonada con sal. Siempre deberíamos estar listos para responder las preguntas de otros acerca de nuestra fe, y nuestras palabras siempre deberían reflejar a Cristo, llevando un «sabor» distinto a lo que de otro modo podría ser una conversación desagradable. Lo que dice un cristiano y cómo lo dice debería añadir valor a una conversación como la sal hace por la comida. […] Así como la sal tiene propiedades curativas, nuestras palabras deberían llevar curación y bondad, animar a los oyentes y señalar a Aquel que es fundamental para la vida. Gotquestions.org2
Sal y luz
Transmitir la esperanza que hay en nosotros es una de nuestras mayores alegrías y dones. Una de nuestras características es la manera en que levantamos el ánimo de quienes nos rodean con muestras de amor, alegría y confianza en la Palabra de Dios. El mundo se siente atraído a la esperanza que ve en nosotros con el mismo apremio de alguien que, tras deambular en tinieblas, encuentra la luz. Jesús comparó esa chispa especial de vida que nos distingue de los hijos del mundo con la sal. Él dijo: «Ustedes son la sal de la Tierra». María Fontaine
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El Papa Juan Pablo II se dirigió a estudiantes universitarios sobre resistir la tentación de la mediocridad y el conformismo. Señaló: «Al seguir las enseñanzas de Cristo, el Rey crucificado, los creyentes descubren que reinar es sinónimo de servir, de buscar el bien ajeno. Aprenden el verdadero significado del amor: la entrega absoluta de uno mismo». Afirmó que al vivir conforme a ese espíritu, el cristiano se convierte en «la sal de la Tierra». Continuó diciendo: «Es un camino arduo; la mentalidad de muchos de sus contemporáneos se opone a él. Transitarlo significa luchar contra la corriente, el comportamiento y las maneras que imperan en la actualidad. […] El misterio de la cruz educa en un modo de ser y de obrar que no se ajusta al espíritu de este mundo»3.
Los cristianos hemos sido llamados a realzar el sabor de la vida con el condimento de la fe. También debemos darnos cuenta de que no todo el mundo gusta de su sabor ni es favorable a ver el mundo salpicado de creencias y valores distintos a los suyos. La oposición, los ataques a nuestra fe y demás actitudes similares son parte de la vida cristiana.
Pablo escribió a los colosenses: «Andad sabiamente entre los no creyentes, aprovechando bien el tiempo. Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo conviene responder a cada uno» (Colosenses 4:5,6). Ello parece ser un buen equilibrio de aprovechar bien el tiempo al testificar, en tanto que procuremos que nuestra conversación sea atrayente y cortés, sazonada con la sal de nuestra fe y ejemplo cristianos. Ello es lo que, según Pablo, nos permitirá tener la respuesta indicada para todo el mundo. El apóstol Pedro dijo: «Estén siempre preparados para responder a todo el que pida razón de la esperanza que hay en ustedes» (1 Pedro 3:15).
Se ha dicho que «Dios dispersó [a los primeros cristianos] por todo el mundo para esparcir la sal en toda la tierra e iluminar a la humanidad». Muchas personas aceptan la sal como un ingrediente necesario para realzar el sabor de la comida. Es razonable asumir que al comparar Jesús a Sus seguidores con sal y luz, esperaba que muchos los aceptaran y que su fe se convirtiera en un componente tan esencial para un gran número de personas como la sal o la luz. Es una misión muy importante y un enorme privilegio que Él nos concede: dejar huella en la vida de las personas y ser una fuerza positiva en su vida.
De cada uno de nosotros depende conservar las cualidades de la sal, de forma que continuemos sazonando el mundo con Su sabor. «El objetivo de manifestar nuestro cristianismo y seguir Sus enseñanzas siempre ha sido ser la sal de la tierra, parte de la luz del mundo, una ciudad asentada sobre un monte, que atrae la atención del mundo al Señor, a fin de que ellos también lo conozcan y aprendan a amarlo, y si están dispuestos, ayuden a otros a hacer lo mismo (Mateo 5:13,14).
Que el Señor bendiga su vida y afiance su trabajo y sus labores de testificación a fin de que sean la sal de la tierra y una luz que ilumine el camino de muchos. Peter Amsterdam
Palabras llenas de gracia
Probablemente has escuchado dichos sobre las palabras y la forma de hablar. ¡Hay muchos! «Por la boca muere el pez; Dios nos dio dos oídos y una sola boca; bocazas hunden barcos», entre otros. Una multitud de frases y proverbios como esos existen porque todos nos arrepentimos a veces de lo que dijimos a la ligera o de manera hiriente.
Salomón escribió: «Las palabras del sabio están llenas de gracia» (Eclesiastés 10:12). El apóstol Pablo nos dice que nuestra conversación siempre debe estar llena de gracia, que cada palabra lleve la benevolencia de Dios. Nuestras palabras deben estar sazonadas con sal: sabrosas, purificadoras y sanadoras cuando sea necesario. Cuando esos pensamientos dirijan lo que hablamos, sabremos cómo responder a todos sin que más adelante tengamos grandes remordimientos.
Por lo visto, nuestro mundo opta por los comentarios sarcásticos, las respuestas ásperas y hablar de manera combativa. En cambio, elige palabras amables y gentiles. Tal vez a otros les parezca tan agradable y atractivo que querrán saber más de Jesús. Las palabras que empleas pueden llevar esperanza y sentido a la vida de una persona. Haventoday.org4
Publicado en Áncora en enero de 2024.
1 Doug Groothius, Christian Apologetics: A Comprehensive Case for Biblical Faith (IVP, 2012).
3 Congreso UNIV 2002 en Roma, reportado por la agencia de noticias religiosas Zenit, 25 de marzo de 2002.
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