Reposar en la esperanza
Palabras de Jesús
¡Que el Dios de la esperanza los llene de todo gozo y paz en la fe, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo! Romanos 15:13[1]
¿Qué significa reposar en el Señor? La noción de cada persona sobre su significado puede diferir de la de otros, pero más que nada significa encomendarme en oración cada inquietud y preocupación y no tratar de llevar esas cargas o pesos en tus propios hombros.
Reposar en Mí es un acto de profunda confianza y amor. Es una acción. Hay que esforzarse para confiar en Mí y no intentar solucionar los problemas desde la capacidad natural. No siempre es fácil. Reposar en Mí significa encomendarme tus preocupaciones e inquietudes con plena fe, sabiendo que me encargaré de todo el asunto de la manera que considere más oportuna y que producirá los mejores resultados.
Imagina que eres un niño de dos o tres años que sabe que donde está más seguro y a salvo es acurrucado en los brazos de su padre o madre, que lo quieren. Ahí es donde duerme profundamente sabiendo que esos brazos siempre lo sostendrán y le darán apoyo. De la misma manera, si me encomiendas tu jornada, tendrás las fuerzas que necesites para cada día. El secreto está en ese sencillo acto de dependencia: encomendarme tu jornada.
¿Te has agotado? ¿Sientes que no puedes dar un paso más o atender una exigencia más? Yo lo sé y lo entiendo. Fui probado en todo igual que tú y experimenté tus limitaciones humanas[2]. Por tanto, siempre estoy más que dispuesto a extender la mano con compasión y darte las fuerzas necesarias para seguir adelante.
¿Te parece que no respondo a tus oraciones? ¿Te preguntas si realmente me intereso y te escucho? Son interrogantes que se plantean todos Mis hijos y pruebas por las que tienen que pasar para que se afiance su fe. Si nunca afrontaras dificultades y jamás tuvieras que capear un temporal, tu fe y creencia en Mí no sería muy firme. Tu fe se hace de oro puro cuando pasa por los vendavales, las lluvias y los fuegos de la vida sin perder la determinación de seguirme.
Nunca prometí una vida fácil, pero sí que nunca te abandonaría. Nunca dije que el mundo te amaría: lo que sí prometí fue que te acogería como a Mi propio hijo. Nunca dije que la vida estaría exenta de dificultades, con todo, prometí que podrías hacerlo todo con Mis fuerzas, y que quienes esperan en Mí recobrarán sus fuerzas[3].
Una perspectiva optimista
Puedo ayudarte a ver a los demás y la situación que te rodea desde una perspectiva que siempre ve lo bueno y las posibilidades. No te es posible tener siempre un punto de vista positivo. Las pruebas y los momentos difíciles de la vida pueden hacer que todo se vea oscuro, sombrío y desesperanzador, y puede resultar difícil encontrar algo bueno en esas circunstancias. Pero si me pides que te dé Mi punto de vista, puedo mostrarte la belleza, las victorias y los buenos frutos que pueden salir aun de las situaciones más difíciles.
Aunque otros piensen que es una estupidez optar por tener una actitud positiva en los momentos en que las circunstancias parecen indicar lo contrario, recuerda que Mi sabiduría puede parecer necedad para el hombre[4]. Todo suceso puede verse desde distintos ángulos y perspectivas, pero el único punto de vista certero y completo es el Mío. Pídeme que te ayude a ver las cosas como realmente son, como pueden ser o como serán, y adquirirás más fe, más paz interior y un entendimiento más claro.
Esta vida y su limitada existencia puede acarrear muchas preocupaciones, afanes y temores si das lugar a ellos. En cambio, si decides confiar en Mí y adoptas una perspectiva optimista, empezarás a ver en cada obstáculo una oportunidad y algo positivo en toda situación negativa. Tendrás la fe para remontarte sobre las circunstancias que te agobian en este mundo y aceptar que hay un designio más sublime para tu vida, y que en definitiva soy Yo quien lleva las riendas.
¡No hay ninguna situación o circunstancia en la que Yo no pueda ayudarte! De modo que cuando estés en un aprieto, aunque nunca hayas experimentado nada peor, recuerda que siempre hay espacio para Mí. No te dejaré ni te abandonaré, menos aun cuando veas que todo se pone peor. Fija la vista por encima de las circunstancias, más allá, y siente las fuerzas que te infunde Mi presencia en el corazón.
Refugio en la esperanza
Cuando confías en Mí, encuentras refugio en Mi presencia. De manera que confiar en Mí es más que repetir palabras. Es cuestión de voluntad. En el curso de cada día te encontrarás en numerosas situaciones que pueden provocarte ansiedad, incluyendo algunos de tus propios pensamientos.
Si no te mantienes alerta, esos sentimientos de ansiedad pueden colarse en tu día sin que lo percibas. Cuando eso sucede, te preguntarás por qué de pronto te sientes abatido. Por lo general, haces caso omiso de esos sentimientos. O intentas silenciarlos con alimentos, bebida, televisión, chismorreo y otras distracciones. Pero es mucho mejor atrapar esos pensamientos de preocupación antes que logren apoderarse de ti. Por eso te digo: «¡Mantente alerta!»
Si te mantienes vigilante y alerta, puedes refugiarte en Mí cada vez que te asedie la ansiedad. Un refugio es un lugar que provee protección o amparo: es un remanso seguro. Es el lugar al que acudes en busca de ayuda, socorro o escapatoria.
Anhelo ser tu Refugio. Estoy contigo en todo momento. No obstante, debes ejercer tu voluntad y acudir a Mí en busca de ayuda. De esa manera, me conviertes en tu santuario y demuestras tu confianza en Mí. Bendito —feliz, motivo de envidia— el que se refugia en Mí[5].
La recompensa de la fe
Yo voy tomando nota de cada cosa que haces por amor a Mí y al prójimo. No hay nada que Yo no advierta. En la medida que des de ti, te volveré a llenar. Nunca podrás dar más de lo que Yo te dé. Bendeciré y recompensaré tus desinteresadas labores. Aunque ahora te doy pruebas de esas bendiciones y recompensas, pequeños símbolos y muestras de lo que recibirás más adelante, no es nada comparado con lo que te aguarda después de esta vida.
Cuando pienso en ti, el corazón se me llena de alegría, porque veo el amor y el interés que manifiestas por los demás, los cuidados que les prodigas. Quienes dan por amor sin esperar nada a cambio son los verdaderamente grandes en Mi Reino.
No hay ternura ni interés motivado por el amor que sea en vano. Hasta la más mínima manifestación de amor que se siembre en un corazón necesitado dará fruto algún día. El amor persevera aun cuando no es correspondido, aunque no siempre veas los frutos del amor que das. Algunos son más difíciles de amar que otros, pero Yo lo veo todo, y el amor nunca falla.
Todo lo que hagas, hazlo con amor, y recogerás las recompensas eternas que he prometido[6].
Publicado por primera vez en octubre de 2006. Texto adaptado y publicado de nuevo en julio de 2020.
[1] RVC.
[2] Hebreos 4:15.
[3] Hebreos 13:5; Juan 14:3; Filipenses 4:13; Isaías 40:31.
[4] 1 Corintios 1:25-29.
[5] Sarah Young, Jesus Hoy (Thomas Nelson, 2012).
[6] 2 Corintios 9:6; 1 Pedro 5:4.
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