Que no haya monopolio al ministrar
Recopilación
«Solo espero para amarlos por lo que son, donde sea que estén, en el momento, parezca lo que parezca. Es la persona que me fue confiada […] y fui llamada a hacer algo por esa persona…» Michele Van Fossen
Michele Van Fossen no es una consejera, ni una terapeuta, ni pastora. No en un sentido tradicional. Michele es peluquera, y ella considera que su trabajo de todos los días es un vehículo para sanar a aquellas personas que se sientan en su silla.
Los pastores no tienen el monopolio de su ministerio. Hagas lo que hagas, sea adonde sea que tu trabajo te lleve, Dios te ha equipado de un modo particular para que sirvas y conozcas a las personas en su momento de necesidad. A través de tu trabajo, Dios tiene el poder de aliviar los corazones apesadumbrados y situaciones sin esperanza. Tal vez tengas mucho en común con Michele. Posiblemente puedas contar tu propia historia de lo sagrado de tu trabajo, y de las maneras tan milagrosas en las que Dios puede transformar alguna conversación casual que hayas tenido en tu día.
¿Y esos momentos de sanidad y esperanza que surgen de pronto un día cualquiera? No son una coincidencia. Formamos un equipo con Dios al colocar nuestra mano sobre el arado, arando la tierra que pisamos, literal y figuradamente. Llevamos la imagen del Dios Altísimo con nosotros. Cuando entregamos la obra de nuestras manos a Su milagroso cuidado, Dios irrumpe, y nos cambia a nosotros y a quienes servimos, por siempre, y de verdad. El supremo llamamiento[1]
(Haz click aquí para ver un video corto con el relato de Michele [en inglés] sobre su ministerio.)
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Antes de acostarte esta noche, piensa en el amor que abrigo por ti. Si repasas todo lo bueno que te ha sucedido, verás que te he concedido innumerables favores por medio de muchas circunstancias y personas. Cada uno de ellos es una prenda del gran amor que te tengo.
Te pido también que medites sobre cuánto amor has manifestado tú a los demás. ¿Qué gentilezas, qué gestos de cariño realizaste hoy para que los demás percibieran Mi amor? Recuerda que no tengo otra boca que la tuya ni otras manos que las tuyas para confortar a alguien y acercarlo a Mí. «Todo lo que hicieron por uno de Mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por Mí»[2].
Cada vez que haces caso de una corazonada, de una de esas pequeñas indicaciones que te doy cuando te presento una ocasión de manifestar cariño a alguien, Yo te lo pago. Es que es imposible comunicar amor sin recibir a cambio una porción de Mi amor. «Dad, y se os dará»[3]. Jesús hablando en profecía.
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Ahora que se acerca mi cumpleaños, estuve reflexionando sobre mi vida y trabajo para el Señor, y estoy a la espera de cualquier guía que Él tenga para mí que me permita cumplir con mi parte para avanzar con la misión desde ahora en adelante. Quiero lograr todo lo que pueda, tanto en lo personal como en lo profesional, para ayudar a otros a conectarse con Jesús. Quiero dar a otros de una manera que vaya a iluminar sus vidas, y también dar a Jesús de una manera que lo haga feliz. Quiero ser más como Jesús: más humilde, sumisa, una vasija obediente, para que otros se sientan atraídos a Él.
Quiero trabajar junto a Él para lograr lo que Él desea que yo haga para Su gloria. Quiero estar dispuesta a continuar creciendo y aprendiendo, en las pequeñeces y en lo más importante. Quiero crecer en las cosas del Espíritu y en las prácticas también. Deseo continuar alentando e inspirando a los demás. Quiero servir de canal para sanar espíritus y cuerpos, para que otros puedan conectarse con el amante por excelencia, y sientan Su maravilloso cuidado, paz y provisión en sus vidas.
Estoy muy agradecida de que, más allá de las limitaciones que tengamos que encarar, el Señor no deja de valerse de nosotros. Si nos entusiasmamos sirviéndole, podremos seguir haciéndolo y a la vez contar con que nos cuidará y proveerá para nosotros. En estos tiempos que corren existen muchas maneras de atender a los demás que no están limitadas a lugares, ni siquiera por nuestra habilidad de conocer a otras personas. Podemos llevar fruto y dar el mensaje en cualquier parte del mundo, aun si estamos limitados de alguna manera en nuestra movilidad física. La Internet, los celulares y otras tecnologías hacen posible comunicarse prácticamente con otros en cualquier parte del mundo y en cualquier momento.
Así que, ya seas un misionero físicamente robusto en algún campo de misión, o alguien cuyos compromisos lo atan a un lugar específico, o alguien cuyas actividades físicas han sido determinadas por circunstancias o edad o cualquier otra cosa, el Señor te puede indicar formas de ser una influencia positiva en los corazones de quienes necesitan la verdad. Y más allá de eso, ustedes tienen un arma aún más poderosa a su disposición que es la oración, la cual puede viajar sin ataduras por el espacio y el tiempo, y puede efectuar grandes cambios donde sean necesarios. María Fontaine
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Dios dice que hemos sido dotados para el ministerio de servir a otras personas. Cada cristiano es un ministro. Eso no significa que cada cristiano es un pastor, más bien es un ministro. Cada vez que utilices tus talentos y dones para ayudar a otros, estás ministrando.
Fíjate que el versículo bíblico dice: «Dios nos salvó y nos llamó a una vida santa». Fuiste salvado para que sirvas. ¿Por qué te salvó Dios? Para que pudieras servirle.
Tal vez estés pensando: «¿Cómo sé cuál es mi ministerio?» Te fijas en tus talentos, tus dones y tus habilidades. Te fijas en cómo te ha moldeado Dios. Él quiere que te valgas de esos talentos y dones para ayudar a los demás. Cada vez que lo haces estás ministrando. No es nada impresionante, sobrenatural o que dé miedo. Se trata simplemente de ayudar a los demás.
¿Puedes ministrar desde una oficina de ventas? Claro que sí. ¿Puedes ministrar desde tu puesto de contador? Sí, puedes. ¿Puedes ministrar mientras conduces un camión? ¡Por supuesto! En cualquier momento en que estés ayudando a otras personas en Su nombre, estás ministrando.
Es más, Dios dice que eres necesario en la iglesia. Eres una parte necesaria de esta familia. Míralo de esta manera: si no utilizo mis talentos, tú eres engañado. Si tú no utilizas tus talentos, yo soy engañado. Y todo el resto de la congregación es engañado.
Todos somos importantes y todos somos necesarios para hacer nuestra parte y encajar juntos. Rick Warren[4]
Publicado en Áncora en marzo de 2018.
[1] https://www.theologyofwork.org/the-high-calling/video/no-monopoly-ministry.
[2] Mateo 25:40 (NVI).
[3] Lucas 6:38.
[4] http://pastorrick.com/devotional/english-with-tags/you-have-direct-access-to-god.
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