¿Qué guitarra tocarías?
George Sosich
Observa detenidamente las dos guitarras que se muestran a continuación. Si fueras guitarrista, ¿cuál elegirías? Probablemente la que está en la parte superior con los trastes rectos (las barritas metálicas delgadas incrustadas a lo largo del cuello sobre las que se presionan las cuerdas), ¿verdad? Pues es posible que te sorprenda escuchar que algunos guitarristas afirman que la que está en la parte inferior produce el mejor sonido. Curioso, ¿verdad?
Los guitarristas experimentados saben que es realmente imposible afinar incluso las mejores guitarras para que cada nota y acorde suenen perfectamente afinados a lo largo de todo el cuello. Esto se debe a la manera en que las guitarras se han construido durante cientos de años.
En las guitarras típicas, los trastes rectos tradicionales ubicados intermitentemente a lo largo del cuello no están incrustados en el lugar preciso necesario para reproducir una afinación perfecta a lo largo de todo el cuello. Esto significa que incluso si afinas bien una guitarra para que suene perfectamente en el acorde MI, podría sonar desafinada al tocar el acorde SOL, o al tocar la misma inversión del acorde MI más arriba en el cuello. Esto también ocurre con otros acordes y notas. Es una inconveniencia que los guitarristas deben afrontar y una de las razones por la que a menudo afinan nuevamente las guitarras entre canciones.
Algunos guitarristas desafinan un poco ciertas cuerdas hasta encontrar un buen término medio, para que cualquier nota o acorde que se toque en el cuello suene lo suficientemente bien como para que en general la guitarra suene afinada. Otros guitarristas ajustan a una afinación óptima para ciertos acordes que suenan desafinados en otras canciones con diferentes acordes.
Un luthier (fabricante de guitarras) se molestó tanto al luchar constantemente con este defecto inherente de las guitarras que decidió crear una guitarra que lo superara del todo. Se le ocurrió crear la «guitarra del verdadero temperamento» con trastes retorcidos. Ajustó los trastes midiendo con precisión la posición en la que cada nota debe «trastearse» para producir una afinación perfecta a lo largo de todo el cuello, sin importar la nota o el acorde que se toque. Esto hizo que los trastes se vieran retorcidos o truncados. El resultado, sin embargo, es una guitarra que los usuarios afirman que es hermosa sencillamente «canta».
¿Qué significado tiene esto para nosotros? A primera vista, parecería que el luthier había perdido la cabeza al producir una guitarra con trastes tan obviamente deformes. Sin embargo, la guitarra produce un sonido sorprendentemente más armonioso que la llamada guitarra de aspecto apropiado. ¿No ocurre lo mismo con nosotros? La Biblia claramente nos dice que lo que parece correcto y apropiado para el hombre natural podría no ser apto y útil para Dios; de hecho, todo lo contrario podría ser verdad. Considera los siguientes versículos:
Pero el Señor le dijo a Samuel:
―No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues Yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencias, pero Yo me fijo en el corazón. 1 Samuel 16:7
—No será por la fuerza ni por ningún poder, sino por Mi Espíritu —dice el Señor Todopoderoso. Zacarías 4: 6
Pues la locura de Dios es más sabia que la sabiduría humana, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza humana. Hermanos, consideren su propio llamamiento: No muchos de ustedes son sabios, según criterios meramente humanos; ni son muchos los poderosos ni muchos los de noble cuna. Pero Dios escogió lo insensato del mundo para avergonzar a los sabios, y escogió lo débil del mundo para avergonzar a los poderosos. También escogió Dios lo más bajo y despreciado, y lo que no es nada, para anular lo que es, a fin de que en Su presencia nadie pueda jactarse. 1 Corintios 1:25-29
Pero tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros. 2 Corintios 4:7
Nuestros defectos y debilidades pueden hacernos sentir imperfectos y retorcidos como los trastes de la «guitarra del verdadero temperamento», pero cuando estamos en manos del músico maestro podemos entonar melodías hermosas para Él. Es cuando nos consideramos buenos y «rectos» en nuestra propia rectitud, como las guitarras normales con sus trastes perfectamente rectos pero imperfectos, que nuestro sonido puede estar un poco fuera de armonía y ser disonante, dando como resultado un sonido menos atractivo para los que buscan una respuesta.
Dios nos permite ser tan imperfectos como somos con un propósito, para que seamos más útiles y Él obtenga la gloria.
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