¿Presiones económicas?
Palabras de Jesús
Cuando los medios habituales no bastan
Cuando hayas hecho todo lo que puedes y agotado tus medios habituales de sustento, y aun así te veas en dificultades para hacer frente a tus compromisos, no desesperes; Yo te mantendré por otros medios. Cuando otros incumplan sus obligaciones económicas hacia ti o te veas adversamente afectado por las decisiones erróneas o egoístas de otros, no desesperes; Yo sí cumplo, y puedo compensar esa merma. Cuando te sobrevenga una calamidad seguida de gastos imprevistos, no desesperes; Yo puedo hacerme cargo de lo que no cubra tu póliza de seguro. Cuando la economía apriete y escasee el trabajo, no desesperes; Yo soy capaz de proveer para ti aun en circunstancias aparentemente imposibles.
«Pidan, y se les dará; busquen, y hallarán; llamen, y se les abrirá»[1]. Antaño hice esa promesa, y todavía es válida hoy en día. Hazme saber tus necesidades y pídeme que las satisfaga. Haz la parte que te corresponde: pide, busca y llama. Y Yo haré la Mía.
Soy capaz de proveer para ti por medios inesperados y poco convencionales. De hecho, me deleito en hacerlo, pues te amo.
Tuyas son Mis riquezas
Mi Palabra registra cientos de promesas que tienes derecho a invocar. Si lees, absorbes y me recuerdas esas promesas, verás tus oraciones respondidas, lo cual incrementará tu fe. En la medida en que no dejes de leer, absorber e invocar Mi Palabra, Yo no dejaré de responderte, de inspirarte y de proveer para tus necesidades.
Con eso no quiero decir que tu fe nunca vaya a flaquear ni que nunca más vayas a tener que superar escollos. Mientras estés en este mundo las épocas de prosperidad se alternarán con las de dificultades. Los problemas son parte necesaria de la vida. Sin embargo, tu vínculo conmigo y tu fe en Mi amor y en Mi Palabra te ayudarán mucho.
Las promesas divinas siguen vigentes
Dije a Mis discípulos que todos los cabellos de su cabeza estaban contados y que ni un solo pajarillo cae a tierra sin que Mi Padre lo sepa. Les expliqué que no tenían por qué afanarse por sus necesidades materiales, que si confiaban en Mí y me seguían, Yo me aseguraría de que quedaran cubiertas.
Puede que eso te parezca poco realista en el mundo metalizado de hoy en día, en el que da la impresión de que ganar dinero es más importante que nunca. Los tiempos han cambiado; Mis promesas no. Siguen tan vigentes hoy en día como hace 2.000 años. Si buscas primeramente el reino de Dios y haces lo posible por obedecer la Palabra, Mi Padre te proveerá de todo lo que necesites[2].
Si me amas y procuras seguir el ejemplo que di de amar a los demás y desvelarme por ellos, Dios cuidará de ti. Así y todo, eso no garantiza que de aquí en adelante vayas a gozar de una vida de lujos y comodidades. Las épocas difíciles también forman parte del plan por el que tu Padre celestial forja tu carácter. Al igual que un padre terrenal no otorga automáticamente a sus hijos todo lo que le piden, Mi Padre no necesariamente te concede todo lo que deseas. Más bien te da lo que necesitas y lo que, a Su juicio, es mejor para ti, no solo para tu cuerpo, sino más importante aún, para tu espíritu inmortal.
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¿Cuánto cuestan dos gorriones: una moneda de cobre? Sin embargo, ni un solo gorrión puede caer a tierra sin que el Padre lo sepa. En cuanto a ustedes, cada cabello de su cabeza está contado. Mateo 10:29-30
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Busquen primero Su reino y Su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. Mateo 6:33[3]
Para ser feliz a pesar de los pesares
Cuando escasean los recursos, se pone a prueba tu fe en Mi capacidad de proveer para tus necesidades. Tienes el impulso de creer que Mis promesas no son fidedignas, que no voy a proveer como dije que lo haría. Pero no sucumbas ante esas dudas, pues Yo te respaldaré. En ciertas ocasiones te respondo enseguida; pero en muchos casos, lleva tiempo.
Son muchos los factores que afectan la manera en que serán respondidas tus oraciones y los medios que empleo para suministrarte lo que te hace falta, incluidas las decisiones que tomen tú y otras personas. Así que no te dejes abatir ni te impacientes ni vayas a pensar que no me importa y que no voy a proporcionarte lo que solicitas. A veces debes aguardar a que se den las condiciones propicias.
Mientras tanto, conténtate con lo que tienes. Agradéceme lo que ya he hecho por ti y lo que te he dado. Reflexiona acerca de lo que es de más valor que los bienes materiales, lo que el dinero no puede comprar, como por ejemplo el amor de quienes te son entrañables, las amistades profundas, la paz interior, la satisfacción de conocerme y de amarme. Si estimas esas cosas hallarás dicha en Mí, cualesquiera que sean las circunstancias terrenales en que te encuentres.
Si das, recibirás
Si depositas tu confianza en las economías y en las instituciones financieras de este mundo, o piensas que determinada estrategia económica te va a proporcionar felicidad, te vas a desilusionar. El motivo es que en muchos casos esos sistemas se basan en el egoísmo, y éste a la larga conduce a la desdicha. Es mucho mejor confiar en Mí y obrar a Mi modo. Mi plan económico se basa en el amor, la cooperación, la justicia, el desinterés y la generosidad. Se opone a los principios económicos egoístas que rigen el mundo.
Puede que esto no tenga mucho sentido en términos económicos, pero sí lo tiene cuando se toman en cuenta Mis bendiciones. Comparte con los demás, aunque tú no tengas mucho. Esa es una de las maneras de recibir Mis bendiciones, tanto materiales como espirituales: Da, y Yo te daré[4]. Quienes dan abnegadamente son premiados con más. En cambio, quienes se abstienen de ayudar a su prójimo por temor a no tener suficiente para sí mismos no reciben las bendiciones completas que de otro modo Yo les daría[5].
Si te entregas generosamente y compartes tus recursos, Yo te lo pagaré. A medida que demuestres tu fe en Mí y en Mis promesas al compartir lo que tienes, te bendeciré otorgándote más bienes.
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Den, y recibirán. Lo que den a otros les será devuelto por completo: apretado, sacudido para que haya lugar para más, desbordante y derramado sobre el regazo. La cantidad que den determinará la cantidad que recibirán a cambio. Lucas 6:38[6]
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Hay quienes reparten, y les es añadido más; y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza. El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado. Proverbios 11:24-25[7]
Mejor que dinero en el banco
Las personas más ricas del mundo son aquellas que tienen fe. Aunque perdieran la abundancia de los bienes materiales que poseen, tendrían el reposo que da Mi alegría. Para la persona que tiene una fe así y hace uso de ella, ésta vale más que el dinero que pueda tener en el banco.
Yo di de comer a más de 5.000 personas con solo cinco panes y dos peces, convertí el agua en vino y curé a una mujer que había gastado inútilmente todo lo que tenía en médicos y medicamentos[8].
Sané a cientos de personas más que tenían enfermedades incurables y obré muchos otros milagros que no podrían comprarse ni con todo el dinero del mundo.
Soy perfectamente capaz de proveer para todas tus necesidades. Pide, extiende la mano de la fe y recibirás lo que te haga falta.
*
Pues el Señor Dios es nuestro sol y nuestro escudo;
Él nos da gracia y gloria.
El Señor no negará ningún bien
a quienes hacen lo que es correcto.
Salmo 84:11[9]
Artículo publicado por primera vez en 2003. Texto adaptado y publicado de nuevo en febrero de 2016.
[1] Mateo 7:7 NBLH.
[2] V. Mateo 10:29-30; 6:33.
[3] NTV; NBLH.
[4] V. Lucas 6:38.
[5] V. Proverbios 11:24-25.
[6] NTV.
[7] RV 1960.
[8] V. Mateo 14:15-21; Juan 2:1-10; Marcos 5:25-29.
[9] NTV.
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