Para ser un gran líder,
debes ser un ávido lector
Rick Warren
Si alguna vez fueron a Israel, sabrán lo distintos que son el Mar de Galilea y el Mar Muerto. El de Galilea está lleno de agua y lleno de vida. Hay árboles y vegetación. Hasta el día de hoy se practica la pesca comercial allí. Mientras que el Mar Muerto, como indica su nombre, está muerto. No tiene peces ni vida a su alrededor. El Mar de Galilea está al norte de Israel y recibe sus aguas de las montañas del Líbano. Entran por la parte de arriba y salen por la de abajo. Esa agua fluye a través del río Jordán y se mete al Mar Muerto. El Mar Muerto la recibe pero nunca sale. Por eso sus aguas están estancadas. Lo que quiero decir es que debemos encontrar equilibrio en nuestra vida para mantenernos activos tanto recibiendo como dando. Debe existir una fuente de entrada y una de salida.
Alguien ha dicho: «Cuando lo que entregas es más que lo que recibes, tu mantenimiento será tu caída». Tiene que haber equilibrio. La mayoría de los cristianos reciben mucho pero no dan suficiente. Van a estudios bíblicos una y otra vez. Reciben constantemente pero no tienen ministerio alguno. El problema que enfrentamos los pastores y los líderes de iglesias es el opuesto. Siempre estamos dando, y si no nos nutrimos, nos secamos.
Pablo escribió su segunda epístola a Timoteo en prisión. Al final de la misma le dice a Timoteo: «Cuando vengas, trae mi capa, trae los libros, en especial los pergaminos» (2 Timoteo 4:13). Al final de su vida, mientras estaba en la cárcel, Pablo quiere dos cosas… «mi capa y mis libros». El comentario de C. H. Spurgeon sobre este pasaje es:
Está inspirado, pero aun así quiere libros. Ha estado predicando al menos treinta años, y sigue queriendo libros. Vio al Señor, y sin embargo quiere libros. Tuvo más experiencias que la mayoría de las personas, y quiere libros. Fue arrebatado a los cielos y escuchó cosas que no es legal repetir, y sin embargo quiere libros. Escribió gran parte del Nuevo Testamento, y quiere libros.
En su libro Liderazgo espiritual, Oswald Sanders dice: «El hombre (y la mujer) que quiera crecer espiritual e intelectualmente siempre acude a sus libros». Recuerdo haber leído las biografías de John Wesley y Jonathan Edwards. Ambos eran grandes intelectuales. Se mantenían vivaces con un libro a la mano constantemente mientras cabalgaban yendo de un evento a otro. Donde iban, llevaban un libro. He visto dibujos de John Wesley con un libro en la mano, leyendo, sin mirar siquiera hacia dónde se dirigía el caballo.
Los líderes son lectores. Todo líder es un ávido lector. No todos los lectores son líderes pero todos los líderes son lectores. Mucha gente lee, pero no tiene habilidades de líder. Si vas a dirigir, tienes que estar un paso adelante de tu gente. Hay al menos cuatro razones por las que es esencial leer.
1. Debes leer para tu propia inspiración y motivación.
Harold Ockenga dijo: «Lee para rellenar el caudal de la inspiración». William Long, que escribió La perfección cristiana y una variedad de otros clásicos del cristianismo, escribió: «Junto con la oración, leer sobre temas profundos y virtuosos es la mejor forma de madurar. Nos ilumina, nos calma, nos hace reflexionar y nos motiva a esforzarnos más. Decimos que conocemos a las personas por los amigos que tiene, pero las conocemos aún más por los libros que leen». En lo personal, debo decir que pocas cosas me despiertan más del letargo que un buen libro. Me hacen segregar jugos creativos. Por lo que lo primero que hago es leer algo para inspirarme.
2. Debes leer para mejorar tus habilidades.
Aldous Huxley dijo: «Cualquier que sabe leer tiene el poder de magnificarse, de multiplicar su existencia, de gozar de una vida plena, significante e interesante». La lectura beneficia a la mente tanto como el ejercicio al cuerpo. Le mente es un músculo y, al igual que cualquier otro músculo, cuanto más lo ejercitamos, más se fortalece. La mente no se puede gastar. Nadie jamás murió por usar demasiado su mente.
Al igual que cualquier otro profesional, como ministro debes mejorar tus habilidades constantemente. Y eso se logra leyendo. Haz una lista de las habilidades más necesarias para tu ministerio y lee sobre ellas.
3. Debes leer para aprender de los demás.
Es prudente aprender de la propia experiencia, para es aún mejor aprender de la experiencia ajena. Todos aprendemos de los errores que cometemos, prueba y error. Pero no tenemos tiempo de cometer todos los errores. Sócrates dijo: «Utiliza tu tiempo para mejorarte a ti mismo mediante documentos ajenos, para que se te haga fácil lo que a otros les costó mucho trabajo». Lee sobre los aprendizajes de otros, y aprenderás con mayor facilidad lo que a otros les tomó arduo trabajo aprender.
La realidad es que podemos aprender de cualquiera. No tenemos que estar de acuerdo con todo lo que hacen, pero todos nos pueden enseñar algo. Hemos asimilado muchas buenas ideas de diferentes fuentes y las pusimos en un formato diferente. Eso es ser creativo. Cualquier verdad ya ha estado presente desde siempre. No hay muchas ideas totalmente nuevas. La creatividad consiste en utilizar ideas existentes y hacerlas funcionar de una manera nueva.
4. Debes leer para estar al día en este mundo cambiante.
Si los libros reflejan la maduración de los pastores principales, muchos pastores en EE.UU. dejaron de pensar cuando salieron de la escuela. No están leyendo nada nuevo, y sin embargo quieren predicar una vez a la semana. En el mundo de hoy la caducidad es más acelerada. Puedes escribir un libro de ciencia y para cuando lo imprimes ya está obsoleto. No podemos pretender ejercer durante todo nuestro ministerio con lo que aprendimos en el seminario. Debemos seguir madurando y aprendiendo.
Con esos antecedentes, estos unos consejos para aprovechar mejor la lectura:
- Analiza tus hábitos de lectura para ver lo que has leído y lo que debes leer sin falta a continuación.
- Dedica un momento del día a la lectura, y lee porciones de libros donde sea que estés.
- Equilibra la lectura. Lee sobre muchos temas. Incluye autores con los que no estás de acuerdo. Eso te hace madurar más.
- Marca los libros y haz anotaciones. Si utilizas una aplicación para leer, resalta partes que te gustan y guárdalas.
- Ten en claro lo que no debes leer. Conoce a tus autores favoritos, lee las portadas, el sumario y las biografías para ver si el libro vale la pena o no.
- Lee comentarios de libros y resúmenes para procesar la información de más libros en menos tiempo.
- Monta una biblioteca. Ya sea de libros impresos o electrónicos, colecciona una biblioteca como referencia para dejarla para otros.
Y sobre todo, recuerda que la Biblia ha de ser nuestro libro de cabecera. Te puedes ocupar tanto leyendo otros libros que te olvidas de la Biblia. Haz tiempo para leer la Palabra de Dios antes de leer otra cosa. Es lámpara a tus pies y lumbrera a tu camino. Debemos leerla más que ninguna otra cosa.
Si quieres crecer como líder de un movimiento fuerte, sigue leyendo. Es la única manera de mantenerse a la vanguardia.
http://pastors.com/great-leader-absolutely-must-reader
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