«Orad sin cesar»
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¿Qué significa orar sin cesar?
El mandato de Pablo en 1 Tesalonicenses 5:17 de «orar sin cesar» puede ser confuso. Obviamente no puede significar que mantengamos la cabeza agachada y los ojos cerrados todo el día. Pablo no se refiere a hablar sin parar, sino más bien a estar conscientes de la presencia de Dios y a someternos a Él constantemente. Cada momento de vigilia debemos ser conscientes de que Dios está con nosotros y de que participa activamente en nuestros pensamientos y acciones.
Cuando nuestros pensamientos recaen en la preocupación, el temor, el desaliento y el enojo debemos convertir consciente y rápidamente cada pensamiento en una oración y cada oración en una acción de gracias. En su carta a los Filipenses Pablo nos ordena que dejemos de abrigar ansiedad y en cambio recomienda: «En toda ocasión, con oración y ruego, dando gracias, presentemos nuestras peticiones a Dios»[1]. Él enseñó así a los creyentes en Colosas: «Dedíquense a la oración, perseveren en ella con agradecimiento»[2]. Pablo exhortó a los creyentes de Éfeso que consideraran la oración como un arma para esgrimir en las batallas espirituales.[3] En el transcurso del día la oración debe ser nuestra primera respuesta a cada situación que nos atemoriza, a cada pensamiento ansioso y a cada tarea indeseada que Dios ordena. La falta de oración nos hará depender de nosotros mismos en lugar de apoyarnos en la gracia de Dios. La oración incesante es, fundamentalmente, la continua dependencia y comunión con el Padre.
Para los cristianos la oración debiera ser como respirar. Para respirar no hay que pensar, ya que la atmósfera ejerce presión sobre los pulmones y nos obliga a respirar. Por eso es más difícil contener la respiración que respirar. Del mismo modo, cuando nacemos en la familia de Dios, entramos en un ambiente espiritual en el que la presencia y la gracia de Dios ejercen presión o influencia sobre nuestra vida. La oración es la respuesta normal a esa presión. Los creyentes hemos entrado todos en la atmósfera divina para respirar el aire de la oración. Tomado de gotquestions.org[4]
Enseñanzas sobre velas y oraciones
Debo reconocer que hay algunos versículos de la Biblia con los que he tenido dificultades. Uno de ellos es «Oren sin cesar»[5]. Con frecuencia pienso en ese versículo, y he aprendido lo importante que es orar. Rezo a menudo, mucho, pero tengo que confesar que no oro continuamente, así que a menudo me he sentido culpable por no rogar con suficiente asiduidad.
Por muy buenas intenciones que tenga, mi mente a menudo se enfrasca en otras cosas. Hago una oración rápida antes de conducir, antes de comer, de dormir, o al momento de despertar. Oro cuando alguien me lo solicita. Conservo una lista de oración de cosas por las que oro cada día. Ruego por las personas que me vienen a la cabeza y rezo por lo que estén pasando. Pero por mucha intensidad con que ore, por mucho tiempo que dedique a ello o por muy bien que lo haga, sé que nunca es suficiente. Simplemente no puedo alcanzar el objetivo de orar todo el tiempo.
Hace poco mi hija viajó a Europa. Fue un vuelo largo con varias conexiones y yo realmente quería seguir orando por ella a lo largo del camino hasta que llegara a salvo a su destino. Encontré una pequeña vela rotulada «Susurros de ángel». Tuve la impresión de que me decía que aunque yo no orara continuamente, sus ángeles seguirían orando por ella. Así que puse la vela en un lugar seguro y visible, la encendí, rogué por su viaje e inicié las actividades del día. Cada vez que pasaba junto a la vela oraba por ella, y cada vez que notaba la fragancia en el aire le daba las gracias al Señor por responder a mi oración. La vela siguió ardiendo hasta que me enteré de que llegó con bien.
Tal vez nuestras oraciones se parecen mucho a esa vela. Nuestra fe y confianza en el Señor son como un incienso de aroma agradable que sube a Su trono. Tal vez Él disfruta de la fragancia de nuestras oraciones como yo disfruté de esa vela. La fragancia de la vela impregnó mi casa. Qué hermosa ilustración pensar que quizá la fragancia de nuestras oraciones impregna los salones del cielo.
Decidí, pues, que dejaría de preocuparme por todas las veces que no he orado. Haré lo que pueda y trataré de mantener una actitud de oración tanto como me sea posible. Cuando experimente momentos de desespero, voy a encender una vela fragante y le entregaré a Él mis pensamientos y oraciones tanto como pueda. Después simplemente confiaré en Él para todo lo demás —mi vida y la vida de las personas a las que amo—, echando todas mis preocupaciones sobre Él, porque sé que Él cuida de mí. Además pondré el versículo: «Oren sin cesar» en contexto. Intentaré regocijarme siempre. Me esforzaré por orar continuamente y daré gracias en cada circunstancia, porque sé que es Su voluntad. Joyce Suttin
Estar en constante comunión con Dios
Puedes entablar una conversación continua, abierta, con Él todo el día, hablar con Él sobre lo que estás haciendo o pensando en ese momento. «Orar sin cesar» significa conversar con Dios mientras compras, conduces, trabajas o realizas cualquier otra tarea cotidiana[6].
Un concepto errado pero muy difundido es que para «comulgar con Dios» hay que estar a solas con Él. Naturalmente que siguiendo el ejemplo de Jesús necesitas momentos a solas con Dios, pero eso no es más que una fracción de tus horas de vigilia. Todo lo que haces se puede considerar «comunión con Dios» si lo invitas a participar y eres consciente de Su presencia.
El libro clásico que enseña cómo entablar una conversación constante con Dios es «La práctica de la presencia de Dios». Fue escrito en el siglo XVII por el hermano Lorenzo, un humilde cocinero de un monasterio francés. El hermano Lorenzo fue capaz de convertir incluso las tareas más comunes y humildes, como preparar comidas y lavar platos, en actos de alabanza y comunión con Dios.
La clave para nutrir una amistad con Dios, decía, no es cambiar lo que haces, sino cambiar tu actitud hacia lo que haces. Lo que normalmente haces por tu cuenta, comienzas a hacerlo para Dios, ya sea comer, bañarte, trabajar, relajarte o sacar la basura.
Hoy en día muchas veces pensamos que debemos «alejarnos» de nuestras actividades habituales de cada día para adorar a Dios, pero eso es porque no hemos aprendido a experimentar Su presencia todo el tiempo. Al hermano Lorenzo se le hizo fácil adorar a Dios a través de las tareas comunes de la vida; no tenía que irse a retiros espirituales selectos.
Ese es el ideal de Dios. En el Edén la adoración no era un acontecimiento, sino una actitud perpetua; Adán y Eva vivían en constante comunión con Dios. Como Dios está contigo todo el tiempo, ningún lugar está más cerca de Dios que aquel donde te encuentras ahora. La Biblia dice: «Él gobierna todo y está en todas partes y está en todo»[7]. Rick Warren[8]
Publicado en Áncora en mayo de 2017. Leído por Gabriel García Valdivieso.
[1] Filipenses 4:6 (NVI).
[2] Colosenses 4:2 (NVI).
[3] Efesios 6:18.
[4] https://gotquestions.org/pray-without-ceasing.html.
[5] 1 Tesalonicenses 5:17 (NVI).
[6] 1 Tesalonicenses 5:17.
[7] Efesios 4:6b.
[8] http://pastorrick.com/devotional/english/be-in-constant-communion-with-god.
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