Oración de alabanza a Dios
Versículos de la Biblia compilados y adaptados por María Fontaine
Cantaremos a Ti, Señor, que te has coronado de triunfo. Eres nuestra fuerza y nuestro cántico; nuestra salvación. Eres nuestro Dios, te alabaremos y te enalteceremos.
¿Quién, Señor, se compara contigo? ¿Quién se te compara en grandeza y santidad? Tú, hacedor de maravillas, nos impresionas con Tus portentos. Por Tu gran amor guías al pueblo que has rescatado; por Tu fuerza los llevas a Tu santa morada.
Tú los harás entrar, y los plantarás en el monte que te pertenece; en el lugar donde Tú, Señor, habitas; en el santuario que Tú, Señor, te hiciste. Y reinarás por siempre y para siempre.
Te cantamos, Señor, te has coronado de triunfo. Eres nuestra roca, nuestro amparo, nuestro libertador; el peñasco en que nos refugiamos. Eres nuestro escudo, el poder que nos salva, ¡nuestro más alto escondite! Eres nuestro protector y salvador.
Te invocamos, Señor, eres digno de toda alabanza. Nos gloriamos en Tu nombre santo. Alégrense los que te buscan, Señor. Nos refugiamos en Ti, Señor, y en Tu fuerza, buscamos siempre Tu presencia. Recordamos las maravillas que has realizado, Tus milagros. Porque eres grande, y digno de toda alabanza. Esplendor y majestad hay en Tu presencia; poder y alegría hay en Tu santuario.
Te alabamos, Señor, porque eres bueno, y Tu gran amor perdura para siempre. Bendito seas, Señor, Dios, desde siempre y para siempre.
Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder, la gloria, la victoria y la majestad. Tuyo es todo cuanto hay en el cielo y en la tierra. Tuyo también es el reino, y Tú estás por encima de todo. De ti proceden la riqueza y el honor; Tú lo gobiernas todo. En Tus manos están la fuerza y el poder, y eres Tú quien engrandece y fortalece a todos.
Por eso, Dios nuestro, te damos gracias, y a Tu glorioso nombre tributamos alabanzas. Tú eres el dueño de todo, y lo que te hemos dado, de ti lo hemos recibido.
Eres motivo de nuestra alabanza; eres nuestro Dios, el que hizo por nosotros las grandes y maravillosas hazañas que presenciamos. ¡Bendito seas, Señor! ¡Sea exaltado Tu glorioso nombre, que está por encima de toda bendición y alabanza!
¡Solo Tú eres el Señor! Tú has hecho los cielos, y los cielos de los cielos con todas sus estrellas. Tú le das vida a todo lo creado: la tierra y el mar con todo lo que hay en ellos. ¡Por eso te adoran los ejércitos del cielo!
Dios eres nuestra salvación. Confiaremos en Ti y no temeremos. Señor eres nuestra fuerza, nuestra canción; eres nuestra salvación. Te daremos gracias, Señor, invocaremos Tu nombre. Daremos a conocer entre los pueblos Tus obras; proclamaremos la grandeza de Tu nombre.
Te cantaremos salmos, Señor, porque has hecho maravillas; que esto se dé a conocer en toda la tierra. Cantaremos y gritaremos de alegría, porque eres grande. Levantaremos nuestra voz y gritaremos de alegría; y aclamaremos Tu majestad.
Señor, Tú eres nuestro Dios; te exaltaremos y alabaremos Tu nombre porque has hecho maravillas. Desde tiempos antiguos Tus planes son fieles y seguros.
Te cantaremos un cántico nuevo, cantaremos Tu alabanza desde los confines de la tierra. Dios, alabamos Tu nombre por siempre; Tuyos son la sabiduría y el poder. A ti, Dios de nuestros padres, te alabamos y te damos gracias. Nos has dado sabiduría y poder.
Te alabamos, te exaltamos y te glorificamos, Rey del cielo, porque siempre procedes con rectitud y justicia. Te ofreceremos sacrificios y cánticos de gratitud. Cumpliremos las promesas que hicimos.
Nuestras almas te glorifican, Señor. Y nuestros espíritus se regocijan en Ti, Dios nuestro Salvador, porque te has dignado fijarte en Tus humildes siervos. Nos llamarán dichosos todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho grandes cosas por nosotros. ¡Santo es Tu nombre! De generación en generación se extiende Tu misericordia a los que te temen.
Has hecho proezas con Tu brazo; desbarataste las intrigas de los soberbios. De sus tronos derrocaste a los poderosos, mientras que has exaltado a los humildes. A los hambrientos colmaste de bienes, y a los ricos los despediste con las manos vacías. Bendito seas, Señor, Dios de Israel, porque has venido a redimir a Tu pueblo. Nos enviaste un poderoso salvador en la casa de David Tu siervo.
Proclamaré Tu nombre eternamente y te cantaré alabanzas. A Ti damos gloria. Tuyo es el dominio y el poder, ahora y para siempre. Te damos gloria, Señor, y te adoramos.
Santo, santo, santo, Señor Dios Todopoderoso, el que era y que es y que ha de venir. Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, la honra y el poder, porque Tú creaste todas las cosas; por Tu voluntad existen y fueron creadas. Fuiste sacrificado, y con Tu sangre pagaste el rescate para Dios de gente de toda raza, lengua, pueblo y nación. De nosotros hiciste un reino; nos hiciste sacerdotes a Tu servicio, y reinaremos sobre la tierra.
Digno eres, Señor de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fortaleza y la honra, la gloria y la alabanza. A Ti, Cordero de Dios, sean la alabanza y la honra, la gloria y el poder, ¡por los siglos de los siglos!
La salvación viene de Ti, nuestro Dios, que estás sentado en el trono, y del Cordero. La alabanza, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, la honra, el poder y la fortaleza son Tuyas, nuestro Dios, por los siglos de los siglos. Señor, Dios Todopoderoso, que eres y que eras, te damos gracias porque has asumido Tu gran poder y has comenzado a reinar. Grandes y maravillosas son Tus obras, Señor, Dios Todopoderoso. Justos y verdaderos son Tus caminos, Rey de los siglos.
¿Quién no te temerá, oh Señor? ¿Quién no glorificará Tu nombre? Solo Tú eres santo. Todas las naciones vendrán y te adorarán, porque han salido a la luz las obras de Tu justicia. Te daremos gracias, Señor, conforme a Tu justicia. Cantaremos salmos a Tu nombre, Señor altísimo.
Oh Señor, soberano nuestro, ¡qué imponente es Tu nombre en toda la tierra! Has puesto Tu gloria sobre los cielos. Te alabaremos, Señor, con todo el corazón, y contaremos todas Tus maravillas. Nos alegraremos y regocijaremos en Ti; cantaremos salmos a Tu nombre, oh Altísimo.
Dios, Soberano Señor, eres creador del cielo y de la tierra, del mar y de todo lo que hay en ellos. Todas las cosas proceden de Ti, y existen por Ti y para Ti. ¡A Ti sea la gloria por siempre!
Por tanto, al Rey eterno, inmortal, invisible, al único Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén[1].
Artículo publicado por primera vez en mayo de 1991. Texto adaptado y publicado de nuevo en agosto de 2015.
[1] Éxodo 15:1-2, 11, 13, 17-18, 21; 2 Samuel 22:2-4, 1 Crónicas 16:10, 25, 27, 34; 29:10-14; Deuteronomio 10:21; Nehemías 9:5-6; Isaías 12:2, 4-6; 24:14; 25:1; 42:10; Daniel 2:20, 23; 4:37; Jonás 2:9; Lucas 1:46-53, 68-69; Hebreos 2:12; Judas 25; Apocalipsis 14:7; 4:8, 11; 5:9-10, 12-13; 7:10, 12; 11:17; 15:3-4; Salmo 7:17; 8:1; 9:1-2; Hechos 4:24; Romanos 11:36; Filipenses 4:20; 1 Timoteo 1:17 (NVI, texto adaptado).
Artículos recientes
- Un bebé en mis brazos
- ¿Tiene la Navidad la influencia de tradiciones paganas?
- Encontrar la voluntad de Dios y tomar decisiones que Dios apruebe
- Recuperación por medio de la alabanza, 3ª parte
- Jesús, tu eterno amigo
- El sentido de los problemas
- Las buenas nuevas, un gran gozo para todo el mundo
- El oficial gentil
- Buenas nuevas para todos en todas partes
- Tesoros eternos