Omnipotencia de Dios
Peter Amsterdam
Dios, que creó todas las cosas a partir de la nada —creatio ex nihilo en términos teológicos—, es todopoderoso. La palabra que empleamos tradicionalmente para describir el poder infinito de Dios es omnipotencia. Proviene de dos términos latinos: omni, que significa totalidad; y potens, que quiere decir poder. Dios tiene el poder para hacer lo que determine.
En el Antiguo Testamento, cuando Dios convino un pacto con Abraham, declaró que Él era el Shaddai, que en hebreo veterotestamentario significaba Dios Todopoderoso, Dios que puede más que ninguno. El Shaddai se emplea seis veces en Génesis y Éxodo y once en Ezequiel. Shaddai significa Todopoderoso y figura 36 veces a lo largo del Antiguo Testamento en alusión a Dios. En el Nuevo Testamento la palabra griega que denota Todopoderoso, pantocrátor, se emplea en diez ocasiones, casi todas ellas en el Apocalipsis[1].
El nombre que Dios empleó al referirse a sí mismo cuando habló con Abraham, describe Su omnipotencia. «Cuando Abrán tenía noventa y nueve años se le apareció el Señor y le dijo: Yo soy el Todopoderoso. Tenme presente en tu vida y vive rectamente»[2].
La Escritura expresa que Dios tiene la facultad y el poder absoluto de cumplir cualquier designio que sea Su voluntad. «Mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible»[3]. «Yo soy el Señor, Dios de todo ser viviente, ¿acaso hay algo que sea difícil para Mí?»[4]
El formidable poder de Dios se manifiesta en Su obra de creación del universo. La Biblia enseña que Dios creó el universo y todo lo que en él hay —incluido nuestro mundo— de la nada[5]. Dice que habló y fue creado. «Él dijo, y fue hecho; Él mandó, y existió»[6].
El teólogo Thomas F. Torrance describe así la doctrina de la creatio ex nihilo:
La creación del universo a partir de la nada no significa que este hubiera sido creado de algo que era nada; lo creó de nada en absoluto. No fue creado de la nada; llegó a existir por mandato absoluto de la Palabra de Dios, de tal manera que no habiendo nada con antelación, el universo en su totalidad cobró existencia[7].
¡Cuesta imaginar una mayor demostración de poder que la tuvo lugar al crear el mundo a partir de la nada! Jeremías considera que la creación es prueba de que «nada hay que sea difícil» para Dios[8]. El apóstol Pablo manifestó que la creación es un medio de percibir el poder y naturaleza divinos.
«Lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó: lo invisible de Él, Su eterno poder y Su deidad, se hace claramente visible desde la creación del mundo y se puede discernir por medio de las cosas hechas. Por lo tanto, no tienen excusa»[9].
Al crear el universo, Dios también creó el poder activo y latente que contienen las cosas creadas. Las creaciones de Dios —desde el átomo hasta las estrellas y las galaxias— encierran poder dentro de sí. Dios ha creado el universo con un poder natural que procede del Todopoderoso[10]. El poder natural de las cosas creadas se aprecia en la actividad habitual del mundo. El sol irradia luz y calor, las plantas crecen, el agua se evapora y se condensa en lluvia, los planetas giran alrededor del sol y otras tantas acciones.
El poder de Dios también se hace manifiesto cuando, actuando fuera del accionar común de la naturaleza, Él obra milagros. Partió las aguas de un mar para que Su pueblo pudiera andar sobre tierra seca[11]; envió fuego del cielo para consumir un sacrificio[12]; hizo que una virgen concibiera un hijo por medio del Espíritu Santo, el cual llegaría a ser la encarnación de Dios[13]; cuando ese hijo creció, sanó a los enfermos y levantó a gente de los muertos[14]; luego de ser crucificado, Dios lo resucitó a Él mismo de los muertos y lo transportó corporalmente al Cielo[15]. Estos milagros también son prueba de la omnipotencia de Dios.
El poder de Dios es infinito, es decir, que es ilimitado, inconmensurable. Si bien la Escritura afirma que Dios puede hacer todas las cosas, al mismo tiempo expresa que hay ciertas cosas que Dios no puede hacer. No puede anularse a Sí mismo actuando en contra de Su propia naturaleza y personalidad[16]. No puede mentir[17]. No puede ser tentado por el mal ni tentar a los seres humanos a hacer el mal[18]. No puede obrar impíamente ni pervertir la justicia. No puede transgredir Su justicia.
Cuando la Biblia anuncia que Dios es todopoderoso y que puede hacerlo todo, debe entenderse que Dios puede hacer todo lo que sea coherente con Su naturaleza y personalidad.
El teólogo J. Rodman Williams lo explica de la siguiente manera:
No es omnipotencia en el sentido de poder puro y absoluto. Porque el Dios que es todopoderoso es el Dios cuya misma esencia es santidad, amor y verdad. Por tanto, hace y hará únicamente aquello que esté en armonía con Su ser. Decir que es imposible que Dios actúe impíamente o practique el mal no coarta en modo alguno Su omnipotencia, así como tampoco lo haría decir, por ejemplo, que es imposible para Dios disponer Su no-existencia. Esas son contradicciones morales y lógicas sobre el mismo ser y naturaleza del Dios Todopoderoso. En la Escritura, la omnipotencia de Dios aparece una y otra vez asociada con Su personalidad[19].
Además de no contraponerse a Su naturaleza y personalidad, Dios no puede realizar imposibilidades lógicas. Por ejemplo, Dios no puede hacer un círculo cuadrado. No puede hacer que 5 más 5 sean 11. Esas son cosas lógicamente imposibles.
Para explicar la omnipotencia de Dios en relación con las imposibilidades lógicas, William Lane Craig afirmó:
¿Puede Dios hacer cosas lógicamente imposibles? Por ejemplo, ¿podría Dios hacer un círculo cuadrado? ¿Podría Dios hacer un soltero casado? ¿Podría Dios producir dos realidades simultáneas: que Jesús vino y murió en la cruz y que Jesús no vino y murió en la cruz? ¿Podría Dios crear un triángulo redondo? Lo cierto es que si nos detenemos a pensarlo esas cosas son inexistentes. No existen casos de solteros casados. Es quimérico pensar que puede haber un triángulo redondo. Son simples combinaciones de palabras que al juntarlas resultan incoherentes. No son otra cosa que contradicciones lógicas. Por eso, decir que Dios está imposibilitado para producir contradicciones lógicas no significa que haya cosas que Dios no sea capaz de hacer, toda vez que esas cosas son ilusorias. Así pues, decir que Dios no puede producir una contradicción lógica no es coartar Su omnipotencia[20].
La omnipotencia de Dios es un factor importante que edifica nuestra fe en Él, por cuanto no es un ser que haga afirmaciones o promesas gratuitas que no tiene la potestad para cumplir. Dios tiene el poder para hacer efectivo lo que ha prometido. Prometió que por medio de Abraham bendeciría al mundo entero[21]; que la simiente y descendencia de David sería perpetua[22]; que el Mesías nacería en Belén[23], y padecería y moriría por los pecados de la humanidad[24]. Cumplió la palabra empeñada. Profetizó sucesos con siglos de anticipación; y acontecieron. Cuando leemos las promesas que nos ha hecho, podemos depositar nuestra entera confianza en lo que dijo, dada Su condición de Creador todopoderoso y sostenedor del universo y de todo lo que en él hay. Aquel cuyo poder es infinito es nuestro padre, y nosotros Sus hijos. Estamos a salvo entre Sus brazos.
Artículo publicado por primera vez en junio de 2012. Pasajes seleccionados y publicados de nuevo en octubre de 2019.
[1] Apocalipsis 11:17.
[2] Génesis 17:1 (BLPH).
[3] Mateo 19:26.
[4] Jeremías 32:27.
[5] V. Génesis 1.
[6] Salmo 33:9.
[7] Thomas F. Torrance, The Christian Doctrine of God: One Being, Three Persons (Edinburgh: T & T Clark, 1996), 207.
[8] Jeremías 32:17.
[9] Romanos 1:19,20.
[10] Salmo 62:11.
[11] Éxodo 14:21,22.
[12] 1 Reyes 18:38,39.
[13] Lucas 1:26–35.
[14] Juan 11:41–44.
[15] Hechos 5:30–31.
[16] 2 Timoteo 2:13.
[17] Tito 1:2; Hebreos 6:18.
[18] Santiago 1:13.
[19] J. Rodman Williams, Renewal Theology, Systematic Theology from a Charismatic Perspective (Grand Rapids: Zondervan, 1996), Vol. 1, p. 71.
[20] William Lane Craig, The Doctrine of God, Defenders Series Lecture 9.
[21] Génesis 12:1–3.
[22] 2 Samuel 7:12,13, 16.
[23] Miqueas 5:2.
[24] Isaías 53:3–6.
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