Nunca te fallaré
Palabras de Jesús
Por [medio de su fe] alcanzaron buen testimonio los antiguos. […] Conforme a la fe murieron todos ellos sin hacer recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo. Hebreos 11:2, 13[1]
Si piensas en los grandes hombres y mujeres que te han antecedido —los que menciona la Biblia y otros que, a partir de entonces, han vivido para servirme— verás que cada uno de ellos vivió para Mí y logró maravillas en Mi nombre. Algunos, como los que se mencionan en Hebreos 11, mientras estuvieron en la Tierra no recibieron todo lo que les había prometido. Pero su fe no flaqueó. Debido a ello, recibieron toda su recompensa, grande y eterna.
¿Hay aspectos de tu vida en los que te preguntas si te ayudaré algún día? ¿O hay algo que he dicho que te preocupa que no ocurra de la manera que esperas? Piensa en la gran nube de testigos y medita en el asesoramiento que te han dado. Deja que tu espíritu se reavive por el ejemplo que dieron. Deja que su fortaleza te tranquilice. Al igual que no les fallé a ellos, tampoco te fallaré a ti.
Admirador que te apoya
Por lo tanto, ya que estamos rodeados por una enorme multitud de testigos de la vida de fe, quitémonos todo peso que nos impida correr, especialmente el pecado que tan fácilmente nos hace tropezar. Y corramos con perseverancia la carrera que Dios nos ha puesto por delante. Esto lo hacemos al fijar la mirada en Jesús, el campeón que inicia y perfecciona nuestra fe. Hebreos 12:1-2[2]
Cuando el juego esté en pleno apogeo, el tiempo se acabe y parezca que son casi iguales las anotaciones del marcador, te daré ánimo. Cuando vea que tu defensa es débil, gritaré y te lo haré saber. Cuando vea que tu delantera da que desear, tomaré Mi megáfono y me aseguraré de que recibas un aviso. Cuando el Enemigo haya anotado un punto y vea que miras al suelo debido al desaliento, te animaré con entusiasmo. Abuchearé al Diablo y a los suyos.
Puedes contar conmigo para que te aumente la autoestima. Lo mejor de todo es que una vez que hayas anotado un punto o que hayas ganado el partido, ¡entre la multitud no habrá una voz que te aprecie más que la Mía! Gritaré con entusiasmo, bailaré, y haré que todos los ejércitos del cielo te animen. Nunca has visto un admirador como Yo.
Eterno brillo de sol
Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. 2 Corintios 4:6[3]
Mantén los ojos en Mí pase lo que pase. Es posible que los cielos sean oscuros a veces, que los vientos soplen, que las aguas sean profundas y turbias, que las olas hagan un estruendo a tu alrededor. Es posible que, aparentemente, no haya una vía de escape. Pero Yo soy tu vía de escape. Soy tu brillo de sol que hace huir las nubes oscuras. Mi voz calmará las olas embravecidas. Mis rayos de sol harán que las aguas sean claras, de modo que veas el extraordinario coral y todo el esplendor que yace bajo la superficie del océano de la vida.
Así pues, cuando todo lo que te rodea parece oscuro y sombrío, vuelve tus ojos hacia Mí, que soy tu brillo de sol eterno. Brillaré en gran medida en tu vida. Calmaré los mares. Te ayudaré a encontrar paz y seguridad.
Paciencia
Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Más tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte otra cosa. Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. Santiago 1:2-4, 12[4]
La paciencia es una virtud; es valiosísima. Aumenta únicamente por medio de la experiencia. Así pues, atesora las veces en que tu paciencia se pone a prueba, y no esperes con intranquilidad que te rescate antes de tiempo. Aprovecha al máximo cada prueba. Entiende que tengo un propósito y un plan que dará el mejor resultado para ti.
¿Tomarás el camino de la impaciencia, de la queja, de la autocompasión y angustia de corazón y mente? ¿O seguirás la senda de la paciencia, la aceptación, la confianza y la determinación de sacar el máximo jugo a ese tiempo en que esperas que Yo actúe? No hay duda de que la segunda senda se recomienda. Llegarás a tu destino con deleite, feliz y con satisfacción por la caminata; y lucirás los desarrollados y tonificados músculos de la paciencia. En cambio, si tomas el primer camino, llegarás sin ánimo, débil, cansado y con temor hacia lo que ponga en tu camino a continuación.
Elige la senda de la paciencia y confianza en todo momento, y no te arrepentirás. Podré llevarte a tu destino más rápidamente y agradecerás los dones que habrás adquirido durante la travesía.
Un plan majestuoso
Por nada estéis afanados, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Filipenses 4:6-7
Puedo encajar todo lo que te conviene en Mi majestuoso plan. Incluso las cosas que desearías que fueran distintas. Bien sé que deseas con el alma ver Mi maravilloso diseño que todo lo abarca, pero aunque te lo enseñara, no lo entenderías.
Te pido encarecidamente que no te obsesiones con lo que podrías haber hecho distinto. Ello no es sino un ejercicio de irrealidad. El pasado no puede diferenciarse de lo que ya ha ocurrido. En vez de ello, deseo ayudarte a empezar de nuevo, justo en el lugar donde te encuentras.
Este es el momento indicado para empezar de nuevo. Es una intersección única del tiempo y el espacio en el que habitas. Y es la ubicación exacta del espacio y el tiempo en la que deseo que vivas. Algunas cosas —o muchas cosas— escapan a tu control, pero eres capaz de vivir con alegría el presente. A fin de cuentas, en este preciso instante te comunicas conmigo, tu Señor y Salvador. De la misma manera, puedes superar el siguiente momento y así continuamente.
Lo que te resulta más difícil de aceptar es la manera en que percibes el futuro, basándote en tus predicciones sobre las circunstancias presentes. Pero el futuro no es sino uno de los secretos que escapan a tu control. Déjalo en Mis manos; el futuro es cosa Mía. Niégate a sentir preocupación por el futuro, y descubrirás que tienes a tu disposición recursos suficientes para afrontar el presente. Recuerda que Yo soy parte de esos recursos y que no hay nada imposible para Mí[5].
Publicado por primera vez en marzo de 2009, a menos que se indique otra cosa. Texto adaptado y publicado de nuevo en noviembre de 2014. Traducción: Sam de la Vega y Antonia López.
[1] Reina-Valera
[2] Nueva Traducción Viviente
[3] Reina-Valera
[4] Reina-Valera
[5] Sarah Young, Jesús vive (Thomas Nelson, 2012).
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