Mi compromiso de diezmar y dar anónimamente
Li Lian
Desde que tengo uso de razón he sabido que mi familia siempre diezmó. Se trataba de un principio económico básico que respetamos. Desde mi niñez, supe que mis padres siempre reservaban el diezmo de sus ingresos, y era la primera factura que pagaban en gratitud al Señor.
Aunque nuestra familia diezmó fielmente, en lo personal nunca tomé conciencia y me decidí a diezmar. Di por sentado que los fondos que ganaba en mi trabajo a tiempo parcial eran demasiado escasos como para que valiera la pena diezmarlos.
Fue en esa época que vi uno de los videos de Roadmap llamado «Dar a Dios»[1]. Después de verlo, decidí que me comprometería a diezmar mis ingresos a partir de ese momento, sin importar lo poco que fuera.
Aproximadamente un mes después de esa decisión, recibí una llamada de una señora que me pidió que la ayudara con uno de los proyectos de su empresa. Una vez completado el proyecto, me transfirió el pago y diezmé esa cantidad.
Después, comencé un nuevo negocio. Aunque al principio comenzó lento, con el tiempo, finalmente empezó a crecer. Los clientes respondieron bien a la idea, las ventas aumentaron drásticamente y pronto comenzaron a llamar empresas de otros sitios para comprar el producto.
¡Estoy muy agradecida por la maravillosa provisión y bendiciones del Señor! No han sido solo bendiciones económicas: el Señor ha protegido a mi familia de accidentes, enfermedades y muchos otros problemas.
Dios nos bendice cuando le damos prioridad a Él. Eso es cierto en el terreno económico, y es igualmente cierto en cualquier otro aspecto de nuestra vida.
En lo que a dar se refiere, hay un nuevo principio que he empezado a implementar en mi vida para que me ayude a desarrollar una actitud más generosa, al comprometerme a dar un determinado porcentaje de mis ingresos cada mes a los necesitados.
También se adjuntaron dos condiciones más: 1) daría de forma anónima para que el receptor diera las gracias al Señor y no a mí, y 2) daría algo que beneficiaría el futuro del receptor.
La primera oportunidad se presentó en una tienda. Por el rabillo del ojo vi un conjunto de herramientas con descuento, y pensé en el mecánico de la carretera que está esforzándose para salir adelante y que a veces arregla nuestros vehículos. Las herramientas de buena calidad son caras y difíciles de encontrar, por lo que a veces tiene que encontrar formas creativas para realizar su trabajo. Sabiendo lo beneficioso que sería para él este conjunto de herramientas, las compré y un amigo se las entregó.
Mi amigo me dijo que cuando le presentó el regalo, el hombre literalmente dio un salto en el aire. Se sintió muy agradecido, ya que el regalo era perfecto para él.
Más adelante, encontré a otra persona necesitada que no estaba muy lejos de casa: una madre de mediana edad que hace trabajos de limpieza en nuestro vecindario mientras sus hijos están en la escuela. A medida que se acercaba la Navidad, quería darle algo de dinero extra para las necesidades de sus hijos... pero tenía que encontrar la manera de hacerlo de forma anónima.
Ese día en particular, me di cuenta de que había dejado una vieja bolsa de compras en una zona pública mientras estaba ocupada limpiando y lavando ropa.
Al ver que estaba ocupada con su trabajo, tomé parte de mi dinero, fui a donde estaba la bolsa, metí los billetes adentro y seguí mi camino.
Aunque no sé cómo fue el resto de su día, puedo imaginar que para cuando finalmente llegó a casa y vació su bolsa de compras, descubrió los fondos que estaban dentro. ¡Hubiera sido invalorable ver las reacciones de ella y de sus hijos!
En otra ocasión, encontré una manera de ayudar a un estudiante brillante, pero sin privilegios. Había terminado la secundaria y quería estudiar medicina en la universidad para convertirse en médico. Aunque tenía grandes aspiraciones, el campo de la medicina es muy competitivo, con miles de estudiantes que solicitan el ingreso a la misma carrera. Aunque tenía buenas calificaciones, debido a sus difíciles condiciones de vida, no tenía acceso a Internet ni a las bibliotecas para investigar. Se acercaban los exámenes de ingreso a la universidad y pensé que le podrían venir bien algunos materiales de estudio adicionales para ayudarlo a aprobar.
Después de investigar, encontré un libro grueso sobre anatomía y biología humana lleno de fotos, descripciones y diagramas sobre el tema. Como no tenía una computadora portátil ni un teléfono, le compré el libro y le pedí a su madre que se lo pasara. No habría podido pagar un libro como ese, y la información que contenía le daría la ventaja que necesitaba para sus estudios y carrera. Recientemente, escuché que fue aceptado en una de las mejores universidades del país.
Estos son solo algunos ejemplos. Quiero mantenerme alerta para ayudar a los demás. Si cada uno de nosotros hace todo lo posible por tener en cuenta las necesidades de quienes nos rodean, podremos ocupar una parte muy importante en la vida de otra persona y, como resultado, tener la paz y la satisfacción de saber que participamos impulsando a esa persona por el camino que Dios ha destinado para ella.
[1] V. https://anchor.tfionline.com/es/post/dar-dios-1-parte/ y https://anchor.tfionline.com/es/post/dar-dios-2-parte/.
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