Luces del porvenir
Recopilación
«Le dije al hombre que estaba a la puerta del año: "Dame una luz para poder andar a salvo en terreno desconocido". Y él me respondió: "Adéntrate en las tinieblas y toma a Dios de la mano. Eso será mejor que una luz y más seguro que un camino conocido"»[1].
No sabemos qué nos depara el futuro, pero conocemos a quien nos lo depara. Las cosas que nos es necesario saber, el Señor nos las revela, e incluso nos dice también algunas de las que nos gustaría saber, pero la mayoría de las veces echa un velo sobre el futuro de manera que solo Él lo conoce… y eso nos obliga a seguirlo muy de cerca.
Prometió no dejarnos ni abandonarnos jamás[2]. «Estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo»[3]. También nos ha dado la antorcha de Su Palabra para mostrarnos hacia dónde va nuestro camino. Lámpara es a mis pies Tu palabra, y lumbrera a mi camino»[4]. David Brandt Berg[5]
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El caso es que su vida en la Tierra es una gota en el mar de la eternidad. Es un punto minúsculo de unos pocos años en el infinito. Y sin embargo, es una de las ocasiones más importantes de su existencia. Es el único punto donde podrán hacer y aprender ciertas cosas y madurar de ciertas formas. Jesús, hablando en profecía[6]
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No es una fantasía irracional creer que, en una existencia futura, vayamos a mirar lo que creemos que es nuestra existencia actual como si se tratase de un sueño. Edgar Allan Poe
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¿Qué es su vida? Ustedes son como la niebla, que aparece por un momento y luego se desvanece. Santiago 4:14[7]
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Puede que esté muy bien desear lo mejor de ambos mundos, pero la verdad es que de este pobre mundo es poco lo rescatable, a menos que se lo vea a la luz del otro. En el mejor de los casos, la nuestra es una pobre vida pasajera, porque todos nos marchitamos como hojas. A menos que nos hagamos el propósito de vivir con las miras puestas en el mundo venidero, no podremos sacarle mayor provecho a nuestra existencia presente. Sería imposible hacer con los harapos de este mundo presente y temporal una vestimenta digna con la que un hombre pudiera querer vestirse. Por otra parte, no se asusten ante la manera tan poco atractiva en que, en algunos casos, se nos presenta la vida, pues, al fin y al cabo, no es más que neblina… ¿y qué sentido tendría temerle a un vapor?
¿Tan corta es la vida? ¿Es cierto que tan solo aparece por un tiempo y luego se desvanece? Pues, si es así, aprovechémosla al máximo para dar de nosotros al máximo. Y si la vida es, en efecto, corta, es de sabios no quedarnos en reposo como tierra en barbecho, sino por el contrario, sembrar cada parcela que podamos. Será prudente sacarle todo el provecho que podamos.
Imprimámosle toda la vida posible a nuestra existencia y todo el trabajo posible a nuestra vida. Realicemos nuestro trabajo con el mayor ahínco posible, y démosle toda la calidez que podamos a nuestro corazón. ¡Que Dios nos conceda que estemos vivos al vivir! Que no nos conformemos solo con vivir sino con vivir intensamente.
¿Con que la vida es corta? Entonces no perdamos tiempo preocupándonos por sus contratiempos y malestares. Cierto hombre que se encontraba de viaje se detuvo en un hostal. Tras instalarse en la posada, se dio cuenta de que el lugar era bastante humilde, la comida escasa y la cama, dura. «Qué se le va a hacer», dice, «de todos modos parto mañana de madrugada, así que en realidad no importa». Este mundo es un hostal, e indudablemente nos presenta una serie de incomodidades. Recordemos, pues, que no seremos propietarios por muchos años, sino tan solo huéspedes por un día. Disfrutemos todo lo posible del hospedaje que este pobre mundo nos puede ofrecer. Nuestra vida está separada como tienda de pastor, una simple carpa donde los pastores se instalaban por un breve tiempo para velar por sus ovejas. Un pastor que debe cuidar de sus ovejas por una temporada breve no se pone a construir un palacio de granito ni una casa de ladrillo: se contenta con una choza de esteras y no se queja por el espacio reducido ni la poca protección que le brinda.
Haz todo lo que te gustaría haber hecho si fueras a morir mañana. Me gusta lo que le ordenaba el señor Whitefield a su mayordomo: que le tuviera listos los guantes y el sombrero para la mañana, de lo contrario no podía dormir en paz. Como no sabía cuándo lo llamaría Dios, quería tener todo preparado para esa eventualidad. ¿Tiene que desvanecerse esta vida? Entonces, recordemos que es el inicio de otra. ¡La vida que hoy vivimos se fusiona con la que ha de venir! C. H. Spurgeon[8]
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Acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. Jesús[9]
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He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, me he mantenido en la fe. Por lo demás me espera la corona de justicia que el Señor, el juez justo, me otorgará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que con amor hayan esperado Su venida. El apóstol Pablo[10]
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No conozco el futuro;
del mañana nada sé;
no le robo su alegría,
pues pesar traerá tal vez.
Muchas cosas del mañana
no alcanzo a comprender
mas Quien cuida del mañana,
¡cuidará de mí también! Ira Stanphill
Publicado en Áncora en diciembre de 2012. Traducción: Quiti y Antonia López.
[1] Minnie Louise Haskins.
[2] Hebreos 13:5.
[3] Mateo 28:20 RVC.
[4] Salmo 119:105 RVR.
[5] Fuerzas para cada día. Aurora Production AG, 2004.
[6] Publicado por primera vez en 2004.
[7] NVI.
[8] Tomado de http://www.gospelweb.net/SpurgeonMTP30/spursermon1773.htm.
[9] Mateo 6:20–21 NVI.
[10] 2 Timoteo 4:7–8 NVI.
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