Lo que puede hacer Dios con una vida destrozada
Scott Hubbard
Algunos pesares son tan profundos y tan duraderos, que quienes los padecen pueden perder la esperanza de hallar consuelo, al menos en esta vida. Independientemente del tamaño del marco que coloquen alrededor de su dolor, la oscuridad parece extenderse hasta los propios bordes del mismo.
Tal vez eres uno de esos santos destinados a la tierra de la tristeza. No has seguido el amargo consejo de la mujer de Job: «Maldice a Dios, y muérete» (Job 2:9), y por la gracia de Dios, no piensas hacerlo. La tuya no es una fe que desaparece en los tiempos difíciles. Sabes que Dios te ha tratado con una bondad infinita en Cristo Jesús. No puedes maldecirlo.
(Lean el artículo [en inglés] aquí. Encontrarán una versión en audio en la página.)
Artículos recientes
- Mi amor por ti nunca se agotará
- Embajadores de Cristo
- El tiempo del fin y la eternidad: Lo que más importa
- Ascenso lleno de incidentes
- Vienen mejores días (1ª parte)
- El hombre que cambió la historia de una nación
- Olvidarse de uno mismo
- Dedicar tiempo a lo que es importante
- Rumbo al Cielo
- Los dos constructores