La necesidad de amor
Gabriel García
«En la tierra del dolor, hace falta corazón, hace falta mucho amor… Ama a tu hermano… hace falta mucho amor, hace falta corazón.» Estas palabras de una famosa canción interpretada por el cantante colombiano Juanes describen la necesidad de amor que tiene la humanidad[1]. «Todos necesitan amor», decía otra canción de los años 60[2]. Y con los incontables conflictos sociales, estallidos de violencia, ira desatada, el flagelo de la pandemia, junto con los virus del egoísmo, el egocentrismo, servirse a uno mismo y otras enfermedades de nuestro tiempo, lo que más falta nos hace es amor.
Un amor que cobra vida por medio de acciones, que da la mano, es amigable y amable, que se pone en el lugar de los demás y encuentra la manera de ayudar cada vez que le es posible. Hace falta mucho, mucho amor que se demuestre por medio de actos de bondad hacia las personas con las que nos cruzamos en el transcurso del día o en las comunicaciones virtuales que se han vuelto la norma durante el confinamiento.
Creo sinceramente que, si hacemos un pequeño esfuerzo por ser corteses, brindar ánimo con nuestras palabras, mostrar buenos modales, hacer contribuciones, el ambiente del mundo mejoraría, y todos podríamos respirar un poco mejor. Habría menos reacciones violentas y más diálogo y perdón si procuráramos no ser críticos con los demás, si viéramos el valor de la persona sin considerar la condición social, la apariencia o cualquier otro prejuicio que tengamos.
Nuestros esfuerzos se multiplicarán si respaldamos esos gestos de amabilidad dando a conocer a los demás al autor del amor y dirigiéndolos hacia Él. Podemos compartir un folleto del evangelio, un «Dios te bendiga», un versículo de la Biblia o una cita cristiana y, si las circunstancias lo permiten, podemos entablar una conversación y hablar más acerca de Jesús, el hombre que fue por todas partes haciendo el bien.
A veces la gente se pregunta qué es lo que nos hace especiales, qué hace que tratemos a los demás con paciencia y, como respuesta, podemos indicarles que Jesús era misericordioso, bondadoso y compasivo. Son asombrosas las puertas para testificar que se nos abren por medio de una palabra o acto amable.
Mi amiga Margaret me contó acerca de un señor serio y malhumorado que trabaja donde ella alquila un espacio de estacionamiento. Una mañana intentó activar el control remoto para ingresar al estacionamiento, pero no lograba abrir la reja. Cuando Margaret le pidió ayuda al encargado, éste le respondió a secas: «Señora, no está usando correctamente el control.»
Al final, Margaret aprendió a usar el control remoto, pero se quedó pensando en la actitud del encargado del estacionamiento. ¿Por qué reaccionó de esa manera? ¿Se sentiría humillado por los inquilinos del edificio? ¿Le habrían ofendido? ¿Qué era?
Entonces mi amiga recordó el dicho: «Un poquito de amor llega muy lejos.» Decidió actuar en consecuencia, aprender el nombre del encargado y siempre saludarlo con amabilidad.
—Buenos días don Liborio. ¿Cómo está usted?
Si notaba algo positivo que pudiera mencionar, lo hacía.
—Ah, tiene un nuevo corte de pelo; se le ve muy bien.
Si estaba comiendo algo, le decía:
—¡Buen provecho!
Por medio de pequeños gestos le dejaba saber que lo consideraba como persona. Pasaron los meses y don Liborio comenzó a cambiar. Ahora es más afable y amable, y hasta le gusta bromear con ella.
«Cuando una persona puede bromearse contigo, es una señal de confianza», dice Margaret.
Ahora disfrutan de la relación que ha surgido entre ellos. Él la saluda con amabilidad. Hacer que alguien se sienta reconocido y valorado es el fruto de la cortesía y el respeto. Es llevar la presencia de Dios a los pequeños detalles de la vida cotidiana.
Propongo una Campaña de Amor al son de la canción de Juanes y de las de muchos otros músicos que nos motivan con el mensaje de su música y letras. Seamos más amables, gentiles y más humildes con los que nos rodean. Pensar que somos mejores que los demás es simple arrogancia. Como dijo el apóstol Pablo: estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo[3].
Al igual que Margaret, yo también creo que cada chispa de bondad, cortesía y respeto que mostremos a otros llegará muy, muy lejos para recuperar el amor que se ha perdido entre nosotros. En todas partes, y donde quiera que vayamos.
Hagamos que cobren vida esta letra de Juanes: «Es tiempo de cambiar en la mente de todos el odio por amor. It’s time to change».[4]
Al manifestarle amor a la gente, le estamos mostrando a Jesús, quien a partir de entonces puede obrar en su vida y motivarla a unirse a nuestra campaña de amor. Juntos podemos ayudar a convertir este insensible y frío mundo en un lugar más cálido, más amoroso, un poquito más parecido al cielo. En realidad, al actuar amablemente con los demás, todos podemos ser representantes de Jesús que resplandecen con Su Espíritu de amor y demuestran a los demás, en especial a los más escépticos, que Él sí existe, se preocupa por ellos y desea guiarlos por el sendero del amor.
* * *
«Con demasiada frecuencia subestimamos el poder de una caricia, de una sonrisa, una palabra amable, escuchar con atención, brindar un sincero elogio o el más simple acto de bondad, todo lo cual tiene el potencial de transformar una vida.» Leo Buscaglia
«Si tienes un corazón bondadoso, por donde quiera que vayas brindarás actos de bondad para llegar al corazón de los demás, ya sean al azar o planeados. La bondad se vuelve un modo de vida.» Roy T. Bennett
«Finalmente, sean todos de un mismo sentir: compasivos, amándose fraternalmente, misericordiosos y humildes.» 1 Pedro 3:8 (RVA-2015)
«No es nuestra labor hacer de jueces y jurado para determinar quién es digno de nuestra estima y quién no. Debemos ser amables de manera incondicional y sin motivos ulteriores, incluso o, especialmente, cuando preferiríamos no serlo.» Josh Radnor
Es un poco bochornoso que después de 45 años de investigación y estudio, el mejor consejo que le puedo dar a la gente es que sea un poco más amable con los demás. Aldous Huxley
«Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes.» Mateo 7:12 (NVI)
«El fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas.» Gálatas 5:22-23 (NVI)
[1] La tierra, de Juanes y la banda Ekhymosis.
[2] Love Makes the World Go Round, de Bárbara Lewis.
[3] Filipenses 2:2–4.
[4] Es tiempo de cambiar, de Juanes.
Artículos recientes
- Vencer el temor con fe
- La descuidada virtud de la gratitud
- La fe y los desafíos
- Un puesto en la mesa del Padre
- La asombrosa gracia de Dios
- Cómo enfrentar y superar la adversidad
- Obras en curso
- Respuesta cristiana en un mundo polarizado
- La viuda de Sarepta: Un relato de esperanza
- Superar el temor y la preocupación