La manera en que piensas marca la diferencia
Recopilación
[How You Think Makes a Difference]
Cuida tus pensamientos, porque ellos controlan tu vida. Proverbios 4:23
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La protagonista de esta historia es una elegante y educada señora de 83 años. Todas las mañanas, a las 8 en punto, se arregla el cabello y se aplica maquillaje hasta verse regia. Pero se está mudando a una casa de adultos mayores. Su esposo falleció hace poco y ello la ha motivado a dejar su hogar.
Luego de esperar muchas horas en el pasillo de la residencia, sonríe con dulzura cuando le dicen que su habitación ya está lista.
Mientras empuja su andador hacia el ascensor, se le da una detallada descripción del pequeño alojamiento, incluyendo las cortinas que cuelgan de la ventana.
—Me encanta —afirma con el entusiasmo de una niña de 8 años que ve por primera vez una nueva mascota.
—Pero, señora Jones, aún no ha visto la habitación. Creo que debería verla primero.
—Eso no importa —responde—. La felicidad es algo que se decide con el tiempo. Que me guste o no la habitación no depende de cómo estén colocados los muebles, sino de cómo ordeno mi mente.
—Ya he decidido que me gusta. Es una decisión que tomo al despertar cada mañana. La elección es mía. Puedo pasarme el día en la cama, rumiando por las dificultades que tengo con las partes de mi cuerpo que no funcionan bien, o levantarme y dar gracias por las partes que sí funcionan. Autor desconocido
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Para disfrutar de Mi Presencia más plenamente, debes aprender a pensar cada vez menos en ti. No es una demanda arbitraria, sino el secreto para vivir en abundancia. ¡Al olvidarte de ti mismo, vives de manera espléndida!
Procura descubrir cuánto tiempo dedicas a pensar en ti mismo. Conoce lo que hay en tu mente. Si bien tus pensamientos no son visibles para otras personas, a menos que los des a conocer, Yo veo cada uno de ellos. Cuando te das cuenta de que tus pensamientos no son dignos de Mí, esmérate por cambiar lo que estás pensando. Si te cuesta deshacerte de una idea centrada en ti mismo que aparece una y otra vez, intenta conectarla a una escritura favorita o a una breve oración. Ello forma una conexión mental que te aleja de ti y te acerca a Mí. Por ejemplo, puedes orar: «Te amo, Señor» para concentrarte rápidamente en Mí.
No te desanimes, aunque tengas que repetir este proceso muchas veces. Estás enseñando a tu mente a buscar Mi rostro, y la intención es lo que cuenta para Mí. Búscame, amado, y vive en abundancia. Jesús[1]
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A Dios le interesa mucho más cambiar tu mente que cambiar tus circunstancias.
Queremos que Dios se lleve todos nuestros problemas, dolores, lamentos y sufrimientos. Pero Dios quiere trabajar primero en nosotros. Tu vida no va a cambiar hasta que renueves tu mente y tus pensamientos empiecen a mudar.
Los pensamientos tienen poder. Tienen la increíble capacidad de moldear tu vida para bien o para mal. Por ejemplo, tal vez creíste las mentiras que alguien te dijo cuando apenas eras un niño: «No sirves para nada. Tú no importas». Si aceptaste ese pensamiento, aunque no era cierto, eso le dio forma a tu vida.
La manera de cuidar nuestros tus pensamientos es examinarlos. Porque algunos pensamientos son buenos, pero otros no lo son. Los pensamientos descuidados llevan a una vida descuidada.
Ese es un motivo por el que nos fatigamos mentalmente: en nuestro cerebro se libra una batalla las 24 horas del día. Satanás intenta neutralizar nuestra mente, que es nuestro mayor aliado en esa batalla. Él quiere que nos concentremos en pensamientos negativos y destructivos que nos distraigan del amor y la bondad de Dios. Esa lucha puede ser debilitante.
Tus pensamientos determinan tus emociones y tus emociones determinan tus acciones. Si quieres cambiar tu vida, cambia tus pensamientos.
¿De qué manera puedes cuidar tus pensamientos hoy? Rick Warren[2]
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En un cuento del folklore nativo norteamericano un anciano le explica a su joven nieto la lucha interna que tiene lugar entre el bien y el mal:
—Dentro de todos nosotros se libra una lucha, una pelea entre dos lobos. Uno de ellos es la encarnación de todo lo perverso, como el odio, la ira, la envidia, el resentimiento, la codicia, la arrogancia, la mentira y el egoísmo. El otro lobo es la personificación de todo lo bueno, como el amor, la alegría, la paz, la esperanza, la serenidad, la humildad, la bondad, la empatía, la generosidad, la compasión, la verdad y la fe.
El nieto reflexiona en esas palabras y le pregunta:
—¿Cuál de los dos lobos sale vencedor?
El abuelo le responde:
—Aquel al que le das de comer.
Si aplicamos esa enseñanza al abatimiento y la depresión, así como sus antítesis, el optimismo y la alabanza, tenemos en nuestras manos la clave para una vida más feliz, productiva y exitosa.
El desaliento es comparable a un lobezno. Si lo alimentas, crece hasta llegar a ser una depresión, un lobo adulto, feroz y voraz que te atacará cada vez que tenga oportunidad. En cambio, si das de comer a su contrincante, puedes contar con un defensor firme y seguro contra esos ataques.
¿Cómo se puede distinguir entre esos dos lobos, para saber a cuál de ellos alimentar? Cuando piensas en algo que te produce descontento, resentimiento o pesar, o que te lleva a criticar a los demás, puedes estar seguro de que se trata del lobo feroz que acecha a su presa. No te conviertas en su próximo bocado. Más bien da de comer al otro llenando tu corazón y tu mente de pensamientos positivos, alentadores y edificantes que te infundan fe.
Quizá no haya modo de evitar que el lobo perverso ronde por ahí. Lo que sí puedes hacer es despabilarte y alimentar al bueno antes que se asome el malo. Además, recuerda que cuanto más des de comer al bueno, más se robustecerá. Aliméntalo cada vez que puedas. Así el lobo maligno no podrá plantarle cara: a la hora del enfrentamiento huirá con el rabo entre las patas. Keith Phillips
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Los pensamientos edifican o destruyen, curan o hacen daño, infunden ánimo o desmoralizan. En cualquier momento de la vida, nuestros pensamientos están impulsando energía positiva a nuestra vida o manteniéndonos estancados o incluso saboteándonos.
Como resultado, la mente es la mejor herramienta para transformar y controlar lo que sentimos ante la vida. Son el primer paso hacia tomar las acciones que queremos o hacia evitar las acciones que son nocivas para nosotros. Piensa en las siguientes frases:
«Tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes, estás en lo cierto». Henry Ford
«Cambia tus pensamientos y cambiarás tu mundo». Norman Vincent Peale
«La mente positiva encuentra oportunidades. La menta negativa encuentra dificultades.» Autor desconocido
«El mundo que hemos creado es un proceso de nuestro pensamiento. No se puede cambiar sin antes cambiar nuestra forma de pensar.» Albert Einstein
«Hoy estás donde te han llevado tus pensamientos. Mañana estarás donde te lleven tus pensamientos». James Allen
«Los pensamientos tienen poder. […] La manera en que piensas puede crear tu mundo o destruirlo.» Susan L. Taylor
«Las personas suelen ser tan felices como se proponen serlo». Abraham Lincoln
«Mantén tus pensamientos positivos, porque se convierten en palabras. Mantén tus palabras positivas, porque transforman en tu comportamiento. Mantén tu comportamiento positivo, porque se convierte en hábitos. Mantén tus hábitos positivos, porque se convierten en tus valores. Mantén tus valores positivos, porque ellos determinan tu destino.» Mahatma Gandhi
«Tienes poder sobre tu mente. No sobre eventos externos. Cuando entiendas eso, descubrirás tu fuerza.» Marco Aurelio
Gemma Kate[3]
Publicado en Áncora en junio de 2024.
[1] Sarah Young, Jesús siempre (Thomas Nelson, 2017).
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