La fuente de toda esperanza
Recopilación
Los que no ven esperanza se pueden sentir frustrados, desanimados, abatidos, ansiosos, estresados y enojados. Cuando alguien recibe más golpes cada vez y disminuye su esperanza, eso puede conducir a que se rinda, que tenga apatía, falta de vida, que haga las cosas automáticamente, dejándose llevar. […] Dios entiende cuando nos sentimos agobiados. Lo demostró al registrar los pensamientos y plegarias de quienes tuvieron esas emociones. […] Dios escucha esos clamores. «Habrá considerado la oración de los desvalidos y no habrá desechado el ruego de ellos»[1]. […]
La vida y muerte de Jesucristo abrió la puerta a la verdadera esperanza de llevar ahora una vida con sentido; ¡y en la eternidad, una vida abundante y alegre! Para Dios, dar esa esperanza fue tan importante que estuvo dispuesto a sacrificar a Su Hijo para hacer posible nuestro rescate.
Mientras tanto, en medio de los problemas de esta vida, el apóstol Pablo nos dice que Dios es «Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios»[2].
¿Cómo podemos descubrir y reclamar esa esperanza y consuelo que Dios promete? Podemos seguir el ejemplo de los que se describen en el Salmo 107. Esa canción relata los problemas de diversas personas desprovistas de esperanza, desde los que deambulan por el desierto, hasta los prisioneros y los que se acercan a las puertas de la muerte. En cada caso, «en su angustia clamaron al Señor» y Él los libró[3]. Dios conoce nuestros problemas, pero quiere que nos acerquemos a Él y que le pidamos ayuda y alivio. Quiere que reconozcamos cuál es la auténtica fuente de ayuda y nuestra única esperanza verdadera.
Pablo lo expresó así: «No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús»[4]. […]
Cuando hemos experimentado la esperanza y ayuda de Dios, también querremos hacer a otros partícipes de esa esperanza. Esa es la esencia de por qué la iglesia de Dios con tanto fervor proclama el evangelio, las buenas noticias, del plan de Dios y Su reino venidero.
La situación del mundo actual puede parecer sin esperanza. Nuestra vida individual puede estar abrumada por la desesperanza. Sin embargo, Dios existe, y Él de verdad nos ama y nos ofrece verdadera esperanza. Sin Dios, no hay esperanza. Pero con Él hay una firme esperanza que puede servir como «ancla del alma, una esperanza segura y firme»[5]. Mike Bennett[6]
Nuestro pronto auxilio en momentos de necesidad
En una situación difícil, nuestro corazón busca consuelo. A medida que somos desgarrados por la falta de esperanza en el futuro y nos sentimos muy indefensos, necesitamos que alguien nos consuele y nos infunda nueva esperanza. En medio de la tormenta, Jesús puede llenar nuestro corazón de tranquilidad y consuelo. Por ejemplo, la enfermedad puede afectar nuestro cuerpo. Sin embargo, Dios puede evitar que [nuestros problemas] afecten nuestra mente y corazón. Nuestra mente puede permanecer en calma y en paz en medio de la tormenta. […]
La Biblia dice: «Cuando pases por aguas profundas, Yo estaré contigo. Cuando pases por ríos de dificultad, no te ahogarás. Cuando pases por el fuego de la opresión, no te quemarás; las llamas no te consumirán»[7].
Dios siempre da una manera de salir de las situaciones. Abre nuevas puertas. Lo que no podemos ver, Jesús lo puede ver. Lo que no podemos percibir lógicamente, Dios puede explicárnoslo. […]
Pídele que te hable y te consuele. Él crea caminos. Te indicará una forma de avanzar en tu vida. Puede darte esperanza en medio de una situación sin esperanza.
En la vida, todos pasamos por dificultades. Nadie puede decir que no hay problemas en su vida y que seguirá sin problemas. Independientemente de si somos ricos o pobres, o del grado de instrucción que tengamos, todos pasamos por momentos difíciles. Sin embargo, el Dios que nos creó estará con nosotros en los momentos felices y en los momentos de tristeza. Nos tomará las manos y caminará con nosotros si se lo permitimos. Sabe cómo guiarnos. Puede decirnos las palabras adecuadas y ayudarnos a tomar las decisiones acertadas. Jesús puede llenarnos de sabiduría y ayudarnos a enfrentar los momentos difíciles. […]
Dios dice en la Biblia: «Si me buscan de todo corazón, podrán encontrarme. Sí, me encontrarán»[8]. Jesús está de pie junto a ti. Quiere escuchar tus oraciones y responderlas. Quiere enjugar las lágrimas. Nos ama tal como somos. Los que buscan a Dios lo encontrarán. Nunca ignorará nuestras humildes oraciones. […]
Ciertamente Dios enjugará todas tus lágrimas. Sin duda te dará nueva esperanza en la vida. Believe Him.org[9]
Firmes en las promesas de Dios
«Su divino poder, al darnos el conocimiento de aquel que nos llamó por Su propia gloria y potencia, nos ha concedido todas las cosas que necesitamos para vivir como Dios manda. Así Dios nos ha entregado Sus preciosas y magníficas promesas para que ustedes, luego de escapar de la corrupción que hay en el mundo debido a los malos deseos, lleguen a tener parte en la naturaleza divina.» 2 Pedro 1:3-4[10]
Las promesas del Señor infunden mucha esperanza: Su Palabra que nunca falla. Sus promesas y su cumplimiento son una manifestación de Su amor por nosotros.
Es magnífico estudiar las promesas del Señor y plantarse firme en ellas. Como ha hecho tantas promesas en la Biblia para nuestro futuro, es fácil caer en la trampa de no apreciar lo suficiente Sus Palabras o incluso llegar a considerar que no son más que lindas palabras. O tal vez que son palabras poderosas pero que no se aplican a la actualidad o al menos no a nosotros en particular. Y sin embargo, como todos hemos visto en diferentes épocas de nuestra vida por el Señor, descubrimos que Él obra a nuestro favor a medida que confiamos en Él y en Sus promesas.
El Señor ha llamado a cada uno de nosotros a Su reino para este momento. Independientemente de cómo te sientas, o de cuáles sean o dejen de ser tus talentos, la verdad es que tienes que estar aquí, en la tierra en este momento. Eres valioso para el Señor y Su obra, y para Sus planes futuros. Lo que puedes ofrecer y contribuir y la forma en que resplandecerás Su luz, tendrá efecto.
Sin importar los retos y pruebas que les sobrevendrán, se sentirán tentados a desanimarse o a perder la esperanza. En esos casos, recuerden que la Palabra de Dios siempre se cumple. Han sido llamados, escogidos por el mismo Jesús, ¡y esa es causa de alegría y motivo para alabar! Conviene tenerlo en cuenta cuando surjan problemas y obstáculos, y dolor y sufrimiento, como indudablemente se darán.
«El que llorando esparce la semilla, cantando recoge sus gavillas»[11]. Aunque partan con lágrimas y sacrificio, volverán con regocijo trayendo sus gavillas. El sacrificio es fundamental para traer las gavillas. Obviamente, los sacrificios cuestan. Cuando les toque sacrificarse y tener paciencia, e incluso cueste lágrimas, recuerden el futuro que están labrando: una abundante mies. Es una causa eterna y gloriosa que transformará el mundo, y nos sentiremos eternamente agradecidos y honrados de haber participado en ella.
Por difícil que se ponga la situación, algún día todo quedará compensado. Estaremos muy contentos de haber encarnado el amor de Jesús para los perdidos.
El Señor indudablemente los sacará adelante, lo que pasa es que no lo hace todo de inmediato ni al mismo tiempo. Él sabe cuándo nos viene bien la abundancia y cuándo las épocas de vacas flacas, cuándo nos conviene aguantar y aferrarnos a Sus promesas por fe. Nos sabe conducir con infinita sabiduría y amor.
Todos pasamos por épocas en que la carga se nos hace demasiado pesada, y estamos agobiados y cansados. Es muy humano y natural. Pero en esos momentos podemos estar firmes en Sus promesas a fin de que den vigor a nuestro espíritu y nos aligeren la carga. Él prometió: «Vengan a Mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y Yo les daré descanso. Carguen con Mi yugo y aprendan de Mí, pues Yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque Mi yugo es suave y Mi carga es liviana.»[12] María Fontaine
Publicado en Áncora en octubre de 2022.
[1] Salmo 102:17.
[2] 2 Corintios 1:3,4.
[3] Salmo 107:4-6, 13, 19 (NBLA).
[4] Filipenses 4:6–7 (NVI).
[5] Hebreos 6:19 (NBLA).
[6] https://lifehopeandtruth.com/life/plan-of-salvation/hope-for-the-future/hope-for-the-hopeless.
[7] Isaías 43:2 (NTV).
[8] Jeremías 29:13,14 (NTV).
[9] https://believehim.org/hope-hopeless.
[10] NVI.
[11] Salmo 126:6 (NVI).
[12] Mateo 11:28-30 (NVI).
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