La casa sobre la Roca
Recopilación
Los elementos y materiales que uno elige para edificar su casa son importantes: tiene que ser la verdad de la Biblia, no los mitos de la cultura popular; ¡ladrillos en lugar de paja o ramitas! Algunos aspectos del hogar y de la decoración pueden cambiar, y de hecho cambiarán con el tiempo. No obstante, el cimiento debe permanecer inmutable. Hay que edificar la casa sobre una roca.
En Mateo 7:24-27 Jesús dice: «Todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca. Pero todo el que me oye estas palabras y no las pone en práctica es como un hombre insensato que construyó su casa sobre la arena. Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella casa, y esta se derrumbó, y grande fue su ruina.»[1]
En el versículo 25 dice «azotaron aquella casa»; la expresión se repite en el versículo 27. Aunque en español las palabras usadas en ambos versículos son las mismas, si uno busca el pasaje en el texto griego original observa que ahí se emplean dos palabras distintas. En el versículo 25, la palabra griega es prospipto, que significa precipitarse con violencia sobre algo, atacar o embestir. En el contexto del versículo 25 significa que cuando se produce una inundación general o una enorme riada, la casa edificada sobre la roca permanece firme. En cambio, en el versículo 27 se emplea la palabra proskopto, que significa golpear o levantarse contra algo. En ese versículo se refiere a que cuando llegue una cantidad no tan grande de agua, como un arroyo, la casa edificada sobre la arena caerá, y grande será su ruina.
En otras palabras, si tu vida está anclada y cimentada en Jesús, tu casa será capaz de soportar las mayores dificultades y adversidades que pueda haber. Podrás capear el temporal porque Jesús será tu roca. Él te dará estabilidad y te sostendrá. Pero una casa o una vida que no está cimentada en Jesús y Su Palabra, que descansa sobre una base débil, como la arena, puede ser derribada por la menor de las dificultades.
En su libro Spectacular Sins: And Their Global Purpose in the Glory of Christ (Pecados espectaculares y su propósito global en la gloria de Cristo), John Piper afirma: «El cristianismo no es un juego; no es una terapia. Todas sus doctrinas emanan de lo que Dios es y lo que ha hecho a lo largo de la historia. Se corresponden con hechos indiscutibles. El cristianismo es más que hechos, pero no menos. Hay fe, esperanza y amor; pero no andan flotando en el aire. Son como grandes cedros plantados sobre la roca de la verdad de Dios. Permanecerán quienes hayan edificado su casa sobre la roca de la gran verdad objetiva, con Jesucristo como origen, centro y finalidad de todo»[2].
Considero que Adoniram Judson, quien vivió de 1788 a 1850, fue un ejemplo admirable de una persona que edificó su casa sobre una roca. Fue un misionero estadounidense que sirvió a Dios en Birmania durante 40 años. Pero su vida no tuvo nada de gloriosa. Contaba apenas 25 años cuando se dirigió con su esposa a ese país. Los primeros años se sintieron muy solos y sufrieron de mala salud. Les tomó seis años conseguir el primer converso. Por si fuera poco, Adoniram estuvo preso dos años. ¡Tremenda tormenta la que embistió contra su casa! Poco después de que salió de la cárcel, murieron su esposa y su hija, que era apenas un bebé. Casi parece que no paraba de recibir embestidas de vientos y lluvias inclementes. Su vida estuvo jalonada de dificultades y experiencias desgarradoras. A pesar de todo, su casa permaneció en pie.
Es posible que no siempre le pareciera que seguía firme. Seguramente hubo ocasiones en las que se sintió derrotado y destruido. Pero la historia demuestra que no fue destruido, y que su labor y sus esfuerzos valieron la pena los muchos sacrificios que hizo. Prueba de ello es que cuando Adoniram llegó a Birmania se fijó la meta de traducir la Biblia al birmano y fundar una iglesia de 100 personas. En el momento de su muerte, su legado incluía la Biblia traducida al birmano, había fundado 100 iglesias y había más de 8000 creyentes.
Cuando pienso en la vida y legado de Adoniram, francamente me quedo sorprendida de cómo siguió adelante a pesar de haber enfrentado tantas tormentas de la vida y haber sido golpeado por ellas. Me doy cuenta de que no fue sencillamente la fortaleza interior que debió haber tenido, ni su extraordinaria fuerza de voluntad o sus agallas. Más bien, se debió a quién era su apoyo en medio de las tormentas, la roca sobre la que en esencia él estaba edificado: Jesús. La razón por la que Adoniram fue capaz de enfrentarse a vientos y tormentas que habrían podido acabar con él, y por la que se mantuvo firme, fue que estaba cimentado en Jesús.
Por eso, la pregunta para cada uno de nosotros es: ¿Dónde edificamos nuestra casa? Así pues, cuando lleguen —y sin duda llegarán— las tormentas de la vida, nuestra casa seguirá en pie, porque está firmemente fundada sobre la Roca. Dia[3]
Capear las tormentas de la vida
Jesús describe las tormentas de la vida como una realidad. No dice si llegan esas tormentas. Dos veces dice: «Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella casa» (Mateo 7:25-27; NVI).
Así pues, podemos estar seguros de que el fundamento de nuestra vida será probado. No se puede evitar. La pregunta es si el fundamento soportará la prueba. ¿Hemos optado por construir sobre un fundamento firme?, ¿o no? […]
Si nuestras casas espirituales, que se construyen en nuestra mente y corazón, se fundamentan firmemente sobre Jesús y Su Palabra, podemos tener plena confianza en que pase lo que pase, nuestras almas están seguras. Eso significa cimentarnos a nosotros mismos en Cristo diariamente y tomar decisiones acertadas por medio de la guía de Su Espíritu antes de que lleguen las tormentas de la vida. Solo en Él podemos tener la certeza de que nuestro fundamento es sólido como una roca.
Señor Jesús, nos apoyamos completamente en Ti para sobrevivir a las tormentas de la vida. Gracias a ti, tenemos confianza en que nuestro fundamento seguirá siendo seguro incluso cuando llegue la lluvia, suban las aguas y lleguen los vientos para probarnos. En Tu nombre oramos, amén. Julia Prins Vanderveen[4]
Normas para la construcción espiritual
En el sermón del monte, Jesús contó la historia de dos hombres: uno construyó su casa sobre una roca y otro construyó su casa sobre la arena. La casa construida sobre una roca capeó la tormenta, y el constructor es llamado prudente; la casa construida sobre la arena se derrumbó durante la tormenta, y al constructor lo llamaron hombre insensato.
El significado de esta parábola es muy evidente: es necesario que los fundamentos sean adecuados. En el caso de una casa física, es imprudente construirla sobre la arena, porque los cimientos serán inestables y con el tiempo la casa se dañará. Así se desperdiciarán recursos, y no habrá servido de nada todo el tiempo y trabajo dedicado a construir la casa. En cambio, es prudente construir una casa sobre un sólido fundamento; afianzar una construcción en una roca firme hace que resista la prueba.
Sin embargo, el sermón de Jesús no tenía que ver con la edificación de una casa ni con que no se cumplieran las normas para la construcción. El significado espiritual de la parábola se encuentra en Mateo 7:24 (NVI): «Todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca». Todos construimos una vida. El fundamento adecuado para una vida se encuentra en las palabras de Jesús: no solo oírlas, sino también ponerlas en práctica[5].
A veces parece que todo en el mundo está establecido para alejarnos de las palabras de Dios. Y con frecuencia, nuestros sentimientos nos impulsan a hacer exactamente lo contrario de lo que dice la Biblia. Sin embargo, un hombre prudente seguirá las palabras de Dios a pesar de esas presiones; no como una forma de presumir ni de ganar la salvación, sino porque confía en Dios. En el sermón del monte, Jesús se presentó a sí mismo como la máxima autoridad y el que cumple la Ley; termina el sermón con un llamado a prestar atención a Su mensaje y, de hecho, encontrar nuestra propia seguridad en Él[6].
A medida que seguimos al Señor, que aprendemos a confiar en Él y obedecerlo, recibimos una recompensa: nuestra «casa» es firme y sólida, estable e inamovible por las circunstancias. El hombre prudente es el creyente que construyó su vida sobre la Roca de Cristo; en este mundo el hombre prudente tiene fe y esperanza, y en el siguiente, vida eterna y amor[7]. El hombre prudente es como el árbol plantado a la orilla de un río, y sus hojas no se marchitan[8]. GotQuestions.org[9]
Publicado en Áncora en junio de 2022.
[1] NVI.
[2] Crossway Books (2008), p. 57.
[3] Adaptado de Solo1cosa, textos cristianos para la formación del carácter de los jóvenes.
[4] https://todaydevotional.com/devotions/build-your-house-on-the-rock.
[5] V. Santiago 1:22.
[6] V. 1 Corintios 3:11.
[7] V. 1 Corintios 13:13.
[8] Salmo 1:1-3.
[9] https://www.gotquestions.org/wise-man-built-house-rock.html.
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