La alegría de la Navidad
John Piper
«“Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto les servirá de señal: Hallarán al niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.” De repente, apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales que alababan a Dios y decían: “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres de buena voluntad!”»[1]
Mi gran deseo para todos en esta Navidad es que disfruten de esta paz. Sabemos que hay aspectos globales de la misma que nos esperan en el futuro, cuando «la tierra estará llena del conocimiento de la gloria del Señor, como las aguas cubren el mar»[2], y cuando como afirma Isaías: «La extensión de su imperio y la paz en él no tendrán límite»[3].
Pero Jesús ha venido a inaugurar la paz entre el pueblo de Dios y para desvelar el verdadero gozo de la Navidad. Hay tres relaciones en las que Él quiere que encontremos y disfrutemos esta paz. La paz con Dios, la paz con nuestra alma y la paz con los demás.
(Lean el artículo [en inglés] aquí.)
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