Jesús satisface de verdad
Virginia Brandt Berg
Si tuviera que dar todo mi mensaje en una frase, sería: Jesús satisface de verdad. Por eso les quiero leer esta escritura de Isaías 55, porque si no te sientes satisfecho en tu interior y has conocido al Señor o te han enseñado con las escrituras, será porque diste lugar a que las cosas materiales lo hicieran a un lado. Porque Él sí satisface.
«Vengan a las aguas todos los que tengan sed. Vengan a comprar y a comer los que no tengan dinero. Vengan, compren vino y leche sin pago alguno. ¿Por qué gastan dinero en lo que no es pan, y su salario en lo que no satisface? Escúchenme bien, y comerán lo que es bueno, y se deleitarán con manjares deliciosos».
«Busquen al Señor mientras puede ser hallado, llámenlo mientras esté cercano. Que abandone el malvado su camino, y el perverso sus pensamientos. Que se vuelva al Señor, a nuestro Dios, que es generoso para perdonar, y de Él recibirá misericordia»[1].
Notarán que dice que si tienen sed, si tienen hambre, que vengan y podrán beber el vino del Espíritu y el alimento del evangelio sin dinero y sin pago. Luego Él hace la pregunta: «¿Por qué… gastan dinero en lo que no es pan y que no satisface cuando pueden tener a Cristo, la porción que sí satisface?» ¡Eso es muy cierto!
Hay una canción que siempre me gustó, se llama «Todo en Jesús» y expresa muy bien ese concepto.
Los amigos anhelan encontrar
riquezas y gozo en algún lugar,
ese secreto yo he encontrado
solo en Jesús que todo me ha dado.
Algunos acarrean inmensas cargas
que dan experiencias muy, muy amargas.
Cuando hay alguien dispuesto a darles paz
si se entregan de lleno y lo adoran sin más.
No hay otro nombre que tanto ayude
y que redima al alma que dude.
Sabe muy bien lo que es sufrir dolor,
nos da todo y más, y lo hace por amor.
Este mundo tan triste necesita a Jesús.
La oscura malicia se va con Su luz.
Él abre las negras cortinas de la noche,
ilumina el camino con cálido toque.
Solo quiero a Jesús; que Él dirija mi vida.
Él satisface y Su luz me ilumina.
Mi existencia sin Él no tiene sentido,
con Él yo me siento más pleno y querido.
Harry Dixon Loes[2]
¡Cuando Jesús está presente en la vida de ustedes, ven cuánto satisface! Y luego, también anhelarán hablar a otros de Jesús. Si confían en Su Palabra, creen en Sus promesas, Él las cumplirá y satisfará todos sus deseos.
Le agradezco al Señor otro año de vida, muy hermoso porque Él se manifestó nuevamente en mi corazón. Puedo declarar de nuevo que Jesús satisface:
Él superó todas mis expectativas,
me libró de todos mis temores,
convirtió mis lágrimas en arco iris,
me colmó con Sus favores.
Anónimo[3]
Veo que con el transcurso de los años, las maravillas del amor de Dios y la belleza y gracia de Jesucristo se han manifestado con inmensa magnitud y realidad, con lo que puedo afirmar que Jesús satisface. Satisface de verdad. He estado sirviendo al Señor más de 50 años. Todos estos años hemos estado sirviéndole, Él nunca nos decepcionó y respondió a muchas oraciones.
El pasaje del capítulo 55 de Isaías es estupendo. Nos habla de la promesa de Cristo y el llamado a la fe y el arrepentimiento, y las bendiciones que recibirán los que aceptan la invitación a conseguir vino, leche y pan sin dinero y sin pago.
La más grande manifestación sobrenatural es que Cristo, el Salvador hecho hombre, nos ruega con lo vacíos que estamos que nos acerquemos a Él, y compartamos Sus riquezas y Su gloria. Dice: «Si tienen sed en el alma, vengan. Si tienen hambre de corazón, vengan». Si no tienen dinero, para Él eso no importa; vayan sin dinero, sin precio; pero acérquense a Él.
Dice en este pasaje: «Si nada te satisface, si aún tienes ese vacío y ese dolor, ven, satisfaré tu corazón. Has gastado en lo que no es pan, y tu salario en lo que no satisface, ahora ven y come de lo que es bueno y que tu alma se deleite en estos manjares». Que nuestras almas prosperen con esos manjares que provienen de la Palabra de Dios y por creer en Sus promesas.
La Palabra de Dios declara que Jesucristo es una porción que satisface. Durante siglos, millones han dado testimonio de ello, que ha satisfecho cada deseo de su corazón, que antes de encontrar a Cristo, solo sabían de las obras y salarios del mundo, y de gastar en lo que no satisface. Y que cuando llegó Jesús a su vida fue como si una luz nunca antes vista por mar o tierra llegara a iluminar su alma entenebrecida. La Palabra de Dios lo llama: «…la gloria de Dios que resplandece en el rostro de Cristo»[4].
Jesús conoce nuestra condición, sabe lo que somos. Imagínense, se humilla y baja a nuestro nivel y nos ruega que nos acerquemos a Él. Nos dice: «Inclinad vuestro oído y venid a Mí; escuchad y vivirá vuestra alma»[5].
Conocer al verdadero Dios a través de Jesús, satisface de verdad. Jesús dijo: «Al que a Mí viene, no lo echo fuera»[6]. Su Palabra dice: «Que se vuelvan al Señor, nuestro Dios, y Él tendrá misericordia de ellos, pues Él sabe perdonar con generosidad»[7]. Así pues, te pedimos Señor que seas generoso para perdonar y para tener misericordia.
Él se acercará a ustedes, y a medida que lean Su Palabra y le hablen, crecerán en fe y su alma se sentirá satisfecha. Que Dios los bendiga y los guarde y les permita ser una bendición para los demás.
Texto adaptado de una transcripción del programa Momentos de meditación. Publicado en Áncora en agosto de 2018.
[1] Isaías 55:1-2, 6-7.
[2] Adaptación de «All Things in Jesus», de Harry Dixon Loes, 1915.
[3] Anónimo. Texto que aparece en «Arroyos en el desierto», de L. B. Cowman.
[4] 2 Corintios 4:6.
[5] Isaías 55:3.
[6] Juan 6:37.
[7] Isaías 55:7 (RVC).
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