Jesús, nuestra esperanza de gloria
Palabras de Jesús
«Dios se propuso dar a conocer cuál es la gloriosa riqueza de este misterio entre las naciones, que es Cristo en ustedes, la esperanza de gloria». Colosenses 1:27 (NVI)
Soy Cristo en ti, la esperanza de gloria. El Mesías —el Salvador del mundo—, ¡vive en ti! Esta promesa es para todos los que tienen fe en Mí: Habito en el corazón de ustedes por medio de la fe. Esta asombrosa bendición es obra de Mi Espíritu en su ser interior.
Mientras más confías en Mí, más puedes disfrutar de Mi Presencia que habita en ti, y con mayor eficacia puedo vivir en ti. En un mundo en que quizá parezca que cada vez hay menos esperanza, recuerda que Yo soy la esperanza de Gloria. En última instancia, esta esperanza, es acerca del Cielo, donde vivirás conmigo para siempre. Sin embargo, la Luz de la gloria del Cielo es tan brillante que algunos rayos pueden llegarte incluso en el presente, independientemente de lo oscuras que puedan parecer tus circunstancias. Yo soy la Luz que resplandece en la oscuridad, pues la oscuridad nunca podrá dominarla. A medida que me sigas por el camino de la vida, vestido con Mi justicia, esta luz resplandece más y más hasta que el día alcanza su plenitud.
Yo soy Dios, tu Salvador. Te guío y te enseño. Así pues, pon tu esperanza en Mí todo el día. Te guío según Mi verdad. Te transmito enseñanzas importantes a medida que sigues el camino que he preparado para ti. Soy tu Salvador y también tu Dios, por eso soy capaz de ayudarte cuando encuentres obstáculos. Incluso tus dificultades pueden ser bendiciones cuando hacen que dependas más de Mí.
Es importante que tengas tu esperanza en Mí todo el día. A veces, sentirse seguro y confiado es fácil: cuando has descansado lo suficiente y todo va bien. Cuando hay mucho ajetreo o una situación desagradable, a menudo se olvida el objeto de tu esperanza: Yo. ¡Pero en esos momentos me necesitas más! Que sea tu objetivo mantener la mirada en Mí todo el día. No podrás hacer esto a la perfección, sin embargo es una meta que vale la pena, que te ayuda a concentrarte en tus pensamientos. También contribuye a que disfrutes de Mi presencia a medida que recorres la senda de la vida[1].
«Pido al Padre que de Su gloriosa riqueza les dé a ustedes, interiormente, poder y fuerza por medio del Espíritu de Dios, que Cristo viva en sus corazones por la fe». Efesios 3:16-17 (DHH)
Peso de gloria
«Nuestra momentánea y leve tribulación produce para nosotros un eterno peso de gloria más que incomparable». 2 Corintios 4:17[2]
Me pediste que te hiciera humilde, que me valiera de ti, que te ayudara a encontrar felicidad y contentamiento. Quizá no sabías de qué modo te respondería, y que Mi respuesta consistiría en lavarte con lágrimas, en masajearte el corazón con pruebas y en hacer de ti una nueva criatura mediante el dolor. Las enseñanzas adquiridas por esa vía tan difícil son de las más dulces y preciadas, porque sacan a relucir gloria en lugar de cenizas, alegría en lugar de tristeza, y una sonrisa mucho más bella, porque está envuelta en lágrimas.
Eso es lo que he realzado en tu vida: la dulzura, la apacibilidad de espíritu, de alguien que se contenta con amarme y servirme, que se goza en las cosas sencillas de la vida. ¡Qué complicada se vuelve la vida cuando se hace un esfuerzo por encontrarle sentido a todo en vez de aceptar y confiar en Mis planes para ti! Has aprendido que las cosas que parecen certeras y perfectas pueden desplomarse a tu alrededor, y que las cosas que parecen insignificantes pueden mantenerse firmes si son sustentadas por Mi Espíritu. Te he revelado todas estas verdades por medio de lo que has experimentado en tu vida.
En cualquier circunstancia que enfrentes, has descubierto que conmigo a tu lado puedes mantenerte firme. En los días que se avecinan tendrás que apoyarte en ese principio, en esas ocasiones en que solo podrás apoyarte en Mí, solo podrás pedirme consejo a Mí.
¿No has descubierto que en esos momentos difíciles, en muchos casos, es cuando acudes a Mí con rapidez para que te ayude y te dé soluciones? ¿No te has aferrado a Mí en esos momentos? ¿No te has dado cuenta cuán efímeras son las cosas de la tierra y que las cosas eternas son inmarchitables? Estas enseñanzas tienen más valor que la comodidad y la facilidad pasajeras.
¡Regocíjate y alégrate! ¡Grande es tu galardón en los cielos![3] Regocíjate y considera todo eso como gozo cuando enfrentes momentos de pruebas y dificultades, pues producen en ti un cada vez más excelente y eterno peso de gloria[4]. Regocíjate, pues Mi propósito se ha de cumplir en ti. A medida que me encomiendes todos tus caminos, seguiré perfeccionando y terminando la buena obra que he empezado en ti[5].
«El camino de los justos es como la primera luz del amanecer, que brilla cada vez más hasta que el día alcanza todo su esplendor». Proverbios 4:18[6]
Don de gloria
«Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno: Yo en ellos y Tú en Mí. Permite que alcancen la perfección en la unidad, y así el mundo reconozca que Tú me enviaste y que los has amado a ellos tal como me has amado a Mí». Juan 17:22-23[7]
Mi oración final, de despedida, fue que ustedes fueran uno, como Mi Padre y Yo somos uno. Y esa sigue siendo Mi oración por ustedes, amados, que sean uno, a fin de que el mundo crea que me ha enviado el Padre.
Oré por ustedes dos mil años antes de que nacieran de modo que un día pudieran estar aquí conmigo, que vieran la gloria y el esplendor que Mi Padre me concede. Les he dado la misma gloria que me ha dado Mi Padre. Por esa razón, oro que puedan ser uno en Mí, para que también puedan ser perfeccionados por medio de Nosotros.
Pido por ustedes, a fin de que sean uno en fe, esperanza y propósito, y uno en Nosotros, y Nosotros en ustedes. Miren que mediante esa unidad puedo hacer llover Mis bendiciones. En unidad hallarán fortaleza. Así pues, no escatimen esfuerzos para mantener la unidad del Espíritu por medio del vínculo de la paz, para que Mi poder repose sobre ustedes[8].
Publicado en Áncora en julio de 2018.
[1] Sarah Young, Jesus Today (Thomas Nelson, 2012).
[2] RVA-2015.
[3] Mateo 5:12.
[4] Santiago 1:2; 2 Corintios 4:17.
[5] Filipenses 1:6.
[6] NTV.
[7] NVI.
[8] Efesios 4:3.
Artículos recientes
- Vencer el temor con fe
- La descuidada virtud de la gratitud
- La fe y los desafíos
- Un puesto en la mesa del Padre
- La asombrosa gracia de Dios
- Cómo enfrentar y superar la adversidad
- Obras en curso
- Respuesta cristiana en un mundo polarizado
- La viuda de Sarepta: Un relato de esperanza
- Superar el temor y la preocupación