Hallar Su consuelo en momentos de angustia
Palabras de Jesús
«Tú eres mi refugio; Tú me protegerás del peligro y me rodearás con cánticos de liberación». Salmo 32:7[1]
Cuando ves dolor a tu alrededor o lees o escuchas noticias de gente que sufre, es fácil que te preguntes por qué permito que ocurran esas desgracias en el mundo. ¿Es que no me importa? ¡Claro que me importa! Mi corazón se quebranta por quienes sufren, especialmente por los que pierden a sus seres queridos o su medio de sustento, o su salud y felicidad, o son víctimas del trato inhumano que les dan sus semejantes. Me entristece profundamente ver esas cosas que suceden en el mundo de hoy.
Es, pues, natural que te preguntes: «¿Por qué, Dios mío, no pones fin a toda esa perversidad de una vez por todas?» Aunque aborrezco la maldad, los hombres fueron creados a propósito con libre albedrío, y se les debe permitir elegir hacer lo correcto o lo incorrecto, optar entre el bien y el mal, entre preocuparse por sí mismos o por los demás hasta Mi regreso cuando, en última instancia, todo resultará bien. Hace falta fe para creer y confiar en que al final todo se corregirá, pues Yo soy amoroso y justo.
Si reflexionas sobre los grandes hombres y mujeres que me han servido —como los que aparecen en el capítulo 11 de Hebreos—, verás que cada uno de ellos vivió para Mí y alcanzó tremendos logros en Mi nombre. Aunque no obtuvieron en la Tierra todo lo que les había prometido, su fe no flaqueó, por lo que recibieron sus recompensas eternas[2].
¿Enfrentas una crisis o un tiempo de angustia y te preguntas si algún día intervendré en tu favor? Piensa en la gran nube de testigos que se menciona en la Biblia y medita sobre el consejo que te darían. Que su ejemplo sea un estímulo para tu espíritu y su valor te infunda tranquilidad. Así como no les fallé a ellos, nunca te fallaré a ti.
Yo te cuido
«No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús». Filipenses 4:6-7[3]
En el mundo se te presenta una multitud de ansiedades, demasiadas como para contarlas. Adondequiera que miras, ves problemas y dificultades. En medio de ese desastre, acude a Mí en busca de ayuda. Susurra Mi nombre: «Jesús», así reactivas tu percepción de Mi presencia.
Tu perspectiva cambia marcadamente a medida que Mi presencia aparece en la pantalla de tu conciencia, iluminando tu cosmovisión. Mi consuelo puede aliviar tu corazón afligido y alegrar tu alma.
Si el mundo fuera perfecto, nunca experimentarías el placer de recibir consuelo de Mi parte. En vez de dejar que los problemas te desanimen, utilízalos como recordatorios para acudir a Mí: a Mi presencia, Mi paz, Mi amor. Estas realidades invisibles están a tu disposición en todo momento, en todo lugar, y pueden darte el gozo que nadie podrá quitarte. Así pues, acércate a Mí cuando estés cansado y agobiado; Yo daré descanso a tu alma.
Yo cuido a los que me aman. Permite que esta promesa de mi cuidado te consuele, en particular en los días difíciles. Esta promesa es para ti, porque me amas. Claro, no se trata de que ganes Mi protección al amarme. Sin embargo, los que me pertenecen —y están bajo mi cuidado y vigilancia— son quienes me aman. Esta es una respuesta a lo que Yo he hecho: tú me amas porque te amé primero.
En tiempos de gran peligro y destrucción, a veces hasta los adultos valientes claman y piden la ayuda de sus padres. Esa es una reacción instintiva que viene de los recuerdos de la infancia. Cuando la gente siente temor, anhela sentirse protegida por alguien que sea más grande y más fuerte. Ten la seguridad de que Yo siempre te cuido, como un pastor cuida a su rebaño.
Es posible que algunas veces sientas que estás solo y desprotegido. El remedio es confiar en que Yo estoy contigo y que comiences a comunicarte conmigo y a abrirme tu corazón. Expresar con total libertad lo que te pasa te ayudará a ser consciente de Mi presencia amorosa y vigilante[4].
La promesa que te hice
«Yo les he dicho estas cosas para que en Mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo». Juan 16:33[5]
Sabes, por lo que dice Mi Palabra, que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a Mis propósitos son llamados. Hice esa promesa para salvaguardar a quienes me aman.
En este mundo habrá dificultades, tribulación, injusticias y dolor. Sin embargo, Yo tengo poder para hacer que incluso las circunstancias más difíciles o devastadoras redunden en tu bien. Sea cual sea el lío o tribulación en que te encuentres, como hijo de Dios, puedes confiar en que puedo hacer que todo redunde en tu bien.
Confía siempre
Confía siempre en Él, pueblo mío; ábrele tu corazón cuando estés ante Él. ¡Dios es nuestro refugio! Salmo 62:8[6]
¡El amor que siento por ti es inmenso! En todo momento tengo los brazos extendidos para abrazarte. Aunque todo y todos los demás te fallen en la vida, Yo siempre te apoyaré. Esas leves dificultades son momentáneas. Luego, Mi gloria eterna superará con creces todo eso y Mi amor se perfeccionará en ti[7]. ¡Tu rostro resplandecerá como el sol! ¡Mi amor abarcará todo lo que te rodea!
Pase lo que pase y sin importar qué clase de desafíos enfrentes, no olvides que eres criatura Mía y que siempre estoy a tu lado. Jamás te dejo. Jamás te desamparo. Aunque otros te fallen, Yo no te decepcionaré.
Deseo que recibas consuelo de Mí, en Mi amor, y en Mis atenciones para ti. Recuerda todas las bendiciones que te he dado en la vida y dame las gracias por cada una. Comprobarás que te he consolado sin falta, y que me he manifestado de muchas maneras.
En esta época de crisis y necesidad, deseo acercarte a Mi corazón. Confía en que haré que superes esta etapa. No me detendré a mitad del camino, ni te dejaré de lado. Mi amor te sostendrá hasta el final, por todo el camino.
Cuando te sientas débil, Yo seré fuerte por Ti. Cuando te agobie la confusión, te daré paz. Cuando sientas temor, confortaré tu corazón. Cuando dudes, te daré fe. Cuando sientas tensión, te daré alivio. Cuando te sientas perdido, te ayudaré a encontrar tu camino.
Cuando te sientas inútil, te daré una meta. Cuando te invada la angustia, te daré alegría. Cuando te falte confianza, Yo seré tranquilidad para ti. Cuando te sientas aturdido y desorientado, Yo te daré claridad. Cuando todo te parezca lúgubre y tormentoso, resplandeceré como una luz para ti.
En cualquier lugar, en cualquier momento, a toda hora, a cada instante del día o de la noche, estaré contigo.
Publicado en Áncora en septiembre de 2020.
[1] NVI.
[2] Hebreos 11.
[3] NVI.
[4] Sarah Young, Jesus Today (Thomas Nelson, 2012).
[5] NVI.
[6] NVI.
[7] 2 Corintios 4:17.
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