Gracia en momentos de padecimiento
Palabras de Jesús
[Grace for Times of Affliction]
Esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación, al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven. 2 Corintios 4:17–18
Muchos son los padecimientos de los justos (Salmo 34:19). Las dolencias, sin importar si son pequeñas o grandes, pueden resultar en Mis bendiciones en tu vida a medida que las pones en Mis manos y confías en Mi promesa de librarte de todas ellas.
Las temporadas de padecimiento pueden ser momentos de pruebas y momentos de acercarse más a Mí, momentos de distanciarte de las preocupaciones y cargas de la vida a medida que reposas en Mí. Son ocasiones para que afiances tu vínculo conmigo, a medida que acudes a Mí en busca de curación, y reposas en Mi Palabra y te aferras a ella para cobrar ánimo. Cuando acudes a Mí, como una pequeña que acude a su padre para que la ayude, me acerco a ti y te consuelo.
Así pues, no temas este leve padecimiento, sino mira el eterno peso de gloria que preparo para ti, y agradece porque te acerca más a Mí y te ayuda a andar en humildad. Confía en que me valdré incluso de este tiempo de aflicción para restablecerte, para renovar la chispa de tu inspiración y tu gratitud por la buena salud de que gozas, y para bendecirte con un corazón agradecido.
Gracia para envejecer
No nos damos por vencidos. Es cierto que nuestro cuerpo se envejece y se debilita, pero dentro de nosotros nuestro espíritu se renueva y fortalece cada día. 2 Corintios 4:16
Es un desafío cuando enfrentas padecimientos a medida que envejeces, porque sabes que tu cuerpo es más débil y sanar puede demorar mucho más tiempo, y a veces después no eres tan fuerte como antes. Eso pone a prueba tu fe y confianza en Mí, en que sea cual sea tu edad, no dejaré de protegerte y guardarte, y que un día te libraré de todos tus padecimientos —ya sea en esta vida o en la otra— como he prometido.
Sé que puedes ser tentado a preocuparte o temer cuando tu cuerpo cambia a medida que envejeces, por los padecimientos o alguna señal de que sucede algo fuera de lo normal. Sabes que tu cuerpo se desgasta y es más propenso a achaques, dolencias e incluso enfermedades que pongan en peligro tu vida. Sin embargo, cuando enfrentes esos momentos de preocupación o temor, ven a Mí, echa todas tus ansiedades y preocupaciones en Mí y confía en que cuido de ti (1 Pedro 5:7).
Cuando tengas la tentación de preocuparte por tu salud o porque tu cuerpo envejece, o te preocupe que algo esté mal, confía en Mí y recuerda que estás en Mis manos. Confía en Mí y en Mi Palabra, sabiendo que Mi poder para guardarte, protegerte y librarte es el mismo hoy, como siempre.
Dedica tiempo a descansar en Mí, a escuchar Mis palabras de consuelo y ánimo que te dirijo, y a renovar tu fe. Tu mayor fortaleza vendrá por medio de la fe para confiar en Mi sabiduría y Mi voluntad para tu vida. Recuerda Mi promesa de que estoy siempre contigo y que camino contigo a través de todo lo que enfrentes en la vida. No dejes que se turbe tu corazón ni tengas miedo, más bien, mora en Mi paz (Juan 14:27).
Paciencia en el sufrimiento
Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración. Romanos 12:12
La fe es la victoria que vence: fe en Mí, fe en Mi Palabra y fe en Mis promesas, independientemente de cómo te sientas o de las circunstancias o de tus dolencias. Ten fe en Mí y cree, pues Yo te sacaré adelante. He prometido cuidar de los Míos, y eres uno de Mis amados, por quienes entregué Mi vida. Obraré por medio de este momento de padecimiento para fortalecer tu fe, y te sacaré adelante. Simplemente cree, recibe y ten fe en Mi amor y Mi desvelo por ti.
Toda experiencia, por difícil que sea, puede traer un don y un fortalecimiento para tu vida en algún aspecto cuando acudes a Mí. Acudir a Mí significa buscarme, mirar lo bueno en la situación, y confiar en que te amo y haré que suceda lo mejor para ti. Incluso si tu dolencia es leve, puedes adquirir cosas valiosas de Mi Espíritu a medida que dediques tiempo a buscarme y descansar en Mí.
¡Tus padecimientos temporales producen en ti una gloria que los compensará con creces y que será eterna (2 Corintios 4:17)! Tus dolencias te ayudan a tener más fe y confianza en Mí a medida que acudes a Mí, y esto fortalecerá tu espíritu y te dará compasión por los demás.
Te amo y siempre estoy contigo. Incluso si pasas por el fuego, no te quemarás, pues Yo te cubriré con Mi presencia y te protegeré para que no sufras daño (Isaías 43:2).
Una ligera nimiedad
Tus tribulaciones leves y momentáneas producen en ti un cada vez más excelente y eterno peso de gloria. El vocablo griego que empleó el apóstol Pablo para decir «leve» significa «una ligera nimiedad». Sin embargo, él soportó una enorme aflicción: fue encarcelado, golpeado y apedreado; recibió treinta y nueve azotes cinco veces, fue golpeado con varas tres veces. Había naufragado tres veces y pasado día y noche a la deriva en el mar. Muchas veces tuvo hambre, sed y frío. No obstante, Pablo consideró que sus grandes problemas eran una insignificancia, porque los comparaba con la gloria eterna. Yo te preparo para que también veas los problemas así: desde una perspectiva eterna.
No desperdicio nada de tu vida, ni siquiera tu sufrimiento. Me valgo de tu sufrimiento para dejarte importantes enseñanzas aquí y ahora. Pero hay más. Tus problemas también logran algo en el plano celestial. Logran gloria celestial, contribuyen a la recompensa que recibirás en el Cielo.
Sin embargo, para que eso ocurra necesitas afrontar bien la adversidad que llegue a tu vida, confiar en Mí sin importar lo que pase. ¡Cuando te agobien los problemas, intenta verlos como insignificancias, nimiedades momentáneas que producen una gloria infinita!1
Jesús nos comprende
No tenemos un sumo sacerdote que no puede compadecerse de nuestras debilidades, pues Él fue tentado en todo igual que nosotros pero sin pecado. Hebreos 4:15
Fui tentado y probado en todo al igual que ustedes. Cuando anduve por la Tierra, las personas tenían que soportar mucho más que ustedes en la actualidad. No había aspirinas ni calmantes para el dolor; no había antibióticos ni bloqueadores solares. No había calefactores cuando hacía frío de noche.
No había refrigeradores para que la comida no se estropeara. No había agua purificada ni muchas otras comodidades. No había antisépticos ni agua corriente. Todo tomaba mucho más tiempo. Vivíamos como viven actualmente los pobres en muchos países. Aguantábamos lo mejor que podíamos el calor del verano y el frío del invierno, arreglándonoslas con lo que teníamos a la mano.
Mientras iba de un sitio a otro difundiendo el mensaje de Mi Padre, en muchos casos el alojamiento era muy sencillo o no había donde alojarse. Mis discípulos y Yo con frecuencia acampábamos en los campos o dormíamos en chozas sencillas y en graneros. Se dijo que las zorras tenían guaridas y los pájaros nidos, pero el Hijo del Hombre no tenía donde recostar la cabeza (Mateo 8:20). Estuve muy agradecido por tener un manto en el que me envolvía para no tener frío.
Comprendo lo que es estar enfermo, las dificultades y el sufrimiento que supone. Me identifico con ustedes y me importa su dolor y sufrimiento.
Al haber sufrido en la cruz, entiendo lo que es el sufrimiento físico. En algunas de las últimas palabras que dirigí a Mis discípulos, les pedí que me recordaran por medio de la ceremonia de la comunión, con el vino que representa Mi sangre y el pan que representa Mi cuerpo partido por ustedes (Lucas 22:19,20).
Cuando estés enfermo, ven a Mí, y ten la certeza de que siempre lo entenderé. Confía en Mí para tu curación y pídeme que obre por medio de esta temporada de enfermedad para producir un eterno peso de gloria en tu vida.
Asimismo, puedes emplear este tiempo para orar por otros, por su curación física y espiritual, de modo que puedan conocerme y saber que Yo los amo y me intereso por ellos. Me preocupo por tu familia, amigos y seres queridos, y quiero ser su Salvador. Entiendo su sufrimiento, dolor y enfermedades. Pasé por las mismas cosas y quiero darles eterna curación y esperanza.
Vengan a Mí todos los que estén cansados y afligidos, y los que lleven pesadas cargas. Tomen Mi yugo sobre ustedes y hallarán un descanso duradero para su alma (Mateo 11:28,29).
Publicado por primera vez en marzo de 2021. Adaptado y publicado de nuevo en abril de 2024.
1 Sarah Young, Jesus Today (Thomas Nelson, 2012).
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