Fuerza positiva:
Promocionarse a uno mismo
Peter Amsterdam
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En lo que a nuestra obra misionera se refiere, cada uno de nosotros cuenta y tiene potencial para construir, contribuir, crear y fortificar. Nuestros valores fundamentales afirman que «valoramos a cada persona, con sus aptitudes, habilidades y cualidades particulares. Estamos convencidos de que todos pueden contribuir a transformar el mundo corazón por corazón». El poder del individuo.
Alguien escribió: «Tú eres el mensaje». Cada uno de nosotros encarna el mensaje; cada uno de nosotros es representante de los servicios que ofrece, tanto a nivel espiritual como práctico. Las impresiones y percepciones que se forman de nosotros las personas, y la manera en que responden, comienzan con cada uno de nosotros. Son esos los factores que determinan si responderán positivamente a nuestro mensaje y los servicios que ofrecemos, o si reaccionarán con desinterés o inclusive rechazo.
Los estudios demuestran que comenzamos a formarnos una impresión de los demás a solo siete segundos de haberlos conocido. Buena parte de la comunicación es no verbal. Consciente o inconscientemente, expresamos nuestros sentimientos más profundos por medio de la mirada, la expresión de nuestro rostro, nuestro lenguaje corporal y nuestras actitudes. Por otra parte, provocamos toda una cadena de reacciones emocionales los unos en los otros que van desde la reafirmación hasta el temor.
El mensaje eres tú… recuerda tres veces en la vida en que hayas tenido la certeza de haber causado una buena impresión. ¿A qué se debió tu éxito? Indudablemente, a que estabas convencido de lo que decías, a que seguramente estabas empapado de tu tema y a que tu entusiasmo hizo que perdieras toda inhibición.
El secreto radica en ser uno mismo en su mejor momento, en todo momento. Las personas más efectivas nunca cambian de forma de ser ante situaciones diferentes. Son la misma persona durante una conversación íntima, al dirigirse a las masas o en una entrevista de trabajo. Comunican con todo su ser[1].
Si tomamos en cuenta que la manera en que nos presentamos puede llegar a decidir cómo responden las personas al Evangelio y los servicios que les ofrecemos, lo que comunicamos a los demás por medio de nuestra presentación personal de pronto cobra mayor relevancia. Me recuerda algo que publicamos hace unos años:
Debemos ser excelentes representantes de lo que anunciamos. De lo contrario, algunas personas no nos darán ni la hora, no nos darán ninguna oportunidad, ni nos escucharán, ni querrán asociarse con nosotros. Es tedioso concentrarse en los asuntos prácticos y mejorarlos. Pero de esa manera daremos a más personas la oportunidad de probar nuestro producto, lo cual se traducirá en más ventas para nuestra empresa y mejores resultados. Nuestro objetivo es que lo que promovemos llegue a cada casa del planeta, y para ello debemos ser buenos vendedores[2].
En última instancia, promover el mensaje y el método depende de cada individuo.
Tu imagen profesional
Una de las herramientas de comercialización más importantes con que cuentas es tu persona. Un experto en marketing lo llamó «tu propia marca», pues llegó a la conclusión de que la percepción o impresión que se forma la gente de un servicio, un producto o una organización se gesta en la interacción inicial que ésta tiene con el individuo que la representa.
Tu marca propia
Si tratamos a nuestra personalidad como «producto», vemos que nos encontramos en una sociedad cada vez más competitiva en que la mejor manera de destacar es desarrollar una imagen personal atractiva y fácil de definir. No te engañes: todos representamos una marca. Tu propia marca. Tu marca PERSONAL. Tu forma de hablar y de caminar, y tu aspecto personal afectan esa marca. ¿Te perciben los demás como una persona fiable, segura y competente, o no logras cautivar a tu «público»?
Recuerda que si le caes bien a los demás, si los demás se sienten a gusto contigo, aumentarán las probabilidades de que quieran invertir en tu persona, en los servicios que les ofreces o en tu proyecto. De modo que, ya sea que te dirijas a una sola persona o a una multitud, presta atención a la manera en que proyectas tu MARCA PERSONAL. Tu marca se merece el mejor de los representantes… ¡y ese representante eres tú![3]
Según los expertos, las personas se basan en su percepción de elementos tales como la ropa que vistes, tu porte y apariencia general, tu lenguaje corporal y tus habilidades de comunicación para formarse una impresión de ti. Esos mismos expertos coinciden en que es sumamente difícil cambiar una impresión poco positiva una vez que esta se formó. Como dice el refrán: «nunca se tiene una segunda oportunidad para causar una primera impresión».
Las imágenes son muy poderosas porque, nos guste o no, revelan ciertos aspectos de tu verdadero ser. La forma en que vistes, hablas y te comportas no es casualidad… Verdades sean dichas: tú formas parte del paquete que le presentas al cliente. Los demás no deberían juzgar por las apariencias, pero la realidad es que lo hacen. Tu apariencia te define, ¡por lo tanto es fundamental que tengas una apariencia óptima![4]
Si tomas en cuenta que la gente se forma una impresión sobre tu persona antes de que tengas oportunidad de presentarles tu discursito de ventas, explicarles tu labor o transmitirles tu mensaje, invertir en tu imagen profesional es un aspecto que cobra mayor relevancia.
Otro factor de peso que determina qué tan cómoda se sentirá la gente y hasta qué punto querrá asociarse contigo o construir una relación de confianza es la forma en que llevas tus negocios, y si es compatible con la cultura en que estás inmerso.
Una de las claves para construir una imagen profesional que perdure es la autenticidad, es decir, edificar sobre nuestra esencia y nuestros valores. La mayoría de nosotros probablemente no tenga una personalidad carismática ni un encanto irresistible, pero la cortesía y los buenos modales son cualidades que están al alcance de todos. Se basan, tal como lo expresó un autor, «no en pretensiones sino en la ética y la bondad». Son la marca del carácter y los modales. Es respetar a los demás sin tomar en cuenta su posición en la vida. Es más, uno da a conocer quién es en la forma en que trata a los demás»[5].
La apariencia física es importante
El mundo de hoy se ha vuelto menos formal en cuanto a códigos de vestimenta. Hace cincuenta años, lo normal era ponerse traje y corbata prácticamente para cualquier tipo de trabajo, a excepción de los obreros. Es sabido que las películas norteamericanas tienen mucha influencia, y en la mayoría, sus personajes visten de manera informal, incluso lo que a lo mejor se consideraría poco adecuado para determinadas ocasiones. Ello podría dar la impresión de que el look informal se presta para casi todas las ocasiones.
La forma de vestir de una persona puede llegar a interpretarse como un indicador de la manera en que se conduce en los negocios, o revelar si respeta o no las expectativas de la cultura en que se encuentra, si está a la altura de lo que se espera, profesionalmente hablando. «Una apariencia descuidada manda a los demás la señal de que no te importan lo suficiente como para esmerarte por verte bien, y que, por lo tanto, es probable que tampoco te tomes la molestia de esmerarte en el trabajo»[6].
Cuida tu presentación
Claro que importan las apariencias. La persona que conoces por primera vez no sabe nada de ti, y por lo general tu apariencia es el primer indicio con que cuenta para formarse una impresión de tu persona. No obstante, eso no quiere decir que tienes que acicalarte como modelo para causar una impresión inicial positiva. (¡Obviamente, no sería el caso si se tratase de una entrevista con una agencia de modelaje!)
La clave para causar una buena impresión es presentarte de manera apropiada. Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Por eso, la primera imagen que presentas le dice mucho de ti a la persona con que te entrevistas. ¿Tu aspecto físico transmite lo necesario para causar una adecuada primera impresión?
Empieza con tu forma de vestir. ¿Qué código de vestimenta es el adecuado para determinada ocasión? ¿Cómo corresponde vestir en un ambiente empresarial? Es verdad que lo que se considera adecuado en cuanto a forma de vestir varía según el país o la cultura en que uno se encuentra, y por eso es algo a lo que se debe prestar particular atención cuando uno se encuentra en un país o una cultura ajena a la propia. Hay que familiarizarse con las tradiciones y los códigos locales.
Vestirse y arreglarse bien contribuye a causar una buena impresión inicial y también a identificarse más con el «papel» que a uno le toca, aparte de darle mayor seguridad y serenidad. Preocúpate de hacer todas esas cosas y la primera impresión que causes será excelente[7].
Adoptar un look más profesional cuando corresponde, que se ajuste a las expectativas culturales del país, tiene sus ventajas. Una apariencia profesional contribuirá a que las personas con las que pretenden tener llegada estén a gusto en compañía de ustedes, y sientan la libertad de hablar e interactuar con ustedes y de incorporarlos a su círculo de amistades o colegas. Puede generarles confianza y hacer que quieran presentarlos ante otras personas como sus amigos o contactos profesionales.
Elaborar un perfil profesional
Puede haber una serie de razones por las cuales sea necesario preparar un perfil profesional (también se los llama historial personal, hoja de vida o currículum vitae, dependiendo del país en que uno se encuentre) de ustedes y su experiencia laboral.
Una carpeta de trabajo puede resultarles muy útil y en muchos casos encontrarán que la piden como requisito, sobre todo si entablan relaciones más formales con entidades legales, fundaciones del gobierno, etc.
Hay una serie de páginas web que contienen información actualizada sobre cómo preparar un perfil profesional. Naturalmente, también se puede acudir a alguna biblioteca o buscar en la web para cerciorarse de que el formato que escojan de su perfil profesional tome en cuenta lo que se espera de un CV en el país en que se encuentran. Elaborar su propio perfil profesional no solo les resultará útil sino que los ayudará a desarrollar maneras profesionales de presentarse, o de presentar su experiencia laboral, sus habilidades y competencias, y lo que ofrecen.
Incluimos varias páginas web y plantillas de muestra para orientarlos y asesorarlos en la creación de sus propias hojas de vida.
CV-resume.org
El currículum vitae
Cómo hacer un currículum vitae
Currículum vitae europeo
Currículum en Internet
Lo que podrían hacer después de elaborar el currículum es pedirle a algún colega o a alguien que se desenvuelva bien en el mundo de los negocios que le eche un vistazo y les dé unos consejos para pulirlo un poco. O bien recurrir a un experto en hojas de vida, de los que por determinado monto los asesorará para elaborarlo de cero.
En última instancia, tú eres el mensaje, y una hoja de vida profesional es tan solo uno de los recursos con que cuentas en tu «caja de herramientas» para comunicar a los demás quién eres y construir relaciones de confianza y credibilidad con las personas. No obstante, puede serte útil causar una buena impresión e inclinar la balanza a tu favor cuando otros tengan que decidir si te concederán una entrevista o te tendrán en cuenta para una donación, un empleo o una iniciativa conjunta.
También hay otros documentos que podrían servir para reforzar tu hoja profesional, como cartas de recomendación o de reconocimiento por parte de instituciones con las que hayas trabajado o a las que hayas prestado servicios, y certificados de cualquier curso que hayas tomado o seminarios a los que hayas asistido, que documentarán tu experiencia. Cartas de reconocimiento por las labores misioneras o de voluntariado que hayas realizado podrían serte muy útiles para dar más peso a tu CV.
Tú y la Internet
Tu marca personal también incluye tu identidad en línea, los enlaces que aparecen cuando alguien te busca en Google, o la información confidencial que compartes en sitios como MySpace, Facebook o tu blog personal. Hasta las direcciones de correo electrónico dicen algo acerca de las personas[8].
Lo queramos o no, la manera en que nos damos a conocer en blogs, redes sociales, salas de chat, etc., dice mucho a los demás acerca de nosotros. A lo mejor transmitamos algo que se les quedará grabado para siempre, por mucho que nos «reinventemos» o aunque modifiquemos nuestro perfil. Nos guste o no, todo lo que digamos o hagamos en la Internet podría pasar a formar parte de nuestra imagen.
Por ejemplo, si tus amigos o socios encuentran algo en un blog personal o red social que revela un aspecto muy diferente de tu persona o de las personas con las que trabajas, tu trabajo podría verse perjudicado. También podrían verse afectados tus planes a futuro, ya que es posible que las personas a las que te acerques más adelante para buscar empleo, sondear posibilidades de patrocinio o de emprendimientos conjuntos te evalúen en base a tu presencia en Internet, y no necesariamente al perfil público que te esmeres por proyectar, sino a las cosas que escribiste en otros momentos y que no tenías intenciones de que las leyera medio mundo.
Cierto autor dijo: «Una vez que algo se publica en Internet, ya no se puede quitar. Es como intentar sacar el pipí de una piscina»[9]. Es sorprendente lo rápido que puede perderse la credibilidad de las personas que depositan su confianza en nosotros, por culpa de un descuido en Internet o de algún post que contenga información irreflexiva. Vale la pena recordarse continuamente a uno mismo que la Internet es un foro público que no permite rectificaciones.
«A criterio de algunos, tu perfil de Internet puede perjudicar tu currículum», y «Facebook puede llegar a arruinarte la vida».
Esto pone de relieve la necesidad de tener buen criterio al decidir qué publicar en Internet, y con ello me refiero a blogs, MySpace, Facebook o cualquier otra red social. Lo que publicas podría reventarte en la cara.
«Miles de usuarios de redes sociales han perdido sus empleos —o no han logrado conseguir nuevos— debido al contenido de sus páginas». Incluso se citan textos de dichas redes sociales como pruebas para incriminar a las personas en tribunales.
Lo que nos proponemos es crear un perfil público en línea que dé testimonio de nuestras creencias cristianas y de nuestra integridad como movimiento. De más está decir que por sentido común, por su propio bien, les conviene ser prudentes y cuidarse de lo que ponen en Internet. Podría ser sumamente difícil —por no decir imposible— borrar una impresión negativa causada en la Internet. Sean cautos. María Fontaine
Si bien hay al alcance de la mano cantidad de pautas y buenos consejos sobre cómo promocionarse y causar una buena impresión, a la larga todo se reduce a lo que el Señor te indica personalmente y a la medida en que permites que Dios obre en ti y por tu intermedio a fin de que se cumpla en ti el propósito que te tiene deparado, es decir, la forma en que contribuyes a hacer de este mundo un lugar mejor, corazón por corazón. El poder del individuo.
Artículo publicado por primera vez en febrero de 2011 y adaptado en junio de 2013. Leído por Andrés Nueva Vida. Música de John: Meditation 8.
Traducción: Patricia Zapata N. y Antonia López.
[1] Tomado de You Are the Message (Tú eres el mensaje), de Roger Ailes y Jon Kraushar (Crown Business, 1989).
[2] Publicado por primera vez en febrero de 2008.
[3] De You: The Brand (Tu propia marca), por Carmine Gallo. Business Week, 1 de marzo de 2006.
[4] Sue Currie, Why a Professional Image Is Important (La importancia de la imagen personal).
[5] Sara Pentz.
[6] De Everyday Public Relations (Relaciones públicas cotidianas).
[7] © Mind Tools Ltd, Making a Good First Impression (Causar una buena imagen inicial).
[8] Cita adaptada de It’s a Brand-You World, por Jeninne Lee-St. John. TIME, 30 de octubre de 2006.
[9] Grant Robertson.
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